Frío, oscuro, sucio, húmedo; no quería seguir viendo los alrededores porque seguro encontraría gran cantidad de cosas desagradables más que decir al respecto.
Al parecer golpear a un anciano en la vía pública era más grave que dispararle a un chico. O simplemente mi argumento no fue suficiente para ser válido y creíble, pero en ese momento nada me importaba.
Necesitaba volver con Jimin; dentro de pocas horas sería su cumpleaños número 18, él estaba completamente solo, y yo desde la barandilla no podía hacer mucho. Tenía que esperar a que Nam regresara con el dinero para pagar la fianza, pero había tardado más de lo que podía soportar. Mis nervios comenzaban a traicionarme y mi mente comenzaba a imaginar cualquier estupidez que se atravesara. Con la mala suerte que me rodeaba estos últimos días... tal vez Namjoon había tenido un accidente, tal vez Cheech le había disparado, o lo había detenido la policía.
Me senté en el suelo sin dejar de mirar hacia afuera a través de los barrotes, en cualquier momento tenían que llegar a sacarme de aquella apestosa celda. Había un sujeto de actitud extraña que no dejaba de mirarme, sin embargo, lo único que yo podía hacer era pensar en Jimin, en que estaba débil y desprotegido, inconsciente, dormido en una cama de hospital, y que el idiota de Cheech podía conseguir el acceso a él en cualquier momento.
No podía permitirlo, tenía que llegar con Jimin antes que él. La situación era exasperante, aquél sujeto seguía mirándome, se me acercó más de lo que me hubiera gustado permitir y me miró al rostro.
-¿Yoongi? - Preguntó dudoso - ¿Yoongi?... ¡si eres tú hombre! - afirmó mientras la expresión de su rostro cambiaba a sorpresa.
-¿Quién...?
-Soy Hoseok... Jung Hoseok. - me interrumpió y sonrió, esperando que lo reconociera.
Su nombre me parecía bastante familiar, sin embargo no lograba recordar en que situación, lugar o momento de mi vida lo había conocido. Hice un rápido análisis de su físico para hurgar entre los recuerdos de mi memoria. Su desaliñado cabello era oscuro y sus ojos eran de un tono claro. Su vestimenta era bastante casual, pantalones cortos y suéter. Y tenía un extraño tic de inclinar su cabeza levemente repetidas veces al hablar.
-De aquella fiesta en Las Vegas... ¿Recuerdas? - indagó mientras se tomaba la libertad de resbalar su mirada por mi cuerpo.
Todos aquellos recuerdos regresaron a mi mente, como si hubiesen sido succionados anteriormente y en ese momento resurgieron de la nada. No era nada personal, pero no tenía interés en entablar una conversación en la cárcel, con el sujeto que fue mi pareja sexual por un par de días en una fiesta salvaje, y que hacía más de un año no veía.
-Claro... ya te recuerdo. - dije tratando de fingir el gusto suficiente para que dedujera por él mismo que no quería hablar más.
-Vaya sorpresa encontrarte acá.... no preguntaré la razón pero... es una gran coincidencia ¿no te parece?
-Si... am... sabes... está situación es completamente inesperada para mí... yo no...
-Min Yoongi.- dijo el guardia al tiempo que caminaba hacia la celda y me rescataba de una incómoda charla - Han pagado tu fianza, puedes irte ya. - afirmó mientras quitaba el candado para dejarme salir.
-Suerte, Jung.- dije alzando mi mano a la altura de mi hombro a manera de despedida.
-Claro... te veré luego Min Yoongi.
La reaparición de aquél hombre había sido tan significativa en mi vida para olvidar el hecho transcurrido un segundo que salí de prisión. Me apresuré a salir de aquél lugar, Nam me esperaba justo afuera en mi auto. Había sido un día bastante largo, me parecía que había pasado una eternidad. Desde que salimos del hotel nuestro mundo se había transformado en un vil infierno.
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Con aroma a rosas.
FanfictionMin YoonGi se afronta a la reciente muerte de su padre sin lograr superarla fácilmente. Trata de olvidarse de su salvaje vida pasada y adaptarse a su actual sedentarismo como gerente de un museo de arte, contabilizando cada minuto del día y planifi...