Capítulo veinticuatro: "Such a perfect day. Part. II"

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Venganza. Un profundo y oscuro sentimiento, una eufórica sensación que se fusiona con cada mililitro de sangre corriente por las venas. Algo que debe ser desechado porque no se puede cargar con él dentro por mucho tiempo; es peligroso, es veneno; es adictivo. Sin embargo el hecho de cobrar venganza no implica un sacrificio; se debe estar vivo para disfrutarla.

Ese intenso sentir bloqueaba cualquier llegada de otro pensamiento a mi cabeza, sentía un profundo coraje que invadía todo mi cuerpo y nublaba la razón en mí.

Salí a prisa del hospital, no me detuve a buscar a Nam ni siquiera con la mirada, no estaba seguro de que aun estuviera ahí, pero no tenía tiempo de quedarme para averiguarlo.

Debía encontrarlo cuanto antes, tenía que acabar con él, y no solo por Jimin... sino también por mí. Porque sentía este odio crecer hasta lastimarme, sentía la rabia fluir hasta desbordarse; todo hacia él. Cheech Park, la persona que más odio en este mundo. El único a quien mataría con mis propias manos.

Llegué hasta mi auto y miré a Namjoon reflejado en el cristal de la puerta.

-¿A dónde demonios vas Min? - dijo con tono acusador.

-Necesito que te quedes aquí... con Jimin. - contesté sin voltear a verlo.

-Eso no fue lo que pregunté Yoongi... ¿A dónde demonios vas ahora? - repitió un tanto molesto mientras me giraba del hombro para que lo viera a la cara.

Lo miré a los ojos y tragué saliva. Para estas alturas veía un tanto lógico que lo estuviera. Nam no era mi padre, no tenía la obligación de ver por mí, o agobiarse por mis problemas.

-Voy a matar al hijo de puta que le hizo esto a Jimin.

-No matarás a nadie. - aseguró - Y yo iré contigo.

-Nam, no...

-Jimin no me necesita aquí... él duerme, Yoongi... eres tú quien me necesita ahora, no dejaré que vayas solo.

Lo miré a los ojos de nuevo y le indiqué con la cabeza que subiera al auto. Por un lado me sentía seguro, nunca lo estuve hasta que Namjoon decidió acompañarme, pero por otro lado, moriría si algo le sucediera.

Buscaba las llaves en mis jeans cuando de pronto se apoderó de mi vista el hombre que hacía revolver mi estómago. Debí haber supuesto que nos encontraría, aunque no pensé que ocurriera antes de que nosotros lo encontráramos a él. En ese instante sentí la sangre acelerar el recorrido por mis venas, me llené de coraje, de impotencia, el único mensaje legible que veía dentro de mi cerebro era "ve por él; mátalo".

No recuerdo el segundo exacto en que me percaté de que corría hacia él. Lo embestí con fuerza pero no lo derribé; se estrelló en una barda que se encontraba detrás de ambos. Así que lo golpeé fuertemente con el puño en el rostro. Él me miró con coraje mientras yo lo golpeaba de nuevo. Esta vez fui yo quien no le dio tiempo de defenderse.

-¡Te mereces esto y más maldito hijo de puta! - le dije con coraje.

Cheech trataba de defenderse, pero no le daba tiempo. Visualicé mi imagen en ese momento.

"Un loco desquiciado golpeando a un hombre mayor"

No me importaba, ni siquiera me había tomado el tiempo de mirar si había alguien observando.

-¡Esto es por cada vez que maltrataste a Jimin! - Le dije al tiempo que lo golpeé tan fuerte que calló al suelo - ¡Este... es por cada vez que lo vendiste con ese maldito! - Le decía mientras continuaba golpeándolo aun cuando estaba tumbado y sin más fuerzas para moverse - ¡Por haberle prohibido estar a mi lado! ¡Por tratar de venderlo!

-¡Yoongi!

Escuché de pronto, pero no hizo que me detuviera, seguía golpeando y pateando a Cheech de igual forma que él hizo conmigo; sin poder controlarme o detenerme.

-¡Yoongi, detente... lo vas a matar! - dijo la voz de Namjoon.

Giré mi rostro para percatarme de que caminaba hacia mí. La ira que me poseía me hacía ver todo de una forma distinta, como un panorama retorcido y difuminado.

Namjoon me tomó de los brazos para obligarme a alejarme de Cheech, pero yo trataba de despojarme de su cuerpo. Necesitaba seguir torturándolo; aquél hombre no era yo.

-Esto... es por cada marca que encontraba en su cuerpo. - dije finalmente y escupí su rostro.

-¡Yoongi, tienes que controlarte! ¡Tú no eres así hermano! - gritó Nam sacudiendo mi rostro.

Sacudí mi cabeza repetidas veces. Como si tratara de volver en sí. Volteé a ver el ensangrentado cuerpo de Cheech. Me sentí feliz. Respiré profundo, estaba agitado, necesitaba tranquilizarme. Fue entonces cuando noté que había un par de personas observando y que había un par de policías aproximándose.

Cheech comenzó a levantarse con dificultad. Me sorprendí de que aun pudiera mantenerse en pie. Los policías llegaron y sin decir nada me tomaron de las muñecas aprisionándolas con sus manos detrás de mi espalda.

-¿Qué fue lo que sucedió aquí señor? - preguntaron tajantemente dirigiéndose hacia mí.

-¡Este hombre! - Gritó Cheech - ¡Este hombre ha secuestrado a mi hijo... mi hijo es menor de edad oficial... ayúdenme!

-Eres un cínico - le dije con coraje - Él único que maltrata a Jimin aquí eres tú, ¡Por eso lo saqué de tu casa! ¡Porqué sólo tú tuenes la cabeza tan podrida para entregárselo a otro hombre... y el que esté ahora en una cama de hospital no es culpa de nadie más que tuya, que eres el hijo de perra que disparó esa pistola!

La única razón por la que no le di otro golpe es porque ese policía me sostenía las manos. Su rostro estaba paralizado. Era de sorpresa, arrepentimiento... No. Era miedo.

Con aroma a rosas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora