Reto

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Reto

Sentí que alguien me tocó levemente el hombro y desperté sumamente asustada y tratando de encontrar al agresor. Tenía el sueño bastante ligero para que cualquier ruido y toque me despertaba de la nada. Miré deprisa hacia atrás y me encontré con los ojos grisáceos de Michael que tenía una expresión divertida.

—Buenas noches—dijo sonriéndome sinceramente. Tarde en carburar lo que dijo...

—¿Buenas noches? ¿Pero qué hora es?—hablé somnolienta tapándome la boca en el bostezo.

—Ya es tarde...Perdiste tu entrenamiento—continuó con semblante serio.

— ¿¡Qué!? —Grité y me paré lo más rápido que pude y salí corriendo hacia la ventana para ver si era cierto —. ¡No puede ser, No, no, no! Quería ir... ¡Maldita sea! Yo y mi tonto sueño como pude...—corrí la elegante cortina de color dorada con carmesí y miré el día más que soleado, luego miré el reloj que estaba en la pared de enfrente de la sala, marcaba las 1:32 pm. Me giré lentamente molesta hacia mi padre y este al mirar mi expresión se torció a carcajadas.

— ¡Debiste ver tu cara! —gritó con sus risas escandalosas. Le hice un mohín y tomé un cojín del sillón y se lo lancé en la cara, dio justo en el blanco.

— ¡Hey! Sólo era una broma—se quejó sobando su rostro y fui yo ahora quien estalló a carcajadas sonoras.

—La venganza es dulce—Le dije sonriendo malvadamente y este me acompañó divertido.

—Extrañaba estar contigo—murmuró con una sonrisa. Yo asentí despacio.

—Yo también...Mucho—respondí con su mismo modo. Michael era muy divertido cuando quería y muy molesto también, pero su compañía era más que suficiente.

Entonces, mi vista se movió directamente al lado izquierdo donde se encontraba Kale recargado en la pared de un modo muy "en onda" por así decirse, estaba cruzado de brazos y la pierna izquierda doblada hacia atrás pegándola en la pared, y por supuesto, su conocida sonrisa encantadora mirando una escena. Mi sonrisa se ensanchó aún más al contemplarlo y alcé mi mano moviéndola como saludo, él hizo lo mismo después que yo. Michael aclaró la garganta disgustado para que notáramos su presencia.

—Supongo que ya te irás—afirmó Michael algo triste.

—Oh, sí es cierto. Vámonos Kale o llegaremos tarde—Ñe llamé cuando avanzaba hacia la puerta principal.

— ¿Lo llevaras? A eso...que diga a él—protestó incrédulo y confuso.

—Claro, porque no lo haría. Tú eres él que puso esa norma, que él me acompañara a todas parte, ¿no? —respondí también algo extrañada por su comportamiento contradictorio, primero me decía que lo quería cerca de mí y ahora se quejaba de ello.

—Sí pero...tú también necesitas espacio y esas cosas de...privacidad y cosas de chicas. —Se justificó sin muchas escusas en su mente, ladeé la cabeza y lo miré curiosa.

—Papá, es domingo. Aparte quiero que Kale me acompañe, podría necesitarlo o yo que sé. Podría ocurrirme algo y si él está ahí sería mejor, no crees—hablé tranquilamente, Michael solo me miró con gesto de duda, lo tomé como un sí.

—Vamos Kale—repetí y él me siguió hasta la salida.

— ¡Cuídate mucho! ¡Y no hagas cosas que luego te podrías arrepentir!—Me gritó preocupado alzando un dedo, lo miré como si estuviera loco, negué con la cabeza.

LoveMechanic: La Obsesión del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora