Locura psicológica
Kale escuchó mi pregunta y contestó con simpleza.
—Me preguntaron muchas cosas, cómo nos conocimos, también sobre qué sentía por ti, además Debby me pregunto que si quería salir con ella, también que…
—¡¿Qué?! ¡Salir con ella! Pero que se cree… —grité indignada al escuchar esas palabras.
¿Acaso Debby siempre se le insinuaba a cualquier chico rico y apuesto que veía? O solo no soportaba la idea de que alguien como Kale estuviera conmigo y no con ella, hipotéticamente.
—¿Qué le contestaste?
La curiosidad me invadió rápidamente, tenía que saber un poco más. Acaso Debby le atraía más que yo… ¡Eso era una tontería! ¡Qué estaba pensando! Él era un robot, computarizado para una simple misión: protegerme.
—Le contesté que sólo tenía tiempo para ti, y mi deber era cuidarte. —Lo arregló con simples palabras que elevaron mi ego.
Eso significaba Debby: Cero; Kristen: Uno. Por primera vez ganaba en algo, de lo que alcanzaba recordar.
—Bien… Oye Kale, te quiero preguntarte algo, espero que no te moleste —hablé un poco más bajo.
Me sentía un poco apenada ante la situación que había impuesto acerca de que había inventado que éramos… “novios”. Tenía que enterarse o tan siquiera saber fingir bien.
—No me molestarías de ninguna manera, pregúntame lo que gustes—dijo mirándome, mientras que yo trataba de mantener mi vista al frente con mucha dificultad.
—Bueno es que… Yo dije que-que tú y yo… pu-pues, éramos… —tartamudeé, luego suspiré fuertemente —, novios. Sé que está mal porque estamos mintiendo, pero es que…
—Sera un placer serlo. —Me interrumpió.
Lo observé de reojo y sonreí. Me sorprendió ver que el también lo hacía de manera rara.
—Y otra cosa… ¿No respondiste a lo que te preguntaron, sobre que sentías por mí? ¿O sí? —acaso estaba ansiosa. ¡Necesitaba esa respuesta!
—Sí respondí.
—¿Y? —seguí, me carcomía la curiosidad
—¿Y qué?
—¡Tu respuesta! —alcé la voz con desesperación
—¿Cual respuesta? —preguntó confuso
—¡Cielos! ¡Nada! Olvídalo, no puedo contigo —dije decepcionada y algo molesta.
—Lo siento. —Se disculpó enseguida.
—No te disculpes, es cosa mía —suspiré y pasé mi mano sobre mi cabello, revolviéndolo un poco.
Así es como llegamos a casa, entramos despacio. Como siempre ante mi llegada estaba sola y con un silencio terrorífico. Era mi costumbre llegar y encender la Tv, hice lo mismo ahora, el canal de noticias no era de mis favoritos, pero el volumen era suficiente para no sentirme tan abandonada en el incomodo silencio. Me acosté en el gran sillón y acomodé mis piernas dobladas junto a mí.
Me sentí algo extraña, no me sentía como los demás días, creo que se debía a la compañía de Kale. Lo miré, de nuevo estaba parado con semblante serio.
—Ven aquí y siéntate. —Le dije al verlo como si fuera un psicópata esperando a su víctima para matarla. Sería mejor jugar con el asesino.
El obedeció y me senté cruzada de piernas para darle más espacio. No me despegó la vista ni un momento.
ESTÁS LEYENDO
LoveMechanic: La Obsesión del Amor
RomanceKristen Máximus siempre ha vivido bajo la mirada estricta de su padre, un importante hombre de negocios. Vive una vida de estrés y de muchos peligros a su alrededor desde la muerte de su madre, de la cual curiosamente se culpa. Después de un terribl...