Defectos

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Defectos

Seguía conduciendo un par de kilómetros más, el lugar donde quería comprar la ropa no estaba demasiado cerca. Un par cuadras más y unos cuantos disgustos por los altos que hacían disminuir mi velocidad, llegamos a nuestro destino.

Nos bajamos del auto y lo primero que percató mi vista fueron las enormes letras en la fachada del enorme edificio que decía CrossMen's.

Silbé ante el resplandeciente lugar, sabía que este era el lugar indicado para cualquier persona importante y rica que quería darse sus lujos. Eso a mí no me importaba mucho, pero recordaba que mi mamá me traía de vez en cuando para comprarle algunos trajes a Michael por su aniversario. Mi mamá nunca había tenido gran memoria, siempre recordaba todo a las últimas horas, mientras que Michael tenía todo arreglado semanas antes.

A veces venia aquí para hacer lo mismo que ella, para darle un recuerdo y regalo a mi padre.

Avancé despacio hacia la entrada principal con Kale pisándome los talones, llegamos a un gran vestíbulo, rápidamente se acercó una chica de cabello rubio muy linda que vestía un uniforme gris muy elegante, al verla tuve la necesidad de ver mi atuendo, nada favorable para estos lugares.

Me sonrojé un poco y subí el cierre de mi sudadera negra y me crucé de brazos. La mujer de unos veinticinco años llegó hasta nosotros muy sonriente, primero miró a Kale y luego a mí.

—Buenas tardes, mi nombre es Mayra. ¿En qué los podemos ayudar? —habló cordialmente mientras que nos dirigía a la recepción.

—Quisiera comprar un par de trajes, para mi... acompañante—hablé para luego señalar con mi dedo a Kale.

—Por supuesto. Por aquí—habló mientras que nos dejaba con una mujer igual de elegante y presentable detrás del mostrador.

—Buenas tardes. ¿Su nombre, por favor? —me preguntó la mujer de cabello cobrizo.

Era común en estos tipos de lugares registraran a las personas que entraban, tal vez por seguridad a que se robaran algo. Todos los trajes y atuendos que están aquí, valían bastante, para algunos. Sin embargo, adoraba la ropa, valía su precio con tal de hacer ver bien a Kale.

—Kristen Máximus —respondí automáticamente.

—Máximus... —movió rápido sus dedos en el ordenador mientras que me registraba, luego volteó a ver a Kale—. ¿Su nombre, por favor?

—Kale Robinsson—respondió con una linda sonrisa que hizo que se pusiera nerviosa la recepcionista.

Carraspeé un poco para hacer que se concentrara. Ella siguió anotándonos, mientras que hacía llamar a Mayra.

—Todo listo. Mayra has pasar a la señorita Máximus y al señor Robinsson.

—Acompáñenme.

Y la seguimos como patitos a su madre.

Entramos en un enorme salón lleno de ropa de caballero. Se dividían por secciones: camisas, pantalones, smokings, zapatos, corbatas. Cada uno separados por colores y tallas.

Reí por lo bajo, este era un sitio de puro vestuario para hombre pero parecía demasiado arreglado como el de las mujeres, me sentía muy cómoda. Mayra se detuvo y nos miró mientras que nos señalaba donde estaban todas las cosas y los vestidores.

—Sí gustan los puedo dejar solos para que se sientan más cómodos. Sí tienen algún problema o alguna duda háganmelo saber, estaré en la entrada. —Se despidió mientras que yo asentía ligeramente.

LoveMechanic: La Obsesión del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora