31: Pruebas de Quidditch y de amistad

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—Les ganaremos, no se molesten en entrenar —nos grita Draco a Harry, Fred, George y a mí el sábado cuando salimos vestidos de Quidditch a los terrenos de Hogwarts.

George palmea mi espalda y me dice que lo olvide. Como hice mi clase de climagia el jueves, tuve el viernes a la tarde libre y Fred y George me ayudaron a practicar después de tanto tiempo de no montar una escoba. Todavía no tengo la mía acá, pero haber volado ayer con ellos me devolvió un poco la confianza y... bueno, ¿cómo no voy a estar animada luego de haber usado la escoba de George?

—Hoy tenemos toda la mañana reservada para los entrenamientos —dice Wood cuando todos los postulantes nos sentamos en el suelo de la cancha de Quidditch—. Pero eso no quiere decir que vayan a tener horas y horas para segundas oportunidades.

Están todos los del equipo del año pasado más tres chicos de segundo año (Samantha, Nick y Liam) y una chica de sexto año (Hillary) que aprendió a volar en el verano. Yo no debería estar tan nerviosa.

Las primeras en dar la prueba son las chicas. Samantha quiere ser cazadora, pero vuela muy bajito porque tiene pánico a las alturas y se va llorando antes de que termine su prueba. Me da pena por ella, y espero que no me suceda algo así. Hillary logra hacer una muy buena voltereta improvisada en el aire y emboca la Quaffle dos veces en el mismo aro, con Wood atajando. Los pocos de Gryffindor que vinieron a ver la prueba la apoyan, y siento que el corazón se me encoje. George y Fred están en la fila para la prueba y no pueden estar a mi lado para animarme otra vez.

Luego llaman a Liam y a Nick, ambos quieren ser bateadores, pero Wood hace muchas muecas de desaprobación durante la prueba, y parece que Liam no puede volar en línea recta por más de cuatro segundos. Nick es más fornido y mantiene el bate firme en su mano, pero su puntería es de terror. Katie y yo estuvimos a punto de ser aplastadas por las Bludgers dos veces, y eso que estamos sentadas en las gradas. Luego pasan Fred y George y todos nos sentimos aliviados al ver lo bien que vuelan y cómo se deshacen de las Bludgers.

—Sabía que no los cambiarían —dice Angelina, a la vez que llaman a Bell, Katie y Johnson, Angelina. Luego Blair-Black, Leyla. Las tres nos ponemos en fila y Katie es la primera en subir a la escoba y hacer lo que Wood pide de demostración. La siguiente es Angelina, que vuela como una bestia. Pero una bestia que sabe volar. Parece que hubiera nacido sobre la escoba. Y luego viene la pobre Leyla.

—Vamos, es tu turno —dice Wood.

George me da su escoba otra vez y doy una patada en el piso para elevarme. Wood me da indicaciones de "volar hasta los aros", "giro de 180 a media cancha", "descenso en picada, ¡descenso en picada!", y aunque no soy tan rápida como Katie ni tan firme como Angelina, tengo mis cosas buenas y logro la aprobación final de Wood.

Las tres nos quedamos rondando en el aire hasta que vemos que Hillary se levanta, habla con Wood y se sube a su escoba.

—¡Escuchen! —anuncia Wood—, es una decisión difícil porque son las cuatro muy buenas de maneras distintas. Haremos un partido de prueba con los bateadores y conmigo como guardián. Harry, tú puedes volar alrededor y simular que buscas la Snitch, pero no la soltaremos porque tenemos que dejar la cancha en media hora para las pruebas de Slytherin.

Liam me presta su escoba y le devuelvo a George la suya. Evidentemente, el problema de Liam de no volar en línea recta no era solamente suyo; la escoba se tuerce siempre al lado izquierdo. Pero esto me gano por no traer mi material.

Wood suelta las Bludgers y la Quaffle y pronto estamos los ocho jugadores en el aire. El público de Gryffindor vitorea porque se ganaron ver una sesión de prueba inesperada.

Leyla y el prisionero de Azkaban | (LEH #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora