Perfecto

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 — ¿Quién — carraspeo ya que me atraganto con mi propia saliva en la primera palabra — ¿Quién era ese? — Pregunto intentando mostrar indiferencia.

— ¿Ese? — Tomás hace un gesto con la cabeza mientras frunce el ceño. — Es Alex Sáenz. Va a segundo curso, es muy amigo de Óscar. — informa él mirándome con curiosidad. — ¿Por qué? — pregunta riendo de pronto. — No me digas que eres una chica más, de esas que se bajan las bragas por él. — frunzo el ceño por sus palabras pero veo un atisbo de celos. — Lo siento. Pero es que todas se vuelven locas por él.

— Bueno, yo no soy una chica más que se baja... — empiezo enfadada. Además ¿por qué lo dice de esa manera tan despectiva?

—Lo siento. — repite sonriéndome interrumpiéndome. — No lo decía en serio, sé que no eres de esas. — Dice mirándome con su mirada de: "Sé que me vas a perdonar porque soy jodidamente perfecto".

Me calmo ligeramente, pero sigo un poco nerviosa aún porque haya acertado un poco y encima lo vea como algo malo. Aunque no debería afectarme lo que opine o piense Tomás. Me muerdo el labio, incómoda. Estoy deseando volver a verle y no sé por qué. Por la puerta sale Corina envuelta en el brazo de Óscar. No puede tener la sonrisa más ancha. Me ve en seguida y luego ve a Tomás. Genial, ahora iba a empezar la charla de las parejas felices.

—Hola Tomás. — saluda ella sonriendo. — Menos mal que estabas con ella, estaba súper preocupada. — Espera, ¿cuándo estaba preocupada? Le lanzo una mirada y ella me sonríe intentando parecer inocente.

— Nos hemos encontrado. — dice Tomás mirándome tiernamente. Le sonrío de vuelta intentando parecer cortés.

Veo, por detrás de Óscar, que alguien le tiende una cerveza. Óscar sonríe mientras el chico, Alex bebe de su cerveza mirándome como si me desnudara. No puedo evitar ponerme nerviosa por esa mirada tan intensa. Alex, sin dejar de mírame, le susurra algo a Óscar en la oreja mientras Corina y Tomás comparten comentarios sin importancia sobre la universidad. Óscar niega con la cabeza.

— Es la mejor amiga de Corina. — informa y le oigo. — ni se te ocurra. — advierte.

— Está bien. — dice él sonriendo torcidamente. Me enfado inmediatamente con Óscar por impedirle a Alex cualquiera de las cosas que iba a hacer.

— ¿Quieres algo? — pide Tomás.

— ¿Qué? — digo volviendo a la realidad.

— Que si quieres algo para beber. — repite pacientemente.

— Oh sí, pero sin alcohol, por favor. — digo deseosa de deshacerme de él.

Nos hemos quedado los cuatro allí en el porche. Ellos tres delante de mí y yo sola ante el peligro. Creo que no puedo estar más roja. Alex se acerca a mí sonriéndome ampliamente. Mi corazón se para un segundo.

— Me llamo Alex, aunque probablemente ya lo sabrás porque le habrás pedido a alguien cómo me llamo nada más verme. — dice rápidamente, frunzo el ceño y miro a Corina que sonríe incómoda. La acaba de fastidiar. ¿A mí me va a hablar así? Já. — pero te lo digo porque también sé que te estabas muriendo de ganas de que me acercara para hablarte. — Me quedo mirando su sonrisa estúpida dibujada en esos labios perfectos.

— ¿Esto te funciona? — pregunto haciendo un gesto con la mano entre nosotros. — ¿O simplemente tienes el ego por las nubes y disfrutas haciendo que la gente lo vea? —le espeto y él parece desconcertado.

— ¿Qué? — titubea y su sonrisa se borra de golpe por un momento mientras frunces el ceño.

— Que si te sirve esto para ligar. ¿Utilizas la arrogancia como arma de seducción? — el ríe y la confianza vuelve a él de golpe.

Déjame amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora