Si lo quieres, déjalo ir
Una brillante luz atravesó las ventanas y fue avanzando hasta mi cama. Me llegó una brisa fresca que alegró a mi piel, estiré mi cuerpo con cierta pereza y fui abriendo los ojos poco a poco. Algo se movió debajo de mí y separé mis parpados con mayor prisa.
Lo primero que miré fueron unos ojos verdes, tan hermosos y cristalinos que podía ver mi reflejo con claridad. Parpadeé varias veces por la cercanía y me separé un poco para verlo mejor. Esos ojos sólo podían pertenecer a alguien, a mi Kale... pero tenía una duda ¿Cómo había llegado hasta aquí? No recordaba que hubiera entrado a mi habitación. Incluso todavía estaba con mi pijama puesta, que consistía en una blusa gris oscuro con fresas por todos lados y un pequeño short igual de decorado.
Sonreí y él lo hizo conmigo, toqué su rostro con la yema de mis dedos y recorrí el contorno de sus labios. Lo admiré por unos cuantos minutos antes de volver a decir las palabras mágicas.
— Te amo—susurré para alcanzar sus labios y tomarlos a mi merced. Lo besé con pasión y dulzura. Nunca me cansaría de esto, era totalmente irreal y maravilloso estar junto a él.
Kale tomó mi rostro y lo separó escasos milímetros para verme a los ojos, ahí estaba de nuevo si mirada hipnotizadora, era como si fuera capaz de hacer todo con una palabra y convencerme en un segundo.
— También te amo, nunca lo olvides. Siempre estaré cuidándote—murmuró juntando nuestras frentes, antes de que volviera a besarlo, Kale se levantó de la cama y me acomodó delicadamente en el lugar donde estaba él y besó mi frente.
Lo miré curiosa e intrigada, Kale sonrió divinamente y señaló la puerta...
— Me tengo que ir—avisó pero antes de darse la vuelta lo tomé de la mano y lo obligué a mirarme.
— ¿Regresaras, cierto? —No sé porque pregunté eso, solo salió de mi boca sin pensar. Un mal presentimiento se sentía en mi interior, pero no le tomé mucha importancia ¿Qué más podía pasar?
— Claro que sí—asintió agachándose y se despidió con un pequeño pero amoroso beso. Lo miré marcharse y traspasar la puerta antes de cerrarla.
La intriga seguía sin desaparecer pero mi actitud era algo exagerada y más posesiva, no le pasaría nada a Kale, él sabe cómo cuidarse y me había dicho que regresaría...debía de confiar en él. Suspiré y se dejé caer sobre la cama, mi cuerpo se sentía todavía muy cansado sin razón alguna, así que decidí volver a cerrar los ojos y acomodarme para dormir un tiempo más, al cabo no tenía clases y era viernes, Michael también despertaría más tarde.
No pasaron ni cinco minutos cuando sentí brazo rodeándome la cintura y su cuerpo envolviendo el mío desde mi espalda, acaricio un abdomen y mi vientre, reí en voz baja al sentir su afectuoso tacto. Pero tuve que detener su mano, no quería que mi papá nos encontrara en una situación muy comprometedora.
Tomé su mano y entrelacé nuestros dedos.
— Que rápido regresaste—hablé con una enorme alegría y me giré lentamente para verlo, pero antes de que pudiera hacerlo, sus labios volvieron a atraparme con demasiada necesidad, algo muy raro en Kale, él siempre se tomaba las cosas con calma y mantenía el control mientras que yo hacia el papel de niña traviesa y desesperada, pero ahora... era distinto.
Sus labios sabían diferentes y se movían más rápido hasta algo ansiosos. Me aprisionó entre la cama y él para profundizar el beso, su lengua jugueteaba con la mía sin el mismo ritmo... había algo mal aquí...
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LoveMechanic: La Obsesión del Amor
RomanceKristen Máximus siempre ha vivido bajo la mirada estricta de su padre, un importante hombre de negocios. Vive una vida de estrés y de muchos peligros a su alrededor desde la muerte de su madre, de la cual curiosamente se culpa. Después de un terribl...