Me inclino y hundo la cabeza en su hombro, respirando en su cuello. Él me rodea con sus brazos. Siento su cuerpo desnudo debajo del mío casi desnudo y cierro los ojos. Alex pasea su dedo índice por mi columna vertebral lentamente. Suspiro relajándome. Estamos largos minutos así, yo no necesito más, simplemente sentirle. Sé que son casi las tres porque cuando hemos salido del restaurante eran las 2, eso significa que tenemos que ir a ver a Corina. Tengo ganas de verla, muchísimas, pero también de estar así. Al menos iremos juntos, y eso me alivia.
Noto que toca mi sujetador desde atrás y lo aparta ligeramente. Me separo de él.
— ¿Qué es eso? — pregunta él curioso.
— ¿El qué?
— ¿Tienes un tatuaje? — inquiere asombrado
— Si. — digo, su rostro se ensombrece un poco.
— ¿Puedo verlo?
— Claro.
Está el mí costado derecho a la altura del sujetador, por lo que siempre me lo tapa. Siempre pensé que en esa zona estaría a salvo, no es algo que vea cualquiera. Alex espera paciente, me giro como puedo hacia la ventana y bajo la parte de mi sujetador para destaparlo. Allí tengo dibujado una C y justo en el extremo inferior de la C se dibuja una e. Crean una especie de 3 si lo miras de lejos, pero son nuestras iniciales. Debajo pone Juntas, mientras que en el de ella pone siempre.
Él lo mira, y luego clava sus ojos en los míos, esperando una explicación.
— Son nuestras iniciales. — explico. — Nos lo hicimos hace dos años. Nos pareció un bonito recuerdo, algo nuestro y donde lo vemos siempre que queremos— explico. La comprensión pasa por su rostro reflejado en forma de alivio y ternura. — Cosas de crías. — digo encogiéndome de hombros.
— Es precioso. — dice rozándolo con sus yemas. Río mientras me giro de nuevo hacia él.
— ¿Estabas celoso? — digo yo.
— No, — dice de inmediato.
— He visto tu cara. — le digo. Él coge mi camiseta del lado del conductor y me la pasa por la cabeza.
— No te voy a negar que no he pensado que había sido de un ex - novio o algo así. — dice él pasándome los brazos lentamente por las mangas, luego baja mi camiseta para colocármela bien.
— Y te has puesto celoso. — insisto.
— Si. — suspira él. — Pero solo un poco.
— Tuve un novio. — le digo distraídamente. — Si es que se puede llamar novio. — veo como su vista se nubla ligeramente, pero la sonrisa no desaparece.
— ¿Salisteis mucho tiempo? — dice intentando quitarle importancia.
— Casi dos años. — digo yo, el entrecierra los ojos, — Éramos pequeños, teníamos catorce años. A los dieciséis me di cuenta que era mi mejor amigo al que de vez en cuando dejaba que me besase. Rompimos. Bueno. — digo pensando. — rompí yo, y entonces me di cuenta de que ni siquiera era mi mejor amigo. Él se puso furioso y empezó a decir a todo el mundo que era una puta y que todo el día quería acostarme con él. — digo encogiéndome de hombros. Él me mira con los labios fruncidos.
— Seguro que le rompiste el corazón. — me acusa sonriéndome.
— ¿Qué querías que hiciera? Tenía cosas más importantes por las que preocuparme que él ni siquiera entendía. Si le hubiera importado de verdad me habría apoyado siempre. — digo. — No podía seguir engañándome.
Cojo su camiseta y hago lo mismo que él me ha hecho a mí sonriéndole. Es divertido vestirle como si fuera un niño pequeño.
— ¿Vamos a ver a Corina? — dice él cogiendo mi cara con sus dos manos.
— Si, — sonrío ampliamente. — ¿Puedo conducir?
— Ni hablar. — dice besando mis labios y pasando por debajo de mí hasta sentarse en su sitio.
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Déjame amarte.
RomantizmUna chica difícil. Un secreto. Una desgracia. Un chico arrogante. Un secreto. Una casualidad. Obra registrada en Safe Creative con el código 1503293709500. Todos los derechos reservados.