capítulo treinta y ocho: "mentiras"

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Era una situación bastante fuera de lo común, no encontraba la relación que podía tener esa persona con Jimin, lo único que  pude hacer fue mirarlo con asombro e incredulidad, mientras él se bajaba del auto con un halo de la misma sensación expresado en su mirada.

Jimin se bajó del auto al notar que no era una situación a la que pudiera calificarse como normal, caminé hacia él y lo tomé de la mano bajo la incómoda vigilia de aquél hombre que nunca esperé volver a ver.

— ¿Qué demonios está pasando, Yoongi? – preguntó Jimin.

— ¿Yoongi? – Terció Namjoon confundido – Lo siento Blake… No puedo permitir que te lleves al chico. – dijo caminando hacia nosotros.

— No entiendo que tienes que ver tú con Jimin. – respondí a la defensiva.

Ahora lo entendía, todo encajaba perfecto para que pudiera culpar a Cheech libremente de éste reciente problema. Namjoon no tenía ni idea de quien era Jimin, pero estaba trabajando para ese hombre.

La luz del semáforo cambió para que los autos circularan de nuevo, pero el auto de Namjoon y nosotros en medio de la calle lo impedíamos.

Las bocinas de los vehículos obstruidos no dejaban de sonar y la gente pedía desesperada que nos moviéramos del medio.

— Nunca pensé que…

— Tienes la información equivocada. – lo interrumpí antes de permitirle razonar las palabras que estaba a punto de decir – Me llevo a Jimin conmigo, no me importa lo que te hayan hecho creer, sígueme y te explicaré todo. – le dije mientras caminaba de vuelta al auto.

Jimin estaba confundido, pero yo lo estaba aun más; debía saber la razón por la cual Jimin accedió a ir con Namjoon con tal facilidad.

— ¿Yoongi…?

— ¿Qué fue lo que pasó, Jimin? – Lo interrumpí antes de que continuara – ¿Por qué te fuiste con él? – pregunté un tanto molesto.

— Lo siento… Es que aun no entiendo nada de lo que acaba de pasar, pero, él me dijo que era tu amigo y que le habías pedido que fuera por mí porque tu auto estaba dañado y habías regresado a casa. – explicó temeroso.

— ¿Cómo pudiste creer semejante estupidez, Jiminnie? – pregunté acusador.

No me daba cuenta que lastimaba sus sentimientos con cada palabra que dirigía hacia él durante aquella conversación que parecía más bien un regaño.

— ¡No lo sé Yoongi! Él mencionó tu apellido, dijo que era tu amigo y nunca pensé  dudar al respecto, jamás pensé que podría ser una mentira.

— ¡Jamás confíes en nadie Jimin! No importa si te dice mi nombre completo o si dice que es un gran amigo. ¡Nada de eso importa! Las únicas personas en las que puedes confiar por mi parte Jimin, son Namjoon y Taehyung. ¡Jamás le creas una palabra a nadie más!

No podía ver de lleno su rostro por estar concentrado en el volante, pero sabía que mis desmedidas palabras le estaban causando sentimiento; nunca le había hablado de esa forma.

— Yoongi…

Su voz sonaba forzada, ahora sabía que retenía el llanto con un nudo en su garganta. Apreté su mano y besé sus labios, no esperaba que dijera nada, quería redimir mi reciente impulso por su explicación tan falta de fundamentos. Aferró sus brazos alrededor de mi cuello y me besó de nuevo.

Namjoon esperaba por nosotros recargado en su auto cuando nos dirigimos a la entrada del museo, me giré para verlo y le hice una señal con la cabeza para que nos siguiera hasta la oficina, estaba dispuesto a hacerle hablar hasta la última palabra.

Con aroma a rosas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora