-Dime la verdad, Slender. Tú y yo, ¿qué éramos? –veo como traga saliva y su respiración vuelve a alterarse.
-No sé de qué me estás hablando.
-Sí que lo sabes, puedo verlo en ti. Dímelo. ¿Qué tipo de relación teníamos?
-¿A qué viene esto ahora, Leena?
-Todo lo que me estás contando tiene sentido, sí... Lo que no entiendo es, ¿por qué tú? –me levanto de la cama y empiezo a deambular por la habitación, intentando aclarar mis pensamientos. No lo miro en ningún momento, pero puedo sentir como tiene el ceño fruncido. –Siempre eres tú, Slender. Tú eres quien me rescata, quien me cuida, quien me ayuda... No sé la razón, pero siempre que me pasa algo, ahí estás tú...
-¿Hay algún problema con eso? –se levanta detrás de mí y se queda parado al lado de la cama, viéndome caminar.
-Necesito saberlo. Por favor...
Me detengo para mirarlo. Está ahí, cruzado de brazos siguiendo todos mis movimientos. No dice nada, pero puedo sentir que está intentándolo. Quiere decírmelo, el problema es que no sabe cómo.
-Slenderman, ¿éramos pareja?
Suspira.
-Más que eso. Éramos compañeros de vida, ligados por el destino.
Normalmente me sonaría como una cursilería cutre, pero mi mente reacciona y lo recuerda. Le suena esa expresión, no es la primera vez que la oye. El problema es que no acabo de reconocer quien es esa persona que me lo dice. Estando en mi nube, no me he dado cuenta que Slender se ha acercado a mí y me está abrazando por la cintura, pegando nuestros cuerpos por enésima vez. Levanto la vista y lo veo ahí, deslumbrante y protector. Como un caballero de brillante armadura.
-¿Sabes? Tal vez no te recuerde, tal vez no te llegue a recordar nunca... Pero de verdad quiero intentarlo. Por ti. Por lo que he estado viendo, mi antigua vida no estaba tan mal. Quiero recuperarla, la quiero de vuelta. A ella y a ti.
Puedo sentir su radiante felicidad, me envuelve. El calor me llega a través del tacto de Slender sobre mi cuerpo. Una pizca de deseo se instala en lo más fondo de mi pecho, pero no es un deseo carnal, es más un deseo inocente, de esperanza, de que todo puede volver a como era antes.
Despierto de mi ensoñación al sentir su rostro sobre el mío. Un beso largo y dulce se posa sobre mis labios y hace que mis piernas tiemblen, debilitadas. Subo las manos por sus brazos y le rodeo el cuello, abandonándome a él. Una de sus manos que estaban en mi cintura se mueve hasta la espalda y sube por ella hasta alcanzar mi rostro, el cual acaricia tiernamente. Cierro los ojos y cedo ante mis sentimientos. Estoy en el mismísimo cielo.
Nos separamos después de unos largos segundos, parece que hayamos pasado horas así. Abro los ojos y me encuentro con el rostro del creepypasta que una vez amé y que no puedo esperar para volver a amar.
-Por favor, dime que esto no es ninguna alucinación...
-Esto es real, te lo prometo.
Sonrío con timidez y subo una de mis manos hasta su nuca, haciendo un poco de presión para intentar cerrar la distancia de nuevo. Slender me complace al instante y vuelve a besarme.
Estoy charlando con Ben en el salón mientras acaricio al enorme perro que ha decidido subirse al sofá conmigo. Estaba estirada hablando con el rubio y de repente Smile ha saltado para tumbarse encima de mí. Me quejaría de no ser porque este perro pasa de todo y sería en vano.
Después de la revelación de Slenderman, hemos bajado a la planta baja para comer algo. No hemos comentando nada, solo nos hemos mirado tontamente un par de veces antes de que él tuviese que irse a su despacho para trabajar en algo que tiene entre manos. No he visto ninguna habitación parecida a un despacho, así que supongo que estará detrás de las puertas dobles que hay en este gran salón. Siempre están cerradas y, por lo que Ben me está explicando, Slender suele cerrar con llave. Me extraña que haga eso, pero la curiosidad me supera, así que anoto en mi lista de tareas descubrir que hay detrás de las puertas dobles.
Tal vez encuentre la biblioteca de la que me habló Brenda... No, no lo creo. Esa mujer no puede saber de la existencia de esa zona de la casa si ni los habitantes de esta la conocen del todo. Aparto la idea relacionada con Brenda, pero no la descarto. Esa mujer es todo un misterio y aún debo comprobar si es cierto lo que dice sobre la invocación de Zalgo.
-¿Hola? ¿Tierra llamando a Leena? –la voz de Ben hace que despierte de mis ensoñaciones y parpadee un par de veces antes de poner de vuelta toda mi atención en él.
-Perdón, ¿qué decías?
-Que estábamos muy preocupados por ti y que nos alegramos que no te haya pasado nada.
-Ah, sí. Gracias...
-Oye, ¿te ocurre algo?
-No, no, tranquilo... Estoy bien.
-¿En qué estabas pensando? –me quedo en silencio unos segundos, pensando si es buena idea contarle o no.
-No te rías ni montes un drama, ¿vale?
-¿Por quién me tomas? Ni que fuera Helen... -me río divertida ante el ataque gratuito contra el otro chico. Niego con la cabeza intentando concentrarme en lo que voy a decir.
-Es Slender.
-¿Qué pasa con él? Por dios, ¿qué ha hecho? Como haya-
-Me ha besado. –lo corto con rapidez. No quiero que empiece a imaginarse lo peor y luego deba dar explicaciones.
-¿Qué ha hecho QUÉ?
-Y yo lo he besado de vuelta.
-¿QUÉ TÚ QUÉ?
-¿No me has dicho que no montarías un drama? –se me escapa una sonrisa traviesa al ver como su boca se ha quedado abierta y no puede cerrarla. –Más bien, nos hemos besado varias veces. –vuelvo a quedarme en silencio, esperando una respuesta por parte suya, pero nada. –Oye, haz el favor de cerrar la boca, que van a entrar moscas.
-Por favor, júrame que no es mentira. ¡Oh, dios! ¡Pero si se parece a esos sueños que tenías en el hospital!
-¡Oh, cállate!
-¿Y qué te ha dicho?
-Más bien he sido yo la que ha hablado. Él se ha limitado a quedarse en silencio mientras yo deducía.
Justo cuando está por responder la primera tontería cursi que se le haya pasado por la cabeza, la puerta de entrada se abre de golpe y entran Jeff y Liu agotados. Su ropa está sucia, arrugada y sudada. Se les ve cansado, pero orgullosos, con una media sonrisa en cada rostro.
-Dios mío, por fin volvéis. ¿Qué os ha pasado? ¿Por qué no volvisteis ayer por la noche?
-Teníamos una pista que seguir. Llama a Slender, a todos. Salimos ahora mismo. Los tenemos.
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Recuérdame en Invierno
FanficLuces y sirenas de coches policía, disparos, una casa en llamas, mi cuerpo quemándose en las cenizas, unos brazos arrastrándome hacia el exterior de la casa y un grito desgarrador que resuena en mi cabeza. Eso es todo lo que recuerdo de la noche en...