48. Vamos a visitar a Austin.

2.1K 130 4
                                    

Aiden's POV

—Creo que me perdí —miré las calles con el ceño fruncido, si así se ven de día no imagino de noche.

—Dime que ves, Aiden —suspiró Kris. 

—Esto es culpa de ese niño —seguí caminando—. Si no me hubiera dejado tirado en la calle en un lugar en donde no conozco direcciones, ya hubiera legado.

—Debiste haberle hecho algo muy malo, Jake no se enoja así porque si...Si ves unas casas como medio acabadas, tienes que seguir derecho e intenta no detenerte para nada sea lo que veas.

—Está bien...No creo haberle dicho algo malo —repuse—, sólo pregunté por su hermano; no tenía idea de que su hermano era Austin y mucho menos que había muerto.

—¿Que le preguntaste por quién? —sonó alarmada.

—Por su hermano —dije dudoso—. Ah, ¿Kris? ¿Es normal de este lugar que todos los hombres me miren extraño y reparen en la ropa que llevo puesta? Digo, todos están saliendo de sus casas y con sus navajas en los cinturones.

—No te detengas, sigue caminando. Estás a la mitad. Dentro de cinco minutos te vuelvo a llamar —dijo y colgó.

—Si...yo también te quiero —metí el celular en el bolsillo y seguí caminando.

Todo este escenario parecía una película de mafiosos, sicarios y traficantes de drogas. Habían casas hogareñas pero con su toque rudo, era como una comuna. Lo peor era que de cada casa salían uno, dos o tres hombres, se les veía sus navajas en mano, otros en sus cinturones del pantalón y otros amarrados a las botas militar que tenían, con sus pañuelos amarrados en sus frentes...Se podría decir que me causa un poco de miedo.

—¡Hey, tú! —entorné un poco más mis ojos y pude ver la silueta de un chico, no supe si responder o seguir por su lado como si fuese polvo—. ¡Colócame cuidado! —disminuí mi paso, el chico, al cual no le había visto el rostro aún, se hizo a mi lado. Cuando intenté mover mi cabeza para verlo, me lo impidió—. Lo mejor es no hacer contacto visual, todos se colocarán en alerta si lo haces.

—¿Más? —pregunté con ironía.

—Más, amigo. ¿Para dónde vas? —podía ver sus zapatos un poco desgastados.

—Al gimnasio —contesté neutral.

—Te puedo guiar hasta cierto punto y después me iré, no tengo mucho tiempo.

—Por favor.

Por dos minutos estuve hablando y andando con este chico, no sentí que me observara en ningún momento, ni yo intenté ver su rostro pues mantuve siempre con mirada al frente. Las demás personas se habían calmado y ya no parecían alerta, se encontraban conversando con el vecino o simplemente fumaban. Yo, por mi parte me tranquilicé.

—Bueno, yo hasta aquí te acompaño —dijo el chico—. No te detengas hasta encontrar el gimnasio. Suerte.

—Gracias, por cierto, ¿cómo te llamas? —pregunté yo.

—Ya sabes como me llamo: Austin —ese nombre me hizo flaquear. Fue imposible no haberme volteado de inmediato para ver al chico del cual no había intentado ver el rostro. En efecto, era él, con un gorro de lana gris que cubría su cabello—. Sigue caminando. Kris ya viene.

—Pero tú...

—Mira siempre al frente. ¡Hazlo!

—¡Aiden! —giré mi cabeza y vi a Kris corriendo hasta donde estaba yo—. ¿Cómo llegaste hasta aquí por ti mismo? —me dio un casto beso en los labios, tomó mi mano y comenzó a arrastrarme.

Ella Es DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora