Comenzando de nuevo

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Comenzando de nuevo

No sabía cómo reaccionar, estaba atónita, confundida y mi corazón latía desesperadamente... pero no era por miedo. El Kale que estuviera frente a mí era todavía más impresionante y perfecto que en mis sueños, incluso podía llegar a pensar que era realmente el verdadero...mi Kale. Pero tenía algo diferente que el de mi imaginación, éste parecía tenía una herida en el abdomen, la cual manchaba su camisa azul haciéndola más oscura.

No podía moverme, tampoco respiraba, ni hablaba, tan sólo me concentraba en contemplar a la ilusión tan vívida que empezaba a levantar su mano ofreciéndome su ayuda. Tal vez sí había muerto, sí esto era el cielo, entonces bienvenida sea la muerte.

— Kristen. Tenemos que salir de aquí, ahora. —Me volvió a hablar con su voz madura. Lo miré interrogante arrugando la frente.

—No... esto se acabó. No hay nada de que escapar, ya morí—susurré mirando mis manos.

Todavía seguía el broche entre mis dedos, brillando y hermoso como siempre. Algo en mí despertó ¿Por qué tendría todavía el broche en mis manos, los moretones y seguía en la misma esquina si se suponía que había muerto?

— No has muerto, Kristen. Pero tenemos que irnos ya. —Su voz tomó un tono más severo. Lo miré incrédula y abrí los ojos junto con mi boca.

— Si no estoy muerta... Entonces estoy soñando—murmuré parándome y mirándolo con temor—.Y tú desaparecerás y huiras de mí después—seguí con un penetrante dolor en mi pecho.

Kale miró hacia atrás y su expresión se tornó preocupada. Se acercó a mí y movió su mano para tomar la mía. Pero yo la alejé de él lo más rápido que pude.

— ¡No! No quiero que desaparezcas... no quiero que te alejes.

Estaba tan sumergida en mis pensamientos, en aquel sueño que me había seguido tanto tiempo. Estaba ahora tan abrumada que pensaba que siempre terminaba de esa forma, siempre sola...

— Kristen, escúchame... No estás muerta, tampoco es un sueño ni una alucinación. Estas atrapada aquí porque fuiste secuestrada, y yo vine a salvarte. Y ahora sígueme que esos hombres no tardan en despertar. —Sus palabras y sus manos suaves en mis antebrazos me volvieron a la realidad.

— Oh, por dios...—Mi rostro en vez de consumirme en miedo se convirtió en felicidad— ¡Estas aquí! ¡Eres real! —corrí y me abalancé hacia él para abrazarlo desesperadamente. Todo lo malo se volvió nada, absolutamente nada importaba. El mundo que había vivido en este encierro se borró como si fuera polvo, también olvidé la tristeza y el enojo que tenía con él por abandonarme sin decir nada, ni siquiera pedí respuestas, todo era tan maravilloso que no me importó, Kale estaba conmigo...como antes.

Su dulce y embriagante aroma me tomó desprevenida que casi me hizo derretirme en ese instante, su fornido cuerpo se veía tan fuerte que parecía imposible que fuera tan cómodo, pero lo era. De pronto, algo húmedo manchó mi blusa blanca, la miré y me alertó ver una sustancia rojiza, parecía ser ¿sangre? Pero no era la mía...era de ¿Kale?

Lo miré angustiada y mandé mis manos a tocar su camisa, esa sustancias pegajosa manchó mis dedos.

— ¿Estas sangrando? —pregunté débilmente, el aire escapó de mis pulmones. ¿Cómo era posible que un robot sangrara? Se suponía que eran creados para ser eternos, ¿cierto? Entonces porque tenía sangre... No debía ser así...

De pronto sentí sus manos en mis hombros, pensé que me juntaría más hacia él pero en vez de eso...hizo lo contrario.

Lo miré con sorpresa. Sus hermosos ojos verdes me miraron ansiosos.

LoveMechanic: La Obsesión del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora