47. Ya comprendo.

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Aiden's POV

Hace mucho tiempo no me dedicaba a ver las estrellas y menos la luna, menos con una chica. Pero me gusta, no es para nada incómodo y es genial, una noche tan fresca y luminosa como ésta. Se siente maravilloso. Miro la luna y alzo una ceja, se siente como si alguien me estuviese observando y cuando cruzamos miradas sonríe, es algo imposible claro está, la luna no tiene dientes. Giro un poco mi cabeza y miro a Kris, su ceño fruncido también mirando la luna, intentando descifrarla. Me era imposible no sentirme enternecido viendo como sus ojos brillan mirando hacia arriba y su cara blanca, pero no como la de Matt, es un blanco especial, un blanco sexy que sólo luce en ella.

Una sonrisa de idiota se forma en mi boca con sólo verla. El amor es un sentimiento hermoso, que a la vez es un puñal clavado en tu corazón por diversas razones,en mi caso, ver a Kris con lágrimas en sus ojos por sólo ver la luna me destroza, me destroza verla así y me destroza no saber la razón. No sólo está mirando la luna, está recordando.

—Ven aquí —ella me mira con sus ojos cristalinos, me acerco y la atraigo a mi cuerpo y la siento en mis piernas, Kris vuelve un puño mi camiseta con sus manos y entierra su cabeza ahí, en mi pecho—. Estás conmigo, estás bien —le susurré y escuché sus pequeños sollozos, con mi mano en su espalda y la otra acariciando su cabello.

—Nunca te vayas.

—Nunca.

(...)

Abrí mis ojos de repente al sentir el viento recorrer mi espalda desnuda, un pequeño escalofrío me recorrió mi cuerpo. El pequeño chirrido de la puerta me hizo voltear hacia ella, por ella estaba asomado Jake mirando el suelo.

—Oh, estás despierto —entró como si nada a la habitación y cerró detrás de si—. Kris me mandó por ti —sonrió y se fue directo al armario donde estaba mi maleta de viaje.

—¿Dónde está Kris? —me estregué la cara y me cubrí con una cobija por el frío.

—Está con Matt en el gimnasio, nos están esperando...¿No trajiste ropa deportiva? 

—Gimnasio...¿Gimnasio? —me senté en la cama y me fue al baño del cuarto.

—Sí, ellos iban ahí antes de que Kris se fuera, bueno, íbamos, yo también iba, pero ellos son más avanzados.

—No comprendo —dije con el cepillo metido a la boca.

—Cuando lo veas comprenderás —volví a la habitación y vi que estaba revolcando toda mi ropa bien doblada.

—No sabes cuánto me tomó doblar toda esa ropa por mi mismo —lo señalé con mi dedo.

—Lo ignoro. No trajiste ropa deportiva —no fue una pregunta, fue una confirmación—. Está bien, ¿qué talla eres? —al escuchar mi número de talla su expresión cambió, sus ojos se volvieron un poco rojos, una sonrisa triste se instaló en sus labios y su voz salió quebrada—. Vamos a mi casa, eres la misma talla que mi hermano.

(...)

Con las manos metidas en mis bolsillos por el frío de la mañana, Jake abrió la puerta de su casa, me dejó pasar y me dirigió al piso de arriba. Fuimos directo a la última habitación del pasillo. Lo vi tomar aire para girar el tomo de la puerta, lo giró con delicadeza y tranquilidad, sin embargo, su cuerpo temblaba un poco.

La puerta se abrió dejando el olor de guardado, jabón y un poco de perfume de hombre. Entré y quise irme inmediatamente, habían dos afiches de bandas en una pared y en la otra había una foto de Austin en un cuadro colgado a la pared, en el otro está Austin cargando a Kris como si fuese una princesa, los dos empapados en agua que caen por unos chorros, con sus sonrisas amplias.

—¿Austin es tu hermano? —la pregunta salió de mi boca sin siquiera esperarlo, sólo salió. 

—Sí —se relamió los labios y entró en el cuarto. Fue directo al armario, corrió las puertas y comenzó a buscar entre toda la ropa que había allí—. Adelante, siéntate donde quieras.

Le hice caso y me senté en la silla del escritorio. Había varios libros en el escritorio, y un tarro con lápices y marcadores. Mi curiosidad ganó y abrí los cajones, en el primero de la izquierda había una caja y unas cuantas libretas, tomé una y leí: 

"Recordar: comprar el panda de peluche para Kris"  "Ayudar a Kris con biología" .

"Ir de compras con Kris" "Comprar el disfraz de Batman" .

"Planear la fiesta de Kris con Michelle" "Convencer a Kris para ir al cumpleaños de Jake en mi motocicleta" "La sorpresa de Jake" .

Fue la última nota que estaba escrita en la libreta. La guardé y revisé las otras donde sólo habían asignaturas y apuntes hasta cuarto de secundaria, miré los siguientes cajones, sólo cuadernos y útiles escolares, una que otra carta. En el otro cajón habían solo fotos.

—Pruébate esto, es seguro que te va a quedar. Voy a buscarte unos tenis y a buscar la mochila de Austin —dijo y continuó buscando.

—¿No crees que tu hermano se enoje si me ve con su ropa? —entré al baño de la habitación y comencé a colocarme la ropa.

—En lo absoluto. Austin no se molestará —dijo.

—Está bien.

Terminé de medirme la ropa y en verdad, me quedó bien, era justo mi talla. La cara de Jake se desfiguró al verme con la ropa puesta, titubeó algo que no comprendí y después me trajo los zapatos, con su mirada puesta en cualquier lado menos en mí. Los tenis me quedaron perfectos. guardé todo en la mochila de Austin y salí del baño, Jake ya no estaba allí, así que supuse que estaría en el primer piso.

—¡Jake! —lo llamé y salí a un pequeño patio, como no lo vi, decidí dar media vuelta y seguir buscándolo, sólo que una silueta me hizo detenerme y mirar con detenimiento. 

—¿Dónde estás Aiden? —el chico llegó a mi lado—. Oh, aquí estás. Vamos, Kris nos está esperando.

—Espera —lo detuve—, ¿esa es una motocicleta? —Jake miró a donde señalaba mi dedo y asintió.

—Es de Austin —dijo con brusquedad—. Vamos, Aiden.

Lo seguí hasta la puerta principal con la motocicleta grabado en mi mente.

—¿Y no la necesita?

—No.

—¿Entonces para qué la tiene?

—No la utiliza.

—¿Por qué?

—¡PORQUE LOS MUERTOS CON CONDUCEN MOTOCICLETAS!

Frené en el lugar en el que estaba y abrí mis ojos un poco, no podía ser posible.

—No puede ser verdad —dije involuntariamente.

—Yo no jugaría con la muerte de mi hermano Aiden —Jake me miró a los ojos y pude ver lo cristalinos que estaban, apunto de derramar sus lágrimas.

No era imposible, Austin es un difunto.

—La curiosidad mató al gato —susurré para mí, llevé mi mano a mi frente un poco conmocionado por esto.

—No, Aiden —dijo Jake—. El gato se suicidó al ver la realidad —y se fue dejándome solo en la calle. 

Ella Es DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora