Está loco por ti

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Una película de sudor está empezando a formarse por todo mi cuerpo, ya llevo más de media hora sin tener señales de vida de Alex y eso me inquieta un poco. Confío en él, o al menos eso creo, pero no saber dónde está me pone nerviosa. Sandra me pide que la acompañe a fumar fuera, cosa que pienso que me vendrá bien porque así tomaré algo de aire fresco.

— Qué calor, Dios mío. — suspira Sandra sacando tabaco de su bolso para liarse un cigarro. — ¿Quieres?

— Qué va, yo no fumo. — rechazo sentándome en los escalones de la entrada.

La gente chilla y canta, otros se dan el lote en la oscuridad de la noche sin importarles quién les pueda ver.

— Vaya, has venido. — levanto la cabeza para encontrarme con los ojos de Dani, me tenso de inmediato, pero el alcohol me tiene atontada.

— Sí, al final hemos decidido pasarnos. — Dani toma asiento a mi lado sin preguntar. — Ella es Sandra, la prima de Óscar.

— Nos conocemos. — dice Sandra mirándole a él y luego a mí.

— ¿Ha venido Alex? — dice ignorándola.

— Sí.

— ¿Y dónde está? — pregunta este mirando tranquilamente a nuestro alrededor. Creo que no es consciente de lo furioso que se podría poner Alex si le viese aquí a mi lado.

— Con Óscar, han ido a hablar con unos amigos suyos. — miento.

— Ahora vuelvo, Elena. — me dice Sandra, la miro con pánico. — Voy a buscarles, no te muevas.

— Vale. — digo resignada.

— Otra vez solos. — se burla Dani.

— ¿Otra vez? — levanto una ceja.

— ¿Te gusta la casa? — me ignora. Un chico pasa por su lado y Dani le para para quitarle sus bebidas, a él no parece importarle. Me tiende una bebida que dudo en coger, pero que al final acepto y bebo. A falta de Alex bueno es el alcohol.

— Es bonita, y.... grande.

— ¿Quieres que te la enseñe?

— No. — digo de inmediato.

— No voy a morderte, sé que estás con Alex, aunque claro si es porque no te deja... — empieza él.

— Está bien, vamos. — digo levantándome del suelo.

No tengo por qué preocuparme, Alex no está por ningún lado, así que no tiene derecho a enfadarse si me ha dejado sola.

— Estos pantalones te favorecen. — comenta cuando vamos por un largo pasillo. Me retraso para que vaya delante de mí y le asesino con la mirada, pero él ríe.

— Camina. — ordeno.

— Y esta es mi habitación. — dice abriendo con la llave la última habitación que nos quedaba por ver. Lo cierto es que casi no prestaba atención, solo buscaba a Alex, que no está por ningún lado.

— Qué bonita. — asiento quedándome en el marco de la puerta reacia a entrar. — Oye. — digo cambiando de tema completamente. — ¿Está tu hermana en la fiesta?

Sus ojos se clavan en los míos de repente.

— Sí, claro ¿por qué?

— Por saber. — me encojo de hombros y bebo de mi copa. Mis alarmas se han disparado, no quiero relacionar la ausencia de Alex por horas con la presencia de Tania en esa fiesta. Empiezo a caminar por el pasillo y le oigo cerrar antes de seguirme.

Déjame amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora