—La cena comenzó hace cuarenta y dos minutos —dice tía Cissy—. ¿Por qué no bajaron?
Ni Draco ni yo decimos una palabra.
—¿Por qué está abierta la ventana?
De un costado de tío Lucius sale un elfo doméstico en ropas andrajosas y corre la cortina a la vez que la ventana se cierra. En la penumbra, mis tíos dan miedo. El cabello y la piel de ambos parecen brillar en la oscuridad.
—Draco, tu habitación no es un lugar para pasar el rato con otras personas, ¿entiendes?
—Sí, padre. —El cabello de Draco también brilla cuando él asiente.
—Leyla tiene su propia habitación para pasar el tiempo —dice tía Cissy—. No quiero volver a verlos juntos aquí, ni en ningún lado donde no esté yo presente.
Esto me suena tan extraño de mi tía. Siempre pensé que ella era la más tranquila y razonable del dúo de cabello perfecto.
En fin, Draco tuvo que bajar a comer, vigilado por su padre, mientras que tía Cissy mandó a los elfos a traerme la comida a mi habitación y se quedó conmigo haciéndome una incómoda compañía. Aunque no tenía los ojos sobre mí todo el tiempo, no podía tragar tranquila, porque cada pocos minutos subía la mirada y sentía que me congelaba. Me molesta que me vean comer, y me cuesta mucho más con una situación así, por lo que tardé una hora y veintitrés minutos en acabar el plato. Luego de aquel último bocado ya me estaba sintiendo triunfante, por lo que mi tía no dudó en pincharme la burbuja de gloria.
—¿Por qué estabas en la habitación de Draco?
Por suerte tragué la última cucharada de puré, porque de otro modo me hubiera atragantado.
—Ya dije que lo lamento. No quise meterme en lugares donde no puedo entrar.
—¿Y no sabes por qué razón lo hiciste?
Me encojo de hombros.
—Tenía curiosidad.
—¿Qué tipo de curiosidad?
Francesca pone los ojos en blanco en mi lugar, porque no puedo hacerlo frente a mi tía.
—Quería ver qué había dentro.
—¿Adentro de dónde?
—Por favor, tía, adentro de la habitación. No conozco muchos lugares de la casa, y me había perdido cuando encontré a Draco saliendo de su lugar. —Mi tía se queda callada—. Fue una casualidad, en serio, no buscaba nada.
Ella asiente sin parecer convencida.
—Y luego llegaron las cartas de Hogwarts y nos distrajimos leyendo la lista de materiales.
Notará la mentira, notará la mentira... Leyla, tú nunca lees.
—Ah, mira qué bien. Entonces no querías preguntarle nada en especial a Draco.
—No, para nada —digo con gran alivio.
—Siempre me puedes preguntar a mí, ¿sabes?
¡Qué insistencia! Un millón de "sí, tía, claro que sí; por supuesto; no dudaré en hablar contigo" más tarde, me recuerda que no puedo volver a visitar a Draco, y que él tampoco puede venir, por lo que puedo pedir algo para pasar el tiempo.
—¿Qué es lo que te gusta hacer? —me pregunta.
—Se me dan bien las pociones.
Mi tía hace una mueca y luego trata de sonreír ampliamente.
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Leyla y el prisionero de Azkaban | (LEH #3)
FanfictionGanadora de los WATTYS 2017 // Destacada en Wattpad [Serie "Leyla en Hogwarts": Libro 3] - Libros 1 y 2 en mi perfil. No es suficiente tener un tío loco y arrestado por asesinato. No, la suerte de Leyla no se conforma con eso. Lo que necesita Ley...