"... escucha lo que viene de tu misma sangre."
Las últimas palabras que me habían desorientado ahora tenían sentido. Mi propia sangre; mi hermano, sus palabras eran las únicas que valían la pena. Las únicas que debía considerar como válidas y correctas. Las pocas horas que pude ver a mi hermano fueron magníficas; no obstante él no podía quedarse más tiempo.
Quería dejar de pensar en mi repentino encuentro en el cementerio con aquella excéntrica anciana; sin embargo sus palabras hacían eco en mi cabeza una y otra vez.
"Él quiere confundirte."
Tenía que evitar encontrarme con Seungsik de nuevo; debía sacarlo de mi vida cuanto antes. Su sola malévola sonrisa me traía consigo la sólida idea de problemas. Pero entonces su estúpida voz chillona me distrajo de mis pensamientos.
- ¿Qué hay hermano? ¿Cómo estás? - dijo adelantándose a darme un abrazo.
Seungsik no tenía ninguna razón convincente que me hiciera pensar había estado forzado a visitar un museo; la única razón era su idea fija de estorbarme.
- Bastante ocupado. - contesté sin más.
- ¿Mucho trabajo? ¿Y cómo está Jimin? - dijo sonriendo.
¡No es tu asunto!
Moría por gritar esas palabras ante su rostro, pero debía ser más inteligente que él y saber controlar mi cólera.
- Excelente. - contesté mirándolo a los ojos de manera fugaz.
- ¿Cuándo será su operación? Me imagino que ya sabes la fecha.
Moría por que le dijera que la había cancelado, que la había retrasado o que no sabía si efectuarla. Pero no le iba a conceder aquél gusto.
- Pronto. - respondí con una acre sonrisa en mis labios.
- ¿Realmente sigues con la idea de hacerlo Yoongi? Es decir...
- Te agradecería mucho, Seungsik, que te mantuvieras fuera de lo que no son tus asuntos. - lo interrumpí terminante.
- Tranquilo Yoongi... Solo preguntaba.
- No me agradan tus preguntas. - dije reseco.
Aquella discusión con Seungsik me había amargado el día. Se suponía que todo iba a ser perfecto; regresaría felizmente del museo, besaría los labios del pequeño Jimin y nos dirigiríamos a que programaran la fecha de la operación. Todo sería igual, solo que ahora con esa molesta imagen de Seungsik en mi cabeza.
- Date prisa amor. - le dije desde la puerta del auto.
- Un segundo. - contestó después de cerrar la puerta de la casa.
Jimin se precipitó al asiento del copiloto y salimos rumbo al hospital.
El doctor era bastante amable, ya era un hombre mayor; lo delataban sus escasos cabellos blancos y la leve silueta de arrugas que enmarcaba su sonrisa, parecía comprensivo y simpático. Trataba a Jimin con extremo cuidado, sus movimientos eran suaves y me causaba una especie de celos que tocara su rostro de esa manera.
- Bien, caballeros. - dijo dirigiéndose a ambos con una gran sonrisa. - Tenemos lugar para la operación dentro de 6 días. - Hizo una pausa para mirar a ambos. - O dentro de... un mes. - Dijo ajustando sus gafas al tiempo que miraba un calendario sobre el escritorio.
- Entre más pronto mejor. - contesté. - ¿No lo crees Jiminnie? - Dije tomándolo del mentón para girar su rostro hacia el mío y así adueñarme de su belleza; no quería compartirla con el sonriente hombre que esperaba por una respuesta.
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Con aroma a rosas.
FanfictionMin YoonGi se afronta a la reciente muerte de su padre sin lograr superarla fácilmente. Trata de olvidarse de su salvaje vida pasada y adaptarse a su actual sedentarismo como gerente de un museo de arte, contabilizando cada minuto del día y planifi...