capítulo cuarenta y seis: "home"

3.1K 316 11
                                    

Era uno de esos días nublados, de aquellos en los que abunda la nostalgia, los sentimientos se intensifican, tal vez algunas lágrimas caen, o las compañías perdidas se hacen presentes, uno de esos días en los que podría voltear a ver el reloj diez veces y seguiría marcando exactamente la misma hora, con los mismos minutos. Era uno de esos días nublados en los que ni Jimin ni yo sentíamos ánimos de salir de casa, y entre tantas cosas aplazadas durante los últimos meses, me di un poco de tiempo para organizar los archivos acumulados que me había limitado a arrumbar en una gaveta. Bitácoras del museo, hojas del seguro, talones de cheque, entre tantos papeles encontré una foto un tanto reciente, no hacía más de tres meses que la tomamos en la noche de la cena de navidad. Me había enamorado de esa fotografía, todos lucían tan felices, Jimin se veía tan sonriente abrazado de mí mientras yo besaba su mejilla, y del otro lado, esa persona que le había dado a la velada un toque especial; Miguel…

Había preparado una cena especial de Navidad, éramos merecedores de una noche de goce y tranquilidad después de un año turbio y abrupto, aun después de lo feliz que ahora era. Me esmeré el día completo para que la cena resultara ser mejor que cualquier otra cosa que hubiese cocinado antes, no suelo ser muy bueno manejando las especias, pero con algo de suerte y varias recetas de internet tenía que lograr algo que fuera mucho más que comestible, y entre el resto de los preparativos, Jimin me había ayudado un poco con el ponche y los bocadillos, él había desarrollado cierta simpatía  por el olor a frutas casi tanto como su amor por el aroma a rosas.

Resulta curioso como el significado de las cosas cambian después deconocerlas, no poseo las palabras precisas para explicarlo de la manera que posiblemente podría hacerlo él, es decir, la mayoría de las personas comunes pudiese decir que las rosas son bellas, sin embargo, puede ser que esta persona no aprecie su aroma de la misma manera que logra apreciar su imagen. Él disfrutaba de su tacto, su olor, y finalmente pudo ver la figura de aquello que ya amaba, lo que le dio un valor agregado a eso o a cualquier cosa a su alrededor.

Mis invitados a la cena eran pocos, no necesitaba demasiadas personas, solo aquellas que se habían convertido parte de nuestra vida, y que ahora significaban algo en ella. Taehyung , Namjoon, Lynda, mi vecino Vic, Oliver y su padre. Pero de último momento, una vez presentes casi todos nuestros amigos recibí la llamada de Namjoon, que se había retrasado casi una hora…

— Disculpa Yoongi, me topé con un viejo amigo…

— ¿Quieres que entienda eso como que no asistirás o como que tendremos un invitado extra? – pregunté acusador. Namjoon era una de las mejores personas que había conocido en mi vida, y un amigo que me había brindado su completo apoyo desde que tengo memoria. Me rehusaba a que su presencia hiciera falta esa noche.

— La segunda opción suena bien. – contestó cómodamente – Llegamos en unos minutos. – confirmó al final y cortó la llamada.

La presencia de Namjoon dibujó automáticamente una sonrisa en mi rostro y por consiguiente en el de Jimin, pero la presencia de su amigo cautivó la totalidad de mi atención, me parecía extrañamente familiar y me brindaba una sensación de tranquilidad y felicidad. Estrechó mi mano a manera de saludo, su porte expresaba seguridad plena y el gesto amable en sus facciones otorgaba la confianza para sentirse seguro y relajado a su alrededor, su sonrisa y el destello en sus ojos castaños combinaban de manera perfecta, y su esencia me hacía sentir cierto afecto instantáneo hacia él, pero de una manera fraternal, regalándome la sensación de haberlo conocido en todas mis vidas pasadas. Miguel saludó amablemente, y pronto se encontraba platicando con todos mis invitados de la noche, volteé con Namjoon y le sonreí a manera de aprobación. Su invitado sorpresa había resultado ser bastante agradable.

— ¿En dónde te hiciste de un amigo como él? – pregunté fascinado, mientras servíamos el ponche.

— ¿Sabes? En realidad no lo recuerdo con exactitud, pero lo conozco de hace ya bastante tiempo. – Respondió antes de que se acercara Miguel para ofrecer su ayuda.

Con aroma a rosas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora