Pasan unos minutos, pienso qué he dicho que esté mal. No me parecía una pregunta difícil, hemos hablado sobre ello en ocasiones anteriores. Quería saber exactamente el motivo por el que quiere llevarme él al hospital. Me maldigo a mí misma por haber hecho que desapareciese su sonrisa.
— ¿Por qué me dejaste dormir en tu cama? — pregunto en un murmuro, él para de fregar y los músculos de la espalda se tensan. Se gira para mirarme.
— Eres diferente. — dice clavando su mirada en la mía, ahora le siento más cerca a pesar de que se ha movido y físicamente está más lejos.
— ¿Diferente? ¿Ser la única chica con la que no quieres acostarte ni te has acostado me hace ser diferente? Ya sabes, podrías decir que soy diferente porque tengo valores, porque soy inteligente... mil cosas. — digo divertida. Él está serio, mi sonrisa desaparece.
Da los dos pasos que nos separan y se pone enfrente de mí, gira con su mano el taburete hasta que estoy pegada a la barra y justo enfrente de él. Ahogo un grito de sorpresa, pues no quiero que sepa lo que siento en ese momento. Me mira con una mirada nueva, algo de ¿deseo? ¿excitación? ¿malicia? Mira mis labios y luego mis ojos de vuelta. Yo soy incapaz de respirar. Estamos tan cerca que noto como su pecho sube y baja. Este chico me va a matar.
— ¿Quién dice que no quiero? — pregunta él con una sonrisa ladeada y alza una ceja.
— ¿Quieres? — pregunto en un susurro ahogado tragando saliva. Él sonríe más aún.
— Quería. — dice. — Hasta que abriste la boca, lo único que quería hacer contigo era eso. — dice y mi corazón se acelera. Me imagino clavando mis labios a los suyos. — Luego quise algo más, quise conocerte. Eres diferente, porque no eres una más. Eres diferente porque ahora te veo de manera diferente, porque eres inteligente, con valores y miles de cosas más que desconoces y que no te voy a decir porque no es lo que necesitas en este momento. Y sí. — dice inclinándose en mi oído haciendo de su voz un susurro. — sí que sigo queriendo acostarme contigo, me he imaginado diez maneras distintas de como lanzarte a esa cama sólo esta noche y quitándote la ropa. — dice poniendo una mano simplemente en el exterior de mi muslo izquierdo, no puedo evitar soltar un suspiro de excitación, — Y besando tus labios carnosos, en serio ¿Cómo pueden ser unos labios tan perfectos? Llevo toda la noche queriendo probarlos. — esto ya es demasiado, siento que mi cabeza está volando y que no es real. — Pero eres mejor que eso. — dice finalmente. — Porque no eres diferente porque no quiera acostarme contigo, quiero, lo eres porque eres especial y punto.
Se separa de mí sonriendo entre dientes mirándome atentamente. No sé qué cara debo tener, la de al borde de un infarto seguramente. Me muerdo el labio inferior intentando controlar mis emociones y el ardor que empezaba a sentir por ahí donde él había simplemente tocado y por donde me gustaría que lo hiciera. Su ausencia se siente como algo doloroso. He tenido que poner toda mi fuerza de voluntad para no atraerle a mis labios e impedir que se marchara. Me quedo mitad jadeando mitad fibrilado mientras él se aleja de mí.
— Me he cansado de preguntas. — dice. — Ven. — toma mi mano cuando ha acabado de recogerlo todo. Dejo que me toque e ignoro el escalofrío que recorre todo mi brazo hasta mi pecho.
— Creo que tienes que irte. — digo aclarándome la voz. Suelto su mano.
— ¿Que? — dice él divertido, se tumba en la cama y coge el libro que estoy leyendo, dentro, como punto hay una foto de Corina y mía sonriendo a la cámara.
— Creo que es mejor que te vayas. — digo más convencida.
— No lo crees. — dice él sin mirarme, mira la foto.
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Déjame amarte.
RomanceUna chica difícil. Un secreto. Una desgracia. Un chico arrogante. Un secreto. Una casualidad. Obra registrada en Safe Creative con el código 1503293709500. Todos los derechos reservados.