Siempre quiero más

188K 6.9K 445
                                    

Abro los ojos lentamente y veo a Alex observándome iracundo. Me dedica una sonrisa cuando ve que me he despertado y suavemente retira el pelo de mi cara. Deposita un beso en mi frente y yo busco su boca.

— ¿En qué piensas? — susurro pasando mis dedos por su pelo. Me encanta hacer eso y estoy casi segura de que a él le gusta incluso más que a mí.

— Yo solo... — dice suspirando. — me preguntaba si estarías bien cuando despertaras.

— Sí. — afirmo de inmediato. — Lo estoy. Necesitaba hacerlo. — digo y su sonrisa se amplía de inmediato. — Me refiero a contártelo. — digo empujándole suavemente y sonriendo. Él se vuelve aponer serio. — ¿Tu estas bien?

— Sí, lo estoy. — dice él mirándome directamente, sus ojos están llenos de una calma increíble.

— Sé que no habrá sido la mejor vez; aprenderé y lo haré mejor... — él me pone una mano en la boca suavemente y sus ojos sonríen por él dulcemente.

— Esta ha sido la mejor vez con diferencia. — dice tiernamente yo ruedo los ojos aún con la boca tapada por su mano. Él se había acostado con otras muchas chicas que de verdad sabían moverse y hacer que Alex disfrutase. El solo pensamiento de alguien tocando a Alex y sintiendo lo mismo que yo, gracias a él me pone enferma. — Lo digo en serio, es tan... diferente la manera de hacer el amor. — Solo veo sinceridad en su mirada. — Es algo totalmente nuevo y maravilloso. — asegura, le sonrió y él me devuelve la sonrisa.

— Aun así, aprenderé. — prometo rodando encima de él con una sonrisa divertida que se le contagia.

— Yo te enseñaré. — me asegura mirándome desde abajo y tapándome porque con mi movimiento el edredón se ha movido.

Su mano viaja por mi espalda desnuda hasta la parte superior de mi trasero. Me enciendo cuando recuerdo que ambos estamos totalmente desnudos y él me dedica una mirada traviesa.

— ¿Cenamos? — pregunto y él levanta una ceja divertido. — Idiota. — me rio y él se sacude debajo de mi cuerpo. — Tengo hambre. ¿Crees que ya habrá llegado alguien? — pregunto mientras él acaricia con su dedo mi columna poniéndome la piel de gallina.

— Seguramente ya están Óscar y David en casa. — dice tranquilamente, me sonrojo. — No creo que estuvieran en casa mientras nos acostábamos. — se burla con una sonrisa torcida. Abro los ojos y le tapo la boca. — ¿Qué? ¿Ahora estás vergonzosa? — dice juguetonamente mientras busca mis labios. Le devuelvo el beso suavemente y su lengua acaricia mi labio inferior.

— Hoy tengo que dormir en mi residencia. — digo abrazándole Él suspira rodeándome con sus brazos más fuertes. — Tengo todas las cosas allí y mañana quiero ir temprano al hospital.

— Mañana no voy a poder acompañarte. — dice él.

— Oh. — digo intentando alejar la decepción que siento. Él me obliga a mirarle.

— Le prometí a... Fede que le acompañaría a comprar regalos. — dice rápidamente.

— ¿A Fede? — digo levantando las cejas. — ¿Fede quiere comprar regalos por navidad? — digo y él aparta la mirada, claramente incómodo, le conozco más que a mí misma así que sé que está mintiendo.

— Sí. — dice, aunque pensaba que no diría nada más.

— Ah, vale. — digo algo incómoda porque él me esté mintiendo en mi cara. — Bueno, pues creo que me iré ya a mi residencia. — digo rodando por encima de él y saliendo de la cama para vestirme.

Déjame amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora