No esperaba nada, me había cansado de esperar cosas y estaba acostumbrado a ser yo quien las buscara... pero nunca esperé que en esta ocasión él me buscara a mí...
-¡Sal de ahí maldito hijo de puta! - gritaba una voz desquiciada mientras golpeaba mi puerta fuertemente.
Hacía algunos minutos que escuchaba esa voz, pero me parecía que se encontraba a la distancia, jamás pensé que fuera mi puerta la que golpeaban con tanta malicia, y que fuera yo el hijo de puta que aclamaba ver. Me vestía para ir al museo, después pasaría por Jimin a la escuela para comunicarle que había decidido traerlo a vivir conmigo. Entonces me asomé por la ventana de mi habitación y fue cuando pude ver que aquél escandalo era justo afuera de mi departamento.
-¡Atrévete a dar la cara! - Seguía gritando furioso - ¡De todas formas voy a matarte!
Temía que algo le hubiera pasado a Jimin, pero viniendo de Cheech ¡no podía esperar nada bueno! Bajé las escaleras a prisa y coloqué mi mano en la perilla de la puerta, respiré profundo y me dispuse a abrir.
-¿Qué es lo que...?
-¡Dime donde está! - exigió furioso mientras entraba a la casa.
-¿De que estás hablando Cheech? - pregunté extrañado.
-No vine a pedirte explicaciones bastardo. ¡Vine para llevarme a Jimin conmigo!
¿De qué demonios estaba hablando? Si había alguien que estuviera en posición de pedir una explicación ante aquella bizarra situación era yo. No había una sola cosa en la actitud de Cheech que encontrara coherente. Necesitaba sacarlo inmediatamente de mi departamento y averiguar en donde rayos estaba Jimin. Y encima de todo, Nam estaba a punto de llegar con las últimas notificaciones que tendría que darle al que sería su suplente por dos semanas.
-Escucha Cheech, no sé de que estás hablando, pero tengo que estar en el trabajo en menos de diez minutos así que...
No pude darme cuenta del momento exacto en el que sacó una pistola, solo me vi de pronto pegado a la pared con el arma de aquél hombre amenazando la parte inferior de mi quijada.
-No estoy para juegos maldito. - Dijo furioso - ¡Jimin! - Comenzó a gritar desquiciado - ¡Jimin baja de inmediato! ¡No me hagas quedar mal con...! - se interrumpió a sí mismo con un aire de nerviosismo y continuó con sus frías amenazas - ¡Él pagara las consecuencias si no obedeces!
-¡Jimin no está conmigo! - grité alterado.
-¡Cállate! No te permití que hablaras. - gruñó el viejo.
Loco... demente, desquiciado, colérico, psicótico, ¡maniaco! No había más palabras que vinieran a mi mente para describir aquella vil persona, pero si Jimin no estaba con él, entonces ¿Dónde estaba? Su actitud comenzó a ponerme nervioso y no precisamente por el hecho de que mi vida dependía de su decisión en ese momento, no porque un arma estuviera apuntando contra mi cabeza literalmente. La razón era Jimin. ¿En donde estaba? ¿Por qué su padre lo buscaba? Sentí el frío de su arma encarnarse cada vez más contra mi piel mientras me encontraba absorto en mis ideas.
-¿En dónde demonios lo metiste Min? - Preguntó casi en un susurro - Tienes 10 segundos para decírmelo... no, es demasiado tiempo... tienes solo cinco.
De pronto Cheech me golpeó fuertemente con el arma en un costado del rostro.
-¡Dímelo maldito! - exigió de nuevo.
Me pateó con fuerza para dejarme tirado en el suelo. No tuve ni una fracción de segundo para defenderme. Cheech sonrió, el gesto en su rostro era de satisfacción, parecía disfrutar el verme tirado en el suelo y aun más golpearme con ira. Traté de ponerme de pie, pero me pateó de nuevo fuertemente en el estómago dejándome sin aire.
-¡Te quedan cuatro! Este es por arrebatar a mi hijo de mi lado - dijo furioso y me pateó de nuevo - ¡Tres! Por todas las veces que lo tocaste! ¡Dos! Por haberlo visto a escondidas - Continuaba hablando mientras me golpeaba por todo el cuerpo, mientras yo trataba de ponerme de pie una y otra vez - ¡El último... por obligarlo a mentir para esta contigo!
Sacó su pistola y me apuntó con ella. Debía hacer algo, mi cuerpo estaba destrozado, incluso respirar me causaba dolor; Nam, ¿en donde demonios estás? No podía rendirme, no debía desmayarme por una simple paliza, y menos por Cheech. Me puse de pie después de algunas caídas, a Cheech le causaba gracia, pero no me importaba.
-Ahora si morirás. - aseguró apuntando su arma hacia mí.
Cheech calló al suelo de pronto, pero el golpe no había sido tan fuerte como para dejarlo completamente inconsciente.
-¿Estás bien? - preguntó Namjoon
-Si, solo un poco lastimado.
-¿Quién demonios es este hombre? - preguntó al tiempo que le daba una patada en un costado.
-Es el padre de Jimin. - contesté mientras iba a la mesa por las llaves de mi auto.
-¿Qué fue lo que hiciste? - preguntó asombrado.
-Nada, no hice nada. - dije de igual forma - Pero si se la razón de que él esté aquí... cree que tengo a Jimin.
-¿Y no es así?
-Tengo que ir a búscalo Nam, es evidente que ha huido de su casa...
-No puedes salir en ese estado Yoongi, ¡Mírate! estás sangrando.
-¡No me importa! ¿Qué no entiendes? - dije enfadado. Sé que no tenía razón en hablarle de esa forma, pero sentía una gran impotencia al estar sin hacer nada cuando debería estar buscándolo.
-Me encargaré del museo por hoy. - dijo tomando las llaves de mis manos y dándome una suave palmada en el hombro.
No tengo idea de que pasó con Cheech cuando lo dejé fuera de mi departamento; me importaba tanto como la mirada inquieta de mi entrometido vecino que no dejaba de fisgonear por la ventana. Salí a toda velocidad en mi auto, ¿A dónde? No tenía idea. Lo único que sabía era que tenía que encontrar a Jimin.
Empecé por ir a hablar con Lynda. Mis instintos no me dejaban terminar de confiar en Cheech. Su rostro se desfiguró al verme. Es la típica reacción de una mujer al ver a un hombre golpeado, y aún más cuando arrastra la culpabilidad del causante.
-No se altere por favor. - pedí cuando advertí las lágrimas en sus ojos.
-Es que, él está... demente, me aterré cuando tomó la pistola y salió furioso, sabía que iría contigo, pero yo... no tenía forma de avisarte. - dijo conteniendo las lágrimas.
-Calma, todo esta bien. - dije tomándola de la mano - Necesito que me diga en que lugar puedo encontrar a Jimin... pensé que tal vez usted podría saberlo.
-Guardaba la esperanza de que pudiera estar contigo - dijo tristemente.
Mi corazón se detuvo. Pero no podía dejarlo así, no podía morirme sabiendo que Jimin está perdido. Mi mano se debilitó alrededor de la suya, y sé que ella pudo sentirlo, ya que me tomó con más fuerza.
-Encuéntralo antes de que su padre lo haga, Yoongi. - Pidió con lágrimas en sus ojos - Él se merece estar contigo... no aquí. - Dijo reteniendo el llanto en su garganta.
Sentí como una extraña sensación se vertía en mis adentros para recorrer todo mi cuerpo en un segundo. ¿Qué era? ¿Agradecimiento? ¿Empatía? ¿Aprecio o cariño? No lo sé. No soy demasiado bueno para descifrar los sentimientos, aun cuando estos sean míos.
Fui yo quien apretó su mano con fuerza esta vez. La rodeé con mis brazos sutilmente, yo la entendía, entendía la impotencia que ella pudiera estar sintiendo. No puedo asegurar que de la misma forma, pero sentía que el tiempo me ahogaba, que cada segundo estaba en mi contra, cada instante era valioso y no podía desperdiciar uno más.
-Lo haré. - susurré a su oído.
Y por último, no sé porque lo hice, pero fue algo que simplemente sentí, besé su mejilla y me dispuse a marcharme.
-Eres el único en el que podría confiar hijo. - dijo finalmente.
Fueron esas últimas palabras, las palabras que me dieron más fuerza para continuar. Fue esa simple, pero significativa frase la que me hizo entender que ella me aceptaba, que me quería al lado de su hijo. Entonces debía encontrar a Jimin ya no solo por mí, sino también por ella.
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Con aroma a rosas.
FanfictionMin YoonGi se afronta a la reciente muerte de su padre sin lograr superarla fácilmente. Trata de olvidarse de su salvaje vida pasada y adaptarse a su actual sedentarismo como gerente de un museo de arte, contabilizando cada minuto del día y planifi...