Capítulo trece: "Discordia".

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El tiempo puede ser un enemigo o un aliado, puedo correr a favor o en contra, pero he ahí la palabra clave; el tiempo siempre corre y jamás un segundo pasa desapercibido. Cada movimiento, cada instante, pensamiento, idea, cada respiro queda registrado en el presente para pasar instantáneamente al pasado.

En cambio yo; he perdido la cuenta de los días, las semanas, tal vez meses, que él está a mi lado. Porque no quiero darme cuenta del tiempo que me ha hecho feliz, no quiero llevar un registro como si fuese una tortura y esperase su fin, y no quiero pensar que terminará algún día. Mi sonrisa se expande igual cuando veo su rostro, cuando escucho su voz, cuando siento su presencia. Él dice que los minutos que está conmigo son los mejores del día, pero no siempre puedo verlo, así como tuve que hacerme a la idea de que él no siempre puede estar conmigo.

Encendí mi auto para recogerlo de la escuela, pero este día sería diferente.

-Jiminnie, amor... hoy solo te llevaré a casa, tengo algunas cosas que hacer. - dije mientras se subía al auto.


-Y... ¿hasta cuándo podré pasar tiempo contigo? - preguntó con su habitual sonrisa.

Lo tomé con fuerza del cabello y lo acerqué a mi rostro para besarlo. Jimin no se quejó, solo respondió al movimiento de mis labios. Estaba empezando a acostumbrarse a mis repentinas reacciones violentas. Pero es que no podía evitarlo, el solo respirar de su esencia me provocaba ese tipo de sensaciones.

Me estacioné frente a su hogar, entonces el padre de Jimin pidió hablar conmigo haciéndome una señal con la mano. Asentí y me bajé del auto detrás de Jimin. Su padre esperó a que el pequeño entrara a la casa para dirigirse hacia mí.

Sentía una especie de nervios, tal vez no poseía razones concretas pero tenía un mal presentimiento de la situación. Jamás había hablado con sus padres. Siempre saludaba desde el auto con una sonrisa y me atenía a lo que sea que Jimin les dijera de mí. Entonces... ¿Qué era lo que Cheech querría decirme? Se giró hacia mí finalmente y se dispuso a hablar.

-Señor Min. ¿Cierto? - preguntó mirándome fijo a los ojos.

-Así es señor Park... Min Yoongi. - contesté tratando de seguir la corriente.

-Mire señor, conozco perfectamente sus intenciones con mi hijo...

Sentí una sensación fría dentro de mi cuerpo al escuchar aquellas palabras.

-...él es joven y obstinado, jamás entendería de razones. - continuó hablando, mientras yo me hundía en mi silencio - Pero usted es un hombre adulto Yoongi, y le prohíbo terminantemente que vuelva a acercarse a mi hijo. - concluyó con una amarga sonrisa.

De nuevo esa sensación volvió, ahora la sentía gélida congelarse dentro de mis entrañas y el dolor de una bala atravesar mi corazón, quería hablar pero las palabras estaban atrapadas dentro de mi boca. Miré al señor Park y di un paso hacia adelante.

-¿Qué clase de intenciones supone que tengo hacia su hijo, Cheech? - pregunté simulando bastante confianza, haciéndome el desentendido.

-Vamos Yoongi, deja de jugar, mi hijo está loco contigo, ustedes no tienen una simple amistad, tienen algo más. - contestó serio.

-Y si Jimin se siente bien con eso... ¿Entonces por qué quiere arrebatárselo? - pregunté haciendo uso de la retórica.

-Mi hijo no sabe lo que es bueno para él, pero usted y yo sabemos Yoongi, que no es usted. - afirmó con voz ronca.

-Señor, yo jamás le haría daño a Jimin, créame...

-No te engañes a ti mismo Min... jugaras con mi hijo un tiempo, luego te aburrirás. Busca a alguien que sí te satisfaga. - dijo fríamente y me lanzó una mirada de odio.

Con aroma a rosas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora