Kristen's POV
Esto era de serie de televisión; ésta era la parte en que los dos idiotas halan mis brazos hasta que se me caigan o, yo puedo elegir si entre Liam o Aiden, pero como esto es demasiado estúpido, no me pienso dejar tratar como un muñeco de trapo. No, que se jodan.
Un grupo de chicas pasaron por nuestro lado y se me quedaron viendo con envidia. Claro, un chico de ojos azules y otro de ojos marrones cogiendo, cada uno, uno de mis brazos, mientra se asesinan con la mirada—y puedo jurar que si las miradas mataran, los dos se estarían peleando por ver quién hunde más a quién, bajo tierra—, sin contar, que tengo a otro chico con ojos café oscuro—casi negros—un poco detrás mío observando esta situación. Sí, de pronto algunas chicas añorarían esta situación. Bueno, pues yo no me clasifico entre esas chicas, y si esos dos se están sepultando bajo tierra con la mirada; pues yo los estoy incinerando.
—Okay —todos dejaron de mirarse y posaron su atención en mí—. Ustedes, par de descerebrados, me van a soltar el brazo y van a actuar como los adolescentes maduros que no son.
—Kris... —empezó Aiden y lo miré con odio. Fue lo suficiente para que se callara.
Los dos me soltaron con cautela. Aiden miraba a Liam desafiante y Liam, ignorando a Aiden de una forma olímpica, me miraba con expresión dolida.
—¿Qué haces aquí? —pregunté a Liam, que le dio una mirada rápida a Brad.
—Brad me mandó un texto diciéndome dónde estabas —dijo cabizbajo, Aiden lazó una risa ahogada.
—¿Y tú? —pasé de la cara de Liam y le pregunté a Aiden. Éste sonrió triunfante.
—Yo a cambio de él —señaló a Liam con la cabeza—, te encontré por mí mismo —no pude evitar fruncir el ceño y observarlo con un poco de respeto. Brad dio un paso hasta a mí y tocó mi hombro, haciendo sus palabras volver a mi mente.
Aiden también te está buscando y a Liam no le gustó mucho la idea de que él conozca a tus amigos y él no. Maldito mentiroso, no me encontró por sí mismo, fue en busca de Matt y Ky para saber en donde podría estar—más específico a Ky, ya que Matt tenía entrenamiento y ella estaba libre—. Digo, eso no es lo que me molesta, quería saber en dónde estaba, lo que me cabrea es que me haya mentido. Odio que me mientan.
—Así que me encontraste por tu cuenta —asintió con una sonrisa en su rostro—. Púdrete con tus mentiras Aiden. —escupí con rencor y lo miré mal. Él me miró extrañado, haciendo que su sonrisa se borrara y frunció el ceño.
—Kris, te conozco, sé dónde podrías estar.
—No me vengas con el mismo repertorio. Puedo apostar lo que quieras a que llamo a Kyra y me dirá que le dijiste dónde poder encontrarme —se quedó totalmente callado y con la mandíbula apretada—, así que púdrete Aiden.
El silencio duró unos minutos, me sentía un poco agobiada por la situación. No era para nada fácil estos días para mí: no poder estar en Washington para cuidar de Jake, me tenía tensa, pensar que si me descuidaba sólo un momento, recibiría la llamda de Matt o Ky diciendo que Jake se había suicidado, me destruía bastante. Me hacía bastante daño, y cuando se me hace daño no es bueno tenerme cerca, sólo una persona ha podido estar en mi depresión y esa persona ya no está. Prefiero alejarme de todo ser humano a mi alrededor, por lo general, me vuelvo fría e hiriente y sólo me da remordimiento cuando sano y sólo queda cicatriz—o sea, cuando ya no hay solución por mi comportamiento anterior—. Por eso razón siempre voy a un parque a ver a niños jugar, me recuerda mi niñez, me recuerda lo rápido que quería crecer y ahora no sé por qué carajos siempre quise algo tan estúpido, por qué siempre quise algo tan doloroso.
Mi grupo de amigos y yo no éramos tan parecidos a los otros niños, siempre éramos el grupo de "atrás" que el profesor pedía no separáramos; el grupo alegre y bromista que le caía bien a toda la clase y que los únicos que nos echaban la bronca eran los profesores. Siempre salíamos a algún lado y el punto de encuentro o "nuestra cueva genial", como lo denominamos, era mi casa. Toda mi familia conoce a todos mis amigos. Dejamos de ser niños después de la primera muerte, fue algo tan impactante que nos robó nuestra niñez y nos hicimos más maduros. Dejamos de gustarles a todos los demás alumnos, éramos demasiado directos y frenteros, no decíamos nada a las espaldas. Si algo no nos gustaba pues lo decíamos y ya.
Y así fue, muerte tras muerte, nuestro grupo se fue reduciendo. Huían o morían, así era, por más macabro que eso sonara.
—¿Dónde está Logan? —preguntó Brad a Aiden. Salí de mi ensimismamiento y furncí el ceño.
—Está en otro parque. Lo llamaré para que vaya al instituto —se alejó un poco de nosotros y comenzó a hablar por celular.
—Tenemos que hablar —dijo Liam, acercándose un poco a mí.
—Después —respondí cortante y el sintió. Aiden dejó de hablar por su celullar y volvió a acercarse a nosotros.
—Bueno, entonces ¿te vas conmigo? —sonó más una afirmación que una pregunta. Lo fulminé con la mirada.
—No pienso irme contigo —Liam sonrío con suficiencia—. Contigo tampoco —advertí y su sonrisa se cayó.
—¿En qué piensas irte? —preguntó Liam con desdén.
—¿Trajiste tu auto, Brad?
—No —respondieron Aiden y Liam, al unísono. Arqueé una ceja.
—Hasta donde tengo entendido —levanté mi dedo índice—, tú te llamas Liam y tú te llamas Aiden.
—Mi segundo nombre es Brad —dijo Aiden con arrogancia, a lo que Liam frunció el ceño.
—¿Qué tu segundo nombre no era Florencio?
—Cállate Liam —siseó Aiden, colocándose un poco sonrojado. Me tuve que morder la lengua para no reírme.
—No interesa —dije con tono cansino—, si tengo que ir caminando hasta el instituto, voy caminando hasta el instituto, pero iré con Brad.
—No te preocupes, si traje el auto —dijo Brad y se cruzó de brazos.
—Bien. Nos vemos en el isntituto —dijo Liam y se acercó a darme un beso en la mejilla, para después marcharse.
—¿Vamos? —preguntó Brad y asentí, siguiéndolo por detrás para ir a su auto.
—¡Espera, Kris! —dijo Aiden antes de que me montara en el asiento del copiloto.
—¿Qué pasa? —pregunté abriendo la puerta del auto.
—Pronto es tu cumpleaños —asentí—. Haré que explotes ese día, te aseguro que será el mejor día de tu vida —se me fue inevitable no sonreír. Esas palabras ya las había escuchado antes—. ¿Qué quieres de regalo? —preguntó con inocencia y me senté en el siento del copiloto del auto de Brad, cerré la puerta y bajé la ventanilla, Aiden se apoyó contra el auto.
—¿Qué te parece si me sorprendes? —se apoya contra la ventana del auto de manera de verme mejor y sonríe.
—Me parece estupendo.
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¡Próspero año!
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Ella Es Diferente
Ficção AdolescenteElla se cree de mala suerte. Piensa que si alguien se le acerca lo va a destruir, lo va a matar. Se pregunta todos los días por qué le pasa lo que le pasa; se pregunta por qué su vida es así. ¿Por qué de tanta gente sólo quedaron tres? No es ig...