Una pequeña luz al final del túnel

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Una pequeña luz al final del túnel

Michael POV

Habían pasado cinco días desde que no veía a mi hija, Kristen. Cada segundo, cada hora que pasaba me inundaba el pánico de pensar como estaría, si estaría bien. No podía pensar con claridad, estaba solo y desesperado.

Contrataba a personas especializadas en secuestros para que encontraran alguna pista en donde estuviera Kristen, pero nadie sabía nada, no había rastros de ella...era como si se la hubiera tragado la tierra.

Cuando me llamaron aquella mañana del lunes para avisarme que Kristen había escapado de su instituto, entre en shock ¿Por qué lo había hecho? Claro, ¡Para buscar a ese maldito robot! Mandé a todos bajo mi mando a que la buscaran, a que la persiguieran pero la perdieron en el transcurso del camino, sólo hallaron su auto abandonado en un estacionamiento subterráneo y paradas de taxis, supusieron que se había subido a alguno, pero cuando llegaron no había ninguno.

Lo que más me dolía era saber que había escapado por mi culpa...y por buscarlo a él. Ella siempre tan terca, que no estaba a gusto sin intentar lo que quería hacer, lamentablemente todo salió contraproducente. Era lógico que los secuestradores siguieran sus pasos desde hace mucho tiempo, sólo buscaban un momento para hacer su jugada... y cuando ella estuvo sola, sucedió la catástrofe.

Esperé ansioso para que regresara, todavía no sabía que había sido secuestrada y pensaba que volvería pronto, sin embargo, no lo hizo y tomé todas las medidas necesarias.

Dos días después de que Kristen desapareciera, recibí una llamada diciéndome que la habían secuestrado y tenía poco tiempo para mandar una grandísima cantidad dinero a una cuenta de banco pero sin la intervención de la policía.

No me importaba la cantidad de ceros en lo absoluto, quería a mi hija de vuelta. Pero me habían advertido que si se los daba así de simple, eran capaces de matarla cuando les llegara el dinero y ¡eso no podía permitirlo! Traté de negociar con ellos para depositarles no tan grandes cantidades para que no se sospecharan los bancos y llegar a tener más tiempo para encontrarla.

Saber dónde estaba, era la única esperanza que tenía, nosotros la encontraríamos y la traeríamos de regreso a casa... Eso le pedía a dios y a todos los santos cada vez que mis fuerzas se acababan.

— ¡No me importa si tienen que reclutar más gente! ¡Sólo quiero que encuentren a mi hija! ¡Doblen turno y encuéntrenla!—grité por la bocina del teléfono y colgué. Sabía que me estaba volviendo loco y exigía más de los investigadores podían ser capaces.

Caminé histérico por toda la sala con las manos agarrando mi cabeza con desespero y las bajé de un solo golpe hasta azotarlas contra una mesa.

Tantas preguntas en mi mente se envolvían unas a otras, pero la más importante era ¿Cómo estará Kristen? Ella era una chica fuerte e inteligente, tal vez pueda ayudarse también donde sea que estuviera.

Apreté mis puños y tiré la taza de café que se encontraba a mi lado, esta se estrelló sonoramente contra el piso.

Un nuevo sonido tomó mi atención, era una voz masculina en el intercomunicador de la entrada de la puerta.

—Señor Máximus, ha llegado un paquete para usted—gruñí enojado, no estaba para cosas del trabajo. Sin embargo, no me quedó de otra que avanzar y abrir la puerta para recibir el paquete.

— ¿Quién lo envió? —pregunté con voz monótona.

— No tiene remitente señor—respondió el de seguridad. Arrugué el cejo, era extraño que mandaran algo anónimamente. En seguida se me vino a la mente mi hija. Casi se lo arrebaté de las manos y le dije que permaneciera afuera, entré como alma que lleva el diablo hacia mi despacho y miré lo que tenía en las manos.

LoveMechanic: La Obsesión del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora