Capítulo seis: "Tristes recuerdos".

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Apenas podía levantarme, aún sentía el alcohol correr por mis venas, o tal vez de regreso por mi garganta. Miré la hora, percatándome de que se me había hecho tarde y observé asqueado el desorden que había creado Taehyung en quien sabe qué momento. Era un detalle que había olvidado de mi pequeño hermano. No tenía sentido del orden. Entonces llegaron aquellas borrosas imágenes a mi mente; era Taehyung trataba de decirme algo mientras lo dejaba en la cama la noche anterior, pero no podía recordar que era, toda aquella escena lucía demasiado borrosa dentro de mi cabeza, ni siquiera tenía la certeza de que fuese real. Me apresuré a darme un baño, ese fue tal vez el más corto después de haber estado ebrio. Me vestí y tomé mis llaves para ir a revisar como estaba todo en el museo y después ir a donde Jimin.

-¿Qué haces aquí? - cuestionó un sorprendido Jimin una vez que estuve frente a él.

-¿No creías que dejaría de buscarte por que descubriste mi pretexto para hacerlo o sí? - pregunté.

-En realidad... fue justo eso lo que pensé. - contestó.

-Ahora tengo uno mayor. - dije en voz baja acercándome a él.

-¿Y qué se supone que haga contigo ahora YoonGi?

-Puedes hacer conmigo lo que te dé la gana Jiminnie. - respondí despreocupado.

No sabía que era lo que Jimin pensaría, pero no podía quedarme sin hacer nada, esperando que sucediera un milagro y por alguna extraña y poderosa razón de pronto me quisiera. Tenía que hacerle saber ahora con hechos y palabras que lo quería más de lo que él pensaba.

Jimin estaba serio, pero en su rostro encontraba un halo de alegría, no el que mostraba siempre, uno diferente. Uno Mejor.

-Gracias. - dijo dibujando una sonrisa en sus labios.

-¿Por qué me agradeces? - pregunté en voz baja.

-Por querer estar conmigo.

El pequeño se acercó y me abrazó con fuerza refugiando su cabeza en mi cuello.

-Gracias a ti, por dejar que lo haga. - dije despacio y acaricié su cabello.

Jimin se retiró de mí y se giró a mi rostro, de pronto advertí la desgarradora sensación de que él podía verme y la tristeza me invadió. No sabía cuál era el problema de su ceguera, lo único que sabía era que perdió la vista poco después de haber nacido, pero ¿acaso tenía cura? Eran cosas que aún no me atrevía a preguntar, que prefería conservar en intriga para no dañar los sentimientos de Jimin ya que era muy probable que fueran temas lastimeros hacia sus sentimientos.

Jimin sonrió tristemente, yo ignoraba por completo la razón. Lo tomé de los hombros como la frágil figurilla de porcelana que era, lo abracé de nuevo y recordé momentáneamente que era justo el último día de la apuesta...

¡Al diablo con la estúpida apuesta!

Por más que lo deseara, por más que quisiera tocarlo, era imposible. Jimin era completamente diferente, ni yo me atrevía a insinuárselo, así como él sería incapaz de aceptar. Su rémora sería la perdición de mi juego e incluso la de mi mismo.

Dos meses de gastos por las noches... bueno, estaba bien para mí, considerando que aún podía ver a Jimin, no me importaba haber perdido la apuesta, lo único que me importaba era continuar a su lado y al parecer, él también quería estar conmigo.

Así que continuaría visitando al pequeño Jiminnie, cada día, cada minuto que pudiera, a la hora que él decidiera que lo haga. Porque ahora necesitaba más de él que cuando todo recién inició.

Regresé a mi departamento y me recosté en el sillón. Fue entonces cuando aquella escena que trataba de recordar en la mañana llegó a mi mente con claridad. Sí era real y si era Taehyung. El gesto en mi rostro se desfiguró de inmediato. No era a mí a quien se dirigía, aquél momento era apenas lúcido para mí, y lo era aun menos para él.

Sus palabras se adhirieron dolorosamente a mi cabeza. No podía dejar de escuchar su voz decirlo una y otra vez. Taehyung nunca se había derrumbado desde que murió mi padre, me hacia sentir que lo estaba llevando bastante bien y no le dediqué el tiempo que debí. Y ahora sus palabras me hacían resentir la culpa por haberme concentrado en mi dolor y no en el suyo.

-Llegaste temprano. - irrumpió la voz de Taehyung en mis pensamientos.

-Sí. - contesté distraído - Me desocupé un poco antes hoy.

-Que bien. - dijo acercándose al sillón - Tal vez tengamos tiempo de hacer algo juntos, vayamos a un buen bar, a cenar o no lo sé... ¿Qué dices?

Tae, perdóname hermano. Sé que me necesitas aunque no lo demuestres. Aunque trates de hacerte el fuerte conmigo. Siempre le he dicho que no debe actuar solo por convicción, comencé a percibir su falta de confianza, pero me negaba a creerlo.

-Por supuesto. - contesté con falsos ánimos - Hagamos... lo que tu quieras... ¡tu decides!

-No tienes ánimos. ¿Cierto? - dijo sentándose a mi lado.

-Lo siento, es solo que... Ayer que estabas ebrio, me llamaste "Papá", Taehyung.

-¿En verdad? ¿Qué fue exactamente lo que te dije?

-"Perdóname papá... estoy ebrio de nuevo"

-Tú lo has dicho YoonGi... estaba ebrio.

-Sé que aun lo necesitas, perdóname por no haber estado cuando me necesitaste a mí. - dije acercándome para abrazar su cuerpo.

-Tú no tienes la culpa, no debes pedirme perdón... sé que...

Sentí sus lágrimas caer a mi hombro, su voz comenzaba a quebrarse. Taehyung necesitaba llorar, había estado reteniendo el llanto durante todo este tiempo y yo fui un estúpido por no haberme dado cuenta antes ¡Tae me necesitaba a mí! Lo apreté con más fuerza y besé su frente.

-Aquí estoy hermano. - le dije de nuevo.

-Lo siento YoonGi. - dijo ahogado por el llanto - Lo siento, es que... lo extraño tanto, sé que te tengo a ti, pero no es lo mismo, y lo es menos cuando estas tan lejos.

Mis ojos se tornaron acuosos. Taehyung estaba a punto de hacerme llorar. No podía hacerlo... por él, no debía hacerlo. Así que solo lo abracé con más fuerza y besé su frente de nuevo. Dejé mis sentimientos de lado, una vez más los cubrí con el manto de mis propios engaños, mi especialidad era pretender que era fuerte ante cualquier situación. Mentiría si le decía que todo iba a estar bien, así que decidí permanecer en silencio y dejar que él me dijera todo lo que tenía que decir.

-... Sé que no pasábamos tanto tiempo juntos... al menos no el que me hubiera gustado. - decía llorando - Pero al menos sabía que estaba todo bien, que estaba vivo y que podía verlo, hablar con él... pero ahora... ya no puedo más con este dolor YoonGi. - dijo llorando aun más mientras se aferraba con fuerza a mi cuerpo.

-Lo superaremos juntos Tae... Te lo prometo. - dije acariciando su cabello.

Pronto su llanto comenzó a cesar. Ambos nos quedamos en silencio abrazados en el sillón. Me sentía terrible. Debía dedicar más tiempo a mi hermano en igual de estar jugando a las estúpidas apuestas con Nam.

Súbitamente apareció Jimin entre mis pensamientos. El estar con Taehyung significaría que no tendría más tiempo para verlo a él.

Sentí un hueco en el estómago; era profundo y amargo, era la sensación causada por la repentina realidad que sabía enfrentaría. Debía escoger entre mi hermano y el chico que me había vuelto loco.

Con aroma a rosas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora