9. Mi habitación está en la otra punta del hospital

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Corro tan rápido como mis heridas me dejan por los pasillos del hospital, esquivando enfermeros y siguiendo los carteles hacia el pasillo de las habitaciones 370-380. Por fin llego al pasillo y veo que hay más gente por allí. No los había visto nunca, deben ser la visita de alguno de los pacientes de este pasillo. Veo una enfermera salir de la habitación de Ben y fuerzo mi cuerpo a correr hasta llegar a ella. Dios, como me duelen las heridas...

-Necesito pasar, soy amiga de Ben... -digo golpeándole suavemente el hombro para captar su atención.

-Lo siento, señorita, las visitas aún no pueden pasar... -dice sin mirarme, observando los análisis que lleva en la carpeta.

-¡No soy una visita, soy Leena, su compañera!

-¿Leena? –levanta la vista hacia mí y parece asombrada, yo lo único que hago es rodar los ojos.

-¡Si, soy yo! ¿Puedo pasar a ver cómo está? –insisto desesperada.

-Lo siento, no puede pasar nadie a verlo. Aún está muy grave y necesita descanso. –me mira con la mirada algo triste, hay algo que no me está contando, y tiene pinta de ser muy malo.

-Pero... -intento insistir pero me corta a media frase.

-¡Pero nada! Ya le he dicho que no puede ser, lo siento. –vale, se está enfadando... Levanto las manos en forma de rendición y ella suspira cansada.- Vaya a sentarse con esas personas allí. –señala con la barbilla a la pareja que había visto antes. Bufo enfadada y me siento al lado de uno de los chicos, que está mirando al suelo, muy quieto.- Y por cierto, -continúa la enfermera- he llamado a Dave para que le traiga la ropa del hospital, un paciente no puede ir con ropa de calle. –niega con la cabeza y se va por el pasillo rápidamente. Me quedo mirando por donde se ha ido la odiosa mujer, si no me doliera todo el cuerpo...

La charla de los chicos que hay delante de mí me baja de la nube en la que estoy colgada y giro la cabeza para mirarlos hablar. Están hablando el chico de antes y su compañero. El que está sentado a mi lado es un chico alto y delgado, con el pelo negro, unos ojos oscuros y la piel muy pálida. Va vestido con una sudadera blanca algo gastada y unos tejanos oscuros, a juego con los zapatos negros que lleva. El chico con el que está hablando es mucho más alto y mayor que él. Va con un traje negro, a juego con su corbata negra y sus zapatos negros. Deduzco que debe venir de trabajar, por cómo va vestido. Su piel es muy pálida, incluso más que la del primer chico, su pelo oscuro y sus ojos son muy claros, de un gris casi blanco. Deben ser hermanos, se parecen un poco. Me quedo pillada mirándolo, me resulta interesante y... atractivo.

-¡Jeff, no! Ten paciencia, hermano... -su voz me despierta y parpadeo varias veces, volviendo del todo al mundo real. ¿Me he quedado mirando a este hombre como una adolescente? ¿¡Pero que me pasa!?

-¡No, Sven! No puedo más, necesito saber cómo está... -¿Sven? Debe ser un nombre ruso o del norte de Europa, porque si no...

-Jeff, esperemos un rato más, por favor... O al menos déjame descansar, ¿quieres? –se sienta a mi lado y se frota la cara con las manos. Suspira cansado y cierra los ojos, intentando descansar. Pobre hombre, debe estar preocupado por quién quiera que vengan a ver, y encima parece tenso y nervioso, no deben tener muy buenas noticias...

El otro chico, el que creo que se llamaba Jeff, niega con la cabeza, desesperado, y vuelve a mirar al suelo. Después de un rato, levanta la vista y me mira, con una sonrisa tensa y nerviosa, no sin antes vigilar que el mayor siga dormido.

-Hola –murmura bajito.

-Hola -respondo igual.

-¿Vienes a ver a Ben? –me mira confundido.

Recuérdame en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora