Plan secundario

668 40 0
                                    


Plan secundario

Me tapé un poco los ojos debido a la luz de la habitación, bostecé un par de veces y me dispuse a salir a buscar a Kale al poco tiempo.

Bajé hasta la sala, afortunadamente lo encontré sentado en el sillón, justo donde estaba anoche, tratando de no abarcar mucho espacio y dejando un lugar a su lado, se encontraba mirándolo como si hubiera una persona en él, mis esperanzas brillaron al ver que esperaba por mí.

Caminé rápidamente hasta él y me senté en el lugar indicado. Su vista automáticamente se puso en mí y esbozó una sonrisa de deleite.

—Buenos días. Kristen.

—Buenas días. Kale—respondí con emoción, luego recordé la pequeña discusión que había tenido con Michael, no muy grata.

— ¿Y Michael? Ya se fue—pregunté sin muchas esperanzas, era bastante común no verlo, siempre se iba muy temprano.

—Hace cinco minutos que salió—contestó examinando mi expresión, simplemente suspiré, seguro que estaría un poco enojado y triste por lo de anoche. Lo dejé pasar.

— ¿Quieres algo de desayunar?

Su pregunta me confundió un poco, pero luego reí ante ella.

— ¿Cual es el menú? —dije bromeando, parecía como si esta casa fuera un tipo de restaurante y Kale fuera el mesero, me hubiera encantado que él fuera el plato fuerte. Al escucharme, se mostró confuso e inclinó la cabeza.

— ¿Menú? —preguntó con dificultad, al parecer lo había confundido y no sabía realmente que ingredientes o comida había en la cocina.

—Estoy jugando, tranquilo. Yo me preparo el desayuno. Tal vez mañana tengas otra oportunidad, no te preocupes—hablé felizmente levantándome y dirigiéndome al refrigerador. Sin estar totalmente convencida tomé un vasito de yogurt de durazno y una cuchara y empecé a comerlo.

Giré para ver a mi custodio, al parecer estaba muy entretenido al verme comer. Metí una cucharada de yogurt a mi boca y esperé su reacción, nada. La saqué ahora totalmente vacía y Kale rió. Parecía interesarle cuanta comida podía ingerir o que tan bien sabía, o tal vez lo estaba antojando.

— ¿Quieres? —pregunté acercándole el vasito.

Él negó con la cabeza.

—No ingiero comida, gracias—dijo simplemente, mientras que yo me quedara estática, analizando su respuesta.

—Debí imaginarlo...—después de murmurar, resoplé mientras me aguantaba las ganas de reír.

Kale lo notó.

— ¿Qué pasa? —preguntó juntando sus lindas cejas.

—Según tú eras perfecto—bufé y sonreí. Tiré al vasito vacio a la basura para luego subir a alistarme.

Me bañé, me cambié de ropa por una blusa de tirantes de color gris y una sudadera negra con unos jeans y tenis deportivos del mismo color. Arreglé un poco mi cabello y bajé deprisa.

Kale seguía esperándome en el mismo lugar, sonreí ý moví la cabeza indicándome que partiéramos al instituto. Él me siguió y entramos al auto.

Platicamos un poco y llegamos muy rápido. Al bajarnos nos topamos de nuevo con nuestro grupo de amigos. No podía explicar cómo es que sabían que habíamos llegado, ¿Acaso tenían un radar para detectarnos? No descartaba la posibilidad.

LoveMechanic: La Obsesión del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora