Extraño comportamiento

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Extraño comportamiento

Era 26 de Noviembre de 2098, Miércoles, mi más o menos favorito día de la semana porque faltarían otros dos días más y seria sábado, eso significa: descanso y armonía. Era un día como cualquier otro, y como siempre me levantaba feliz.

Habían pasado tres meses y un día desde que había entrado al instituto y todo estaba mucho mejor que antes. Mi rodilla izquierda había sanado totalmente luego de tres semanas de reposo, pero me las arreglé para poder ir a gimnasia, pero con la condición de que no hiciera ejercicios forzosos y fuera un tipo de terapia para mi recuperación.

Me levanté y tomé un baño caliente, estaba haciendo frio así que le venía muy bien a mi piel. Salí y me puse una blusa negra manga larga y de cuello de tortuga junto con unos jeans y un par de tenis blancos. Peiné mi largo cabello caoba y le puse una crema para que se definieran un poco más mis ondas. Miré en el espejo mis ojos celestes que brillaban de felicidad. Reí y bajé corriendo las escaleras para ir al instituto.

Tenía que admitirlo, asistir no era tan malo...al menos no ahora que tenía a alguien que me acompañara siempre...Kale. Él como de costumbre me alegraba con su compañía, la única razón que me mantenía del todo feliz, era él. Me fascinaba ver su sonrisa en su rostro tan llena de alegría y sinceridad que al contemplarlo me contagiaba su entusiasmo.

Tanto tiempo de estar con él, podría decir que me había olvidado completamente de que no era humano, ahora me era tan común escuchar sus mentiras y creerlas con gusto, no me importaba...o tal vez aprendí a vivir con ellas. No era tan malo, me hacía sentir feliz, sentía que lo necesitaba más y más, no podía estar lejos de él por mucho tiempo, si eso pasaba empezaba a incomodarme y entraba en pánico y me sentía más sola que nunca.

Ahora era una parte esencial en mi vida, me pertenecía, era una parte de mi alma. No podría distinguir el sentimiento que sentía por él, pero sabía que era demasiado fuerte incluso para mí, era tan avasallador que me perdía en lo profundo y oscuro paraíso...

Al llegar a la sala, miré a Michael que ya se encontraba en el umbral de la puerta dispuesto a irse.

— ¡Hola papá! ¿Ya te vas? —pregunté más feliz de lo acostumbrado, los últimos meses era común en mí, Michael se había dado cuenta pero ahora se mostraba algo dístate y acongojado, como si temiera y se sintiera culpable de alguna cosa, no entendía su actitud.

Michael siempre era feliz si yo lo era. ¿Por qué ahora no?

—Sí, sí. Ya me voy. Suerte en el instituto. Te quiero hija, hasta luego—habló apenado y nervioso mientras salía deprisa. Me dio la impresión que ocultaba algo y yo podía jurar que tenía miedo de mirarme a los ojos. ¿Por qué se comportaba así?

Era como si hubiera hecho algo malo o lo fuera hacer, no comprendía porque.

—Yo también te quiero...—susurré mientras se me perdía de vista, sentí un agudo dolor en el pecho. Pero rápidamente fue sustituido por los fuertes brazos de Kale a mi alrededor, reí y me di la vuelta para besarle el mentón, él sonrió y me abrazó más fuerte. Lo miré con detenimiento, vestía unos jeans deslavados con una playera verde militar de cuello v junto con una chaqueta negra. Se veía sumamente atractivo con un toque rebelde que me derretía. Su cabello castaño claro con su despeinado habitual y sus impresionantes ojos verdes, y su fuerte cuerpo junto al mío...

— ¿Dormiste bien?—preguntó juntando nuestras frentes y sacándome de mi momento de lujuria.

—Claro...pero se me hace un desperdicio de tiempo, son ocho horas más que podría estar contigo. Tengo prisa por despertar—murmuré cerrando los ojos apoyando mi cabeza en su pecho, pero sentí que Kale se alejaba levemente para verme a los ojos.

LoveMechanic: La Obsesión del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora