4. -Eso no funcionará conmigo

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Kristen's POV

—Kris... Ey Kris, despierta —escuché una voz tierna y cálida.

Gruñí por lo bajo, me sentía demasiado cómoda en la posición en la que me encontraba. Aún no lograba reconocer la voz que me había llamado, pero supuse que era la de mi mamá. Estaba dispuesta a abrir los ojos pero la enorme luz que había me lo impedía. Parpadeé varias veces para acostumbrarme a la luz. Abrí los ojos y me encontré aún en carretera, habían árboles alrededor y el sol parecía en 3D frente a mis ojos por el vidrio del auto, como la pantalla del cine.

Estaba con mis pies en mi pecho recogidos y una almohada sostenía mi cabeza. Estiré mis pies y sentí mi cuello tronar.

—Auch —murmuré por lo bajo y me llevé una mano a mi cuello.

—¿Estás bien? —preguntó mi mamá con los ojos en el camino.

—Sí, sólo me tronó el cuello como si partiera —le sonreí. Ella rodó los ojos.

—Dentro de una hora y media llegamos Kris, quédate despierta y disfruta del paisaje. Has dormido muchas horas sin ninguna interrupción —­rodeé los ojos y miré al frente. No me sentía cansada, era verdad, pero de pronto mi madre sí—. Además, me siento cansada —adiviné.

—¿Quieres que conduzca? —le pregunté.

—Sería buena idea —contestó ella.

Aparcamos el auto a un lado de la carretera. Salimos y cambiamos nuestros lugares. Yo como piloto y mi mamá como copiloto. Conduje con la misma velocidad que mi mamá y  ella quedó fundida en el sueño.

(...)

—Mamá, llegamos —dije. Mi madre se removió incómoda. Se estiró como gato aperazado y miró al frente.

—Pensé que no llegaríamos nunca —dijo ella restregándose los ojos.

—Igual yo —solté un suspiro. 

Sentía mi trasero entumecido.

Seguí las indicaciones de mi mamá para llegar a nuestra nueva casa. Paramos en un semáforo que estaba en rojo. Recosté mi cabeza en el volante y cerré los ojos con fuerza. Cuando llegara llamaré a Matt y Ky. Como los extraño. Abrí los ojos, aún seguía en rojo, miré a un lado y justo había una librería.

—Eh, ¿Mamá?­ —dije mirando a mi mamá.

—¿Si?­ 

—¿Será que te pasas a mi puesto, mientras yo miro si allá­ —señalé la librería—­puedo encontrar mi libro?­ —ella miró a la librería y después me miró a mí.

—Está bien, te daré las indicaciones para llegar a la casa. Es más —añadió—­, queda cerca de aquí.­ 

Nos quitamos los cinturones y cambiamos de lado,  ese semáforo aún seguía en rojo.

Mi mamá me dio la dirección para llegar a mi casa y salí del auto. Apenas crucé la calle, el semáforo pasó a verde y mi mamá siguió conduciendo. Vi hacia donde volteo para después pasar por ahí.

Entré a la librería la cual tenía enmarcada cada sección de libros: infantil, ficción, fantasía, romance, misterio y muchas más, todas combinadas. Como no conocía la librería decidí buscar ayuda para los libros.

Había una chica de cabello negro recogido todo en una coleta, tenía una camiseta azul claro y unos jeans azules oscuros. Me acerqué a ella. Me dedicó una sonrisa.

—Hola, ¿Necesitas ayuda? —me preguntó.

—Hola, emm sí. Soy nueva aquí y estoy buscando un libro —junté mis manos—:Yo antes de ti.

—Claro, está en la parte de romance —me señaló por dónde debía ir. Yo asentí y le dediqué una sonrisa de gracias en mi rostro.

La chica me indicó que la sección de romance se encontraba al lado de la de misterio y que la de misterio estaba al lado de la infantil.

Caminé hasta la sección infantil—para así llegar a misterio y así pasar a romance—, en la cual había un chico con un bebé cargado, parecía de meses y el chico de mi edad. Se veía bastante tierno, pero seguí de largo mirando la sección de misterio al lado. Justo cuando iba a pasar por detrás del chico, a este se le resbalaron los libros de las manos. Pasé y me hice a su lado, empecé a recoger los libros que se le habían caído.

El chico me miró, tenía un color de piel blanca y a la vez bronceada, cabello despeinado y café y unos ojos cafés demasiados profundos que cualquiera se puede perder en ellos, se parecían a los de... Oh no, no, no. Lo mejor es que me vaya de aquí. Le sonreí y nos levantamos del suelo. Yo con la mayor parte de libros y él con unos cuantos y con el bebé en sus brazos.

—Mira —le extendí los libros. Él salió de su pensamientos y miró los libros a la vez que me miraba a mí.

—Gracias —­asentí. 

Di media vuelta y partí hacia la sección de misterio para por fin llegar a la sección de romance.

¡Dios, que enredo todo esto!

Llegué en un momento a la sección que quería. Encontré el libro de primero y lo cogí. Estaba lista para darme la vuelta, hasta que por el rabillo del ojo pude ver a una sombra algo deforme a un lado mío. En ese momento temí por mi vida. Llevé una mano a mi cadera para localizar de que estuviera allí, pero no, no estaba ahí. Volteé mi cuerpo en dirección a la sombra y me encontré con el cuerpo del chico anterior. Volví a tener mi respiración normal y mi corazón volvió a bombear sangre.

—Eh, hola —sonrió. Tenía unos dientes hermosos y derechos, una sonrisa muy blanca.

—Hola —­le contesté. Con mi boca en línea recta, tal vez parecía antisocial, pero era un chico y no lo conocía como tal.

—Eh, ¿Será que tú, puedes ayudarme a cargar estos libros hasta mi casa?

¿Es enserio? Que chico más idiota, obviamente que no lo ayudaría. Es un extraño para mí, como para ir hasta su casa. Yo reí y lo miré incrédula.

—¿Es enserio?­ —pregunté al ver su expresión de no comprendo tu risa—Wow, no es broma —dije en voz alta y lo miré—. Te podría acompañar hasta afuera para que no tropieces, pero no hasta tu casa  —­tomé el libro dispuesta a ir a la caja a pagarlo. El chico me siguió por detrás.

—Oh, por favor. Tengo a mi pequeño hermano en brazos —me mostró al bebé. Le diría que no, pero me apiadé de él. Lo miré y dudé.

—Está bien, te acompañaré a tu casa —le contesté y pagué el libro. Él sonrió y pagó los de él.

—Vas a disfrutar en mi casa —escuché que dijo por lo bajo para que yo no me diera cuenta, pero para males de él, lo escuché como si lo hubiera dicho por un micrófono.

—¿Disculpa? —paré de caminar y lo miré arqueando una ceja—­¿Cómo disfrutaré en tu casa?—me crucé de brazos y lo miré esperando una respuesta. 

—Pues, me gustaría presentarte a mi hermano —subió al bebé—, para jugar, claro —si, si. Y yo era la reina Isabel. 

Está era la peor excusa que había escuchado entre mis 16 años. En ese momento encajé las piezas: chico de mi edad, hermano pequeño, libros infantiles y chico muy guapo... Oh claro, es uno de esos chicos. 

Tomé los libros de mis manos y se los coloqué en su brazo desocupado.

—Lo siento amigo, pero eso no funcionará conmigo —el chico quedó perplejo ante mi manera de responderle. Yo di media vuelta y partí en dirección a mi casa.

Que chico más idiota. No pensaba caer en esos juegos tan estúpidos

Aiden's POV

Quedé perplejo. Miré a la chica alejarse. Era la primera vez que una chica se resistía ante mí y más con mi hermano aquí.

Eso fue lo que me despertó el interés en ella. Jamás la había visto en California, de pronto sería nueva. Pero para mí, de pronto, un nuevo reto.

Ella Es DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora