Una desesperada solución
Mientras íbamos en el auto camino a casa, mantenía mi vista perdida en la ventana, el magnífico verde de la naturaleza y frondosos árboles del camino ya no los veía con la misma fascinación de antes, todos los vivos colores que antes mis ojos los captaban con entretenimiento ahora solo pasaban desapercibidos... todo en mi mundo era totalmente gris... sin vida y absolutamente desolador.
Noté como alguien me movía suavemente el hombro para llamar mi atención. Alcé la vista y enfoqué con dificultad.
—Señorita, ya llegamos. —Me avisó pareciendo algo aliviado, tuve el presentimiento de que llevaba mucho tiempo hablándome y yo no me percataba. Asentí mientras salía del auto y caminaba a paso moribundo hacia el interior de mi hogar.
Cuando llegué y cerré la puerta, me dieron unas increíbles ganas de llorar. Cerré los ojos para obligar a mis lágrimas quedarse en su lugar, apreté los dientes mientras recargaba mi frente en la puerta.
Las miles preguntas del ¿Por qué? Me volvieron a cruzar la mente a la velocidad de la luz... ¿Por qué ahora? ¿Por qué a mí? ¿Por qué? ¿Por qué? Y ¡¿Por qué?!
De la tristeza pasé a la ira y golpeé algo con mi puño. Estaba furiosa, ni yo misma podía explicar porque me comportaba de esa manera, debía olvidarlo... Pero no encontraba como podría hacerlo. En este momento todas mis esperanzas eran casi nulas, no había razón por la cual pensar que Kale pudiera existir en un mundo paralelo en donde pudiera estar junto a mí...aunque yo no lo viera.
Toda la gente y más los padres te hacían creer que luego de la muerte existía algo más. Recuerdo un día que le pregunté a mi mamá que si qué pasaría cuando era muriera, no recuerdo muy bien por qué hablé de ese tema, pero el punto es que ella me contestó "Aunque yo ya no esté con vida, estaré contigo...protegiéndote y siempre estaré aquí...en tu corazón" recuerdo muy bien como la mano de mi madre me tocó el lugar donde estaba ese vital órgano.
Sonreí felizmente y suspiré aliviada en ese momento, le creí ciegamente a mi corta edad, obviamente... Pero ahora, que ya no la tenía conmigo y en el momento en donde más la necesitaba... no podía sentirla, mi corazón no estaba curado ni mucho menos lleno de esa sensación de calidez que me había prometido mi madre. No había nada.
— Oh, ahí está—escuché la voz de Michael, enseguida volteé y lo miré junto con una mujer no muy alta de cabello rizado y rojizo. Miré a Michael buscando una respuesta ¿Por qué había una mujer extraña en nuestra casa? Al menos que... fuera su nueva novia. Casi estaba a punto de gritarle y escupir unas cuantas palabras con veneno por haber sustituido a mi madre pero habló antes de que hiciera algo imprudente—. Kristen, ella es la doctora Arely. Arely ella es mi amada hija, Kristen. —Nos presentó mientras nos señalaba a cada una.
No pude decir nada cuando la vi venir hacia mí con la mano estirada para saludarme.
— Hola, mucho gusto, por fin tengo el gusto de conocerte. Eres una jovencita muy hermosa. —Me pareció excesivamente amable para mi gusto cuando estrechó mi mano y me miró fijamente casi examinándome.
—El gusto es mío—respondí casi con un susurro inaudible. Volví a mirar a mi padre interrogante ¿Qué hacia una doctora aquí? Yo no estaba herida ni nada... al menos no físicamente... ¿O qué clase de doctora era?
—Cariño, mira... Ella es una muy buena psicóloga y quiere ayudarte—explicó precavido al no saber cuál sería mi reacción, pero nuevamente no estaba usando las palabras correctas.
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LoveMechanic: La Obsesión del Amor
RomanceKristen Máximus siempre ha vivido bajo la mirada estricta de su padre, un importante hombre de negocios. Vive una vida de estrés y de muchos peligros a su alrededor desde la muerte de su madre, de la cual curiosamente se culpa. Después de un terribl...