Con aroma a rosas.

capítulo treinta y cuatro: "dramatic meal"

El frío de esa mañana parecía particularmente helado en comparación de los días anteriores. No se podía permanecer afuera por mucho tiempo, aun cuando se llevara puesto un abrigo adicional. Jimin había salido varias horas más temprano de clases así que yo me retiré las mismas horas anticipadas del museo para ir por él a la escuela. Bajamos del auto y nos apresuramos a entrar a la casa antes de que la intensa helada comenzara a calar nuestros huesos.

Fui un inconsciente al invitar a Azul a comer con nosotros después de haber estado sometidos a un ambiente tan amargo durante su reciente visita. No obstante; de no haberlo hecho, jamás hubiera logrado zafarme de ella y de sus planes de manera tan conveniente. Me metí a la cocina, dispuesto a preparar lasagna, ya que me había comprometido a cocinar su platillo favorito, aunque a mi pesar, no me sentía con ánimos de pasar horas detrás de la estufa cuando Jimin se miraba tan delicioso y tentador recostado sobre el sofá mientras tocaba melodías con su guitarra. Dejé los preparativos en la cocina y me vi obligado a caminar hacia la sala con el llamado de su sola y silenciosa presencia. Lo tomé de la cintura por sorpresa y besé sus tentadores labios.

— ¿Quieres ayudarme a preparar la comida amor? – le pregunté una vez que me separé de su boca.

— Pues… Ya que es para tu ex novia, prepárala tu solo. – contestó alejándose de mi rostro.

Parecía bastante serio; sin embargo podía advertir la ironía adjunta al sonido de su voz. Jimin no estaba molesto en realidad, pero desde que le expliqué mi situación con Azul había estado haciendo comentarios referentes al tema, siempre acompañado a un halo de sarcasmo o exageración al tono que llevaba al hablar. Fueran o no fueran del todo auténticos, lo cierto es que eran una especie de reclamos o manifestación de celos.

Lo podía percibir sin dificultad, lo comprendía perfectamente y una parte de mí se alegraba de saber que Jimin sentía celos por mí.

— Entonces no haré nada. – contesté sentándome a su lado – Mejor la comida serás tú. – Bromeé buscando sus labios con los míos. Pero sus labios se vieron forzados hasta que decidió seguir mis movimientos y otorgarle paso a mi lengua.

— Yo no seré la comida de nadie. – afirmó sonriendo.

— Eres la mía. – lo contradije.

— Por supuesto que no. – dijo con falsa indignación.

Yo ya me había adelantado a desabrochar sus jeans y comenzar a tocar su cuerpo, pero no obtenía ninguno de esos enloquecedores gemidos por su parte. Bajé sus jeans hasta sus rodillas y comencé a acariciar su miembro mientras besaba sus labios, entonces escuché lo que mis oídos tanto anhelaban. El primer gemido de placer salir de su boca; lleno de deseo y peligrosamente seductor.

— Verás que si lo eres. – susurré en su oído y bajé hasta su miembro para introducirlo en mi boca.

No sabía con seguridad a que hora llegaría Azul, pero mientras tanto no me importaba hacerle sexo oral a mi novio en el sofá de la sala. Jimin me apretó con fuerza de los hombros mientras comenzaba a gemir más fuerte. Sus hilarantes jadeos de placer me provocaban siempre reacciones arrebatadoras, no podía tocar a Jiminnie sin comenzar a excitarme, y la forma en que me ofrecía su cuerpo, la manera sensual que ejercía cada uno de sus movimientos junto a la fluctuación de mis labios me enloquecía de igual forma.

— Aah… Yoongi, detente, en cualquier momento… llegará tú…

— No me importa, Jiminnie. – lo interrumpí antes de que terminara de hablar y metí de nuevo todo su pene al interior de mi boca.

No les podía dar a mis labios el sentir de una mejor textura que no fuera Jimin, el aspirar su aroma me encendía y sus gemidos me ponían más caliente. Rodeé su miembro con mi mano y comencé a masturbarlo mientras repasaba su glande con mi lengua al ritmo que mi mano iba y venía sobre su pelvis.