Descuidos

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Descuidos

— ¡Qué haces tú es la habitación de mi hija! —gritó Michael al ver a Kale sentado junto a mí y yo acostada en ella. Entró con pasos largos moviéndose con rapidez a la dirección de mi novio con expresión furiosa...vi en unos cuantos segundos apretar sus manos en puño con intenciones de golpearlo.

— ¡No, papá! —grité alarmada, mientras Michael no apartaba su vista de él y se acercaba peligrosamente.

Al ver que Kale no se movía ni un centímetro de su lugar, pensé que se dejaría que lo golpeara Michael, pero yo no iba a permitir eso.

Aguantando el dolor me senté y me estiré hasta llegar a un lado de Kale. Levanté las manos para tratar de detenerlo.

— ¡Papá! Me lastimé en gimnasia, ¡Me caí! ¡Kale me trajo hasta mi habitación porque yo no podía caminar! —grité hasta que sus ojos enfurecidos cambiaron a miedo al verme, luego miró mi pierna.

Se acercó hasta mí, y como dos imanes Kale se levantó y le cedió el lugar que ocupaba junto a mí a mi padre, él le mandó una mirada despiadada. No me gustó nada que se apartara... Me quejé al tratar de volverme a acomodar donde estaba.

Michael no sabía muy bien qué hacer, movía sus manos nerviosas sin saber si ayudarme a moverme o no. Me acosté y me relajé un poco.

— ¡¿Cómo que no puedes caminar?! —gritó con los ojos desorbitados.

—Bueno...no puedo apoyar mi pierna izquierda. Me dañé los ligamentos de la rodilla—expliqué repitiendo lo que me había diagnosticado Kale.

— ¿Cómo sabes eso? —insistió con su mirada con algo de miedo. Abrí la boca para decirle que fue Kale pero... ¿Cómo iba a reaccionar al saber que él me había "tocado" para revisarme? Seguro le daría un paro cardiaco.

—Eso supongo...—mentí mirando mi rodilla, estaba más hinchada.

— ¡¿Tú por qué no la cuidaste bien?! ¡Para eso estas aquí recuerdas! Únicamente para eso. —Le gritó a Kale que estaba parado a unos tres metros de nosotros.

— ¡Papá! ¡No escuchaste! Yo me caí por un descuido, no fue su culpa sino la mía. —Lo defendí para que volviera a mirarme.

—Pues debió hacer algo más...estas lastimada. Eso era lo que no quería que pasara. Ellos están para cuídate, sólo eso.

¿Por qué repetía tanto, sólo eso...sólo para eso? ¿A qué le temía?

—Fue mi culpa...—repetí tratando de dejar el tema por un lado.

—Ya hablé con tu profesora...No volverá a pasar—murmuró sin mirarme a los ojos.

—Sí, tengo por seguro. Tendré mucho más cuidado para la próxima—dije con una leve sonrisa. Podría continuar yendo cuando me recuperara.

—No habrá próxima vez...—alzó un poco la voz mientras se levantaba y caminaba hacia la salida. "No habrá próxima vez" me había desconcertado totalmente...

— ¿Qué? ¿Porque dices que...?

—Porque ya no iras a gimnasia. —Su tono duro me asustó. Decidí comenzar a pelear...

— ¡No puedes hacer eso! No puedes quitarme lo único que hace un poco feliz—protesté alzándole la voz.

—¡Claro que lo haré! No puedo permitir que te estés lastimando tanto—gritó más alto que yo para dejar en claro que él mandaba.

LoveMechanic: La Obsesión del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora