Escape Desafortunado
Me desperté más temprano de lo acostumbrado, me sentía cansada como si no hubiera dormido nada... y lo cierto es que era así. No sé con exactitud cuándo tiempo estuve esperando a que el sueño me ganara y sucumbiera ante él, me desesperaba tanto no poder dejar de pensar ni un solo momento.
Me agité entre las sabanas con incomodidad, ya me estaba hartando estar todo el día encerrada con un único lugar... necesitaba un poco de aire libre... además de que quería intentar buscar a Kale, tal vez lo hallaría y todo volvería a su curso, como antes.
Un poco de alegría regreso a mí y fue suficiente para que me levantara deprisa y tomara un baño caliente. Me cambié y me alisté para ir a buscarlo, antes de salir me regrese hasta el buró de mi cama y tomé el broche que me había regalado Kale y me lo puse en el cabello, se miraba hermoso, como él...
Caminé sigilosamente hasta bajar las escaleras sobre las puntas de mis pies para no emitir ningún sonido. Miré a todas partes pero no había nadie dentro de la casa, sonreí inconscientemente y me apresuré para abrir la puerta.
Ya con la esperanza y la felicidad de salir triunfante la abrí con confianza. Pero al hacerlo dos cabezas con lentes negros y un intercomunicador parados a los lados de la puerta giraron hacia mí. Diablos, sabía que no podía ser tan fácil...
— ¿Qué rayos...?
— Señorita Máximus, lo siento pero tenemos órdenes específicas de no dejarla salir a ningún lado sola. —Me interrumpió con voz serena el que se encontraba a mi lado izquierdo. Me desconcerté bastante y los miré ofendida.
— ¿Quién dijo eso? —protesté enojada mientras seguía parada en el umbral de la puerta.
—Su padre, señorita—respondió el mismo sin moverse de su posición. Bufé molesta mientras pensaba como convencer a estos hombres.
— Pero realmente necesito salir, me siento hostigada encerrada aquí. —Me quejé poniendo una cara triste. Al parecer no se creyeron mi ridícula actuación.
—Lo siento, pero tenemos ordenes—continuó ahora el de mi lado derecho. Refunfuñé arrugando el ceño, al parecer no funcionaría actuar como prisionera, entonces procedería a la amenaza.
— Ustedes no pueden detenerme, necesito irme y si llegan a ponerme una mano encima se las verán con mi padre. —Le advertí como si fuera una hija consentida, me sentí idiota diciendo eso, pero mayor era el apuro por salir y buscar a mi amado.
Di un paso decidida hacia delante pero sus manos me detuvieron.
—No puede salir sola. Sí necesita ir a algún lado un encargado le hará el favor de llevarla.
— ¡Qué! — Bien, mis planes no habían funcionado como lo esperaba, entonces requería llegar a un acuerdo con ellos—. Miren, siento haberles hablado así, pero tengo que ir sola, si ustedes me dejan salir les prometo no decirle nada a mi padre, he incluso podría pedirle que le dé un acenso, regresaré pronto se los aseguro—hablé tan convincente que por un momento pensé que accederían a mi chantaje.
Ambos se voltearon a ver y me hablaron al unisonó.
—No.
Esa fue su última palabra. Peleé un momento más pero no los convencí. Estúpidos de seguridad pensaba mientras entraba de nuevo a mi casa y buscaba una nueva manera de escapar.
Caminaba de un lado al otro mientras pensaba en algo. Una idea llego a mi mente como el encendido de un foco, chasqueé mis dedos.
—Puedo salir por la ventana de una habitación de huéspedes, avanzar hasta la cochera y tomar mi auto para salir a toda velocidad sin que nadie me detenga, sutil—hablé en voz alta para mi sola mientras cruzaba mis dedos para que funcionara.
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LoveMechanic: La Obsesión del Amor
RomanceKristen Máximus siempre ha vivido bajo la mirada estricta de su padre, un importante hombre de negocios. Vive una vida de estrés y de muchos peligros a su alrededor desde la muerte de su madre, de la cual curiosamente se culpa. Después de un terribl...