Él se queda callado durante un rato y luego me besa dulce y brevemente. Se aparta con una sonrisa en los labios y me coge de la mano llevándome a la cama.
— ¿Te quedarás conmigo esta noche? No sabes las veces que he querido tenerte sobre mi cama. — susurra en mi oído. Sonrío y asiento. — Sé que has estado ya en mi cama, pero nunca después de que me dijeras que me amabas.
— Claro. — aseguro con la piel de gallina.
Él pierde el equilibrio por un momento, pero se recompone fácilmente.
— Lo siento. No me gusta que me veas así — dice cerrando los ojos. Debe tener un dolor de cabeza horrible.
— No lo sientas. — susurro quitándole la camisa que lleva. Botón a botón. Él traga saliva mirándome, al menos su mirada ya no está perdida como antes, pero puedo ver lo muy borracho que está. — ¿Puedes quitarte los pantalones? — pregunto mientras me deshago de mi abrigo.
— Claro. — dice él cayéndose hacia atrás en la cama.
Río entre dientes y le ayudo, mi estómago hormiguea tontamente hasta que consigo que se meta en calzoncillos en la cama. Yo me deshago de mi ropa también y me meto tras él. Sus brazos me acogen, está muy caliente a causa del alcohol y lo agradezco puesto que hace un frío de muerte. Cierra los ojos suspirando tranquilo y yo beso suavemente sus labios. Sus manos se cierran sobre mi cintura, y puesto que estoy en ropa interior las sensaciones se multiplican. Me estremezco y doy un beso en la base de su garganta. El inspira con fuerza.
— No dejes que mañana me olvide de nada por favor. Quiero recordar esta noche, aunque la mitad de las cosas me gustaría olvidarlas.
— Mañana lo recordaremos.
— Me gusta oírte decir eso. Un mañana acompañado de un nosotros.
— Suena bien. — digo ahora sin sonreír, pues ni siquiera he conseguido mi propósito, que era contarle todo mi pasado acompañado de una disculpa. Sin duda no había salido como yo esperaba, pero al menos estábamos juntos, y era lo que importaba, ¿no?
— Buenas noches Elena. — dice él inspirando y abrazándome más fuerte.
— Buenas noches Alex. — susurro cerrando los ojos.
La luz del sol que se cuela entre la cortina entornada me despierta y cierro los ojos instintivamente. Me cuesta ubicarme una fracción de segundo. Los brazos desnudos y musculados de Alex están cerrados alrededor de mi cintura. Le siento detrás de mí y una sonrisa se dibuja en mi cara al instante. Me giro con cuidado para no despertarle y le observo. Sus ojos están cerrados y su ceño fruncido, su boca está entreabierta. Respira profundamente, y me recuerda a un niño pequeño, si no fuese por la suave barba oscura e incipiente de su cara hubiese pensado que era más joven. Tiene el pecho desnudo y la sábana a penas le cubre haciendo que el sol le pegue allí donde su barriga está marcada por las finas líneas de los abdominales.
Le observo dormir, creía saber qué era la belleza hasta que le veo dormir. Es perfecto, completamente perfecto.
Se me hace un nudo en la boca del estómago cuando me doy cuenta de que cuando despierte debo contarle todo mi pasado, y así terminar con todo el dolor. Pero hacerlo me dolía.
Tengo sentimientos encontrados al respecto de lo que siento. Por un lado, estoy feliz de estar por fin así con Alex. Por otro lado, la noche anterior lo pasé muy mal, tuve miedo de perderle, tuve miedo de decirle que le quería de esa manera, me dolieron sus palabras. Aún no sabe nada de mi pasado, quería ver cómo reaccionaba antes de decirle lo que significaba para mí, pero el giro de acontecimientos hizo que no pudiera contarle nada. Sé que se va a despertar con un gran dolor de cabeza, estará contento por verme allí con él también. Tengo que coger aire y ver el momento oportuno. No voy a forzar las cosas, simplemente voy a disfrutar del momento.
Me quedo observándole tanto tiempo que no me doy cuenta que ahora el rayo de sol que me ha despertado a mi avanza hasta darle en su cara. Él frunce el ceño cerrando con fuerza los ojos y se remueve, sonrío mientras me incorporo un poco para tapar la luz. Sus ojos se abren enfocándose en mí, parece aturdido al principio, temo que no recuerde nada de la noche anterior, pero entonces me sonríe ampliamente y tira de mi hacia abajo uniendo nuestros labios. Me da un breve beso y luego acaricia mi cara suavemente mientras sonríe con los ojos.
— Pensé que lo había soñado. — me sonríe.
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Déjame amarte.
RomanceUna chica difícil. Un secreto. Una desgracia. Un chico arrogante. Un secreto. Una casualidad. Obra registrada en Safe Creative con el código 1503293709500. Todos los derechos reservados.