55: Black hasta en la sopa

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A la mañana siguiente, cuando salimos a desayunar, encontramos a Filch sacando el cuadro de Sir Cadogan, que fue despedido de inmediato, por lo que el orificio que da a la Torre queda destapado. Mientras cuelgan el retrato de la Dama Gorda, cinco trolls vigilan la entrada y amenazan con sus pesados bates a cualquiera que se acerque.

Durante el desayuno, Percy viene a decirnos la nueva contraseña, y nos dice especialmente que no se la digamos a Neville bajo ningún concepto.

—¿Pero cómo va a entrar a la Torre?

Percy se encoge de hombros y se va a hablar con el siguiente grupo. Cuando Neville entra al Gran Salón, camina hasta la mesa de Gryffindor sin levantar la cabeza y se sienta solo en una punta. Me siento terrible por él, pero Percy vendría a detenerme si fuera a hablarle.

Antes de poder decidir qué hacer, un grupo de chicos de Cuarto de Ravenclaw y Hufflepuff se pone alrededor de Ron y le piden que cuente qué sucedió con Black. Ron, contento de tener la atención y ya recuperado del susto de anoche, con mucho gusto exagera la historia y cuenta cómo tuvo que sacarle el cuchillo de la mano a Black para que no lo matara y que se paró en la cama para desafiarlo, pero que Black salió corriendo antes de poder enfrentarlo.

Oh, y el cuchillo parece que desapareció. Tiene que mejorar esa parte de la historia.

Cuando la historia comienza por tercera vez, meto el resto del desayuno entre dos panes y me voy a comer al pasillo. Antes de que pueda cerrar la puerta del Gran Salón, se vuelve a abrir y sale Cedric.

—¿Estás bien? ¿Te sucedió algo anoche? Me enteré esta mañana y no te vi hasta ahora.

—Sí, en realidad no sucedió nada. Se metió en la pieza de mis compañeros y estaba apuntando a uno cuando de repente salió corriendo. Pero estuve tan cerca, en la misma Torre... Juro que lo oí. Estaba escuchando desde atrás de la puerta y oí sus pasos.

Miro el sándwich, pero ya no tengo hambre. Pensar en Black me revolvió el estómago. Cedric me abraza y sin pensarlo me pongo a llorar en su hombro.

—Tengo miedo —le digo—, tengo miedo de que algo le pase a Harry. Dicen que Black viene por él.

Cedric frunce el ceño.

—No entiendo cómo pudo entrar al castillo —dice.

—Yo tampoco. Pero tengo que tener un plan para la próxima vez que algo así suceda. ¿Me acompañas a la biblioteca?

Como el sándwich en el camino y le doy la mitad a Cedric, porque no se puede desperdiciar la comida porque sí.

—Está rico —dice con la boca llena—, eres buena cocinera.

—Igual no dejaré que me hagas cocinar a mí todas las veces —digo y ambos sonreímos con la boca cerrada porque seguimos comiendo. Cuando terminamos, entramos a la biblioteca y nos sentamos cerca de una ventana a pensar—. ¿Con qué comienzo?

—Podemos buscar en la sección de artes oscuras.

Una vez que estamos allí revisando las estanterías y abriendo y cerrando los tomos, comienzo a toser y me voy a la parte de Encantamientos a respirar mejor aire. Allí encuentro un libro de hechizos para sorprender a tus amigos y lo abro de inmediato.

—Oh, mira esto, Cedric.

Shhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

—Lo siento, Madam —le digo a la bibliotecaria que está a mil kilómetros, pero oye de todos modos—. Cedriiiic —susurro como una loca asesina que aparece en las noches en la cabecera de tu cama. Vaya, quizás sí termine siendo como Black.

Leyla y el prisionero de Azkaban | (LEH #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora