Un roce suave sobre en mi cuello hace que suspire y emita sonidos quejicosos. Me muevo y escondo la cabeza en la almohada. Unas manos se ciernen sobre mi cintura y el suave tacto asciende hasta mi oreja.
— Buenos días. — canturrea en un susurro en mi oído. Me lleva unos segundos darme cuenta que es Alex.
— Vete a la mierda. — digo sonriendo y tapándome la cara con los brazos, noto su sonrisa sobre mi piel.
— No recordaba lo agradable que eres cuando despiertas— bromea respirando sobre mi barbilla y yo sonrío de nuevo, —La alarma de tu móvil no ha sonado. — ronronea depositando suaves besos sobre mi piel. Yo abro los ojos y me encuentro con su sonrisa.
— ¿Qué? — digo alarmada. Tenía que ir al hospital temprano, me incorporo de inmediato y él besa mi cuello retirando el pelo a un lado desde detrás de mí.
— Tranquila nena. — dice dulcemente. — no ha sonado porque aún no es la hora que hablas puesto. — me relajo de inmediato cerrando los ojos bajo su toque.
— ¿Por qué me has despertado entonces? — me quejo girándome ligeramente para mirarle.
— Quería estar contigo un rato antes de que te fueras y no nos viésemos en todo el día.
— Idiota. — digo riéndome. — me has asustado.
Sus labios siguen paseándose por mi cuello y suben hasta la base de mi oreja. Un escalofrío recorre toda mi columna vertebral. Cierro los ojos y me relajo tirándome más hacia atrás para sentirle mejor. Noto como sonríe, sus manos se posan en mi cintura y bajan para abrazarme desde mi estómago. Contengo el aliento cuando sus manos viajan al interior de mis pantalones de pijama, que son anchos y su piel caliente entra en contacto con mis muslos.
— Alex... — Exhalo.
— Dime nena. — noto diversión en su voz y me estrecha más hacia él. Mis labios buscan los suyos y el tan solo los roza.
— Bésame. — suplico girándome un poco más, Alex inspira mirando mis labios y lo hace. Me giro sin despegarme de su boca y él mientras se sienta apoyándose en el cabecero, yo me siento sobre su regazo a horcajadas y enredo mis manos en su pelo. — ¿Cuánto tiempo tenemos? — pregunto en su boca y eso parece despertar a Alex del todo porque mueve sus manos por mis piernas y las deja en mi trasero. — Poco más de media hora.
— Oh. —sonrió bajando más mis manos por su pecho desnudo y mirándole traviesamente. Alex se había levantado de buen humor, y tenía que aprovechar.
— Puedo hacerte muchas cosas en este tiempo. — ronronea divertido en mi boca.
Le beso suavemente y él sube mi camiseta poco a poco, un calor me recorre todo el cuerpo cuando la prenda vuela y quedo desnuda de cintura para arriba sintiendo el calor de su cuerpo desnudo contra el mío. Le vuelvo a besar, esta vez más profundamente y el gime cuando me muevo sobre él suavemente. Tan solo lleva unos bóxer y yo unos pantalones de algodón muy finos, noto como su excitación aumenta.
— Elena... —gime cerrando los ojos. — No... Hagas... Eso. — su boca pronuncia, pero su cuerpo dice otra cosa. Sus manos envuelven mis pechos y yo beso su cuello. Una de sus manos viaja hasta el borde de mi pantalón y yo jadeo cuando mete una mano por él. Sus dedos expertos masajean el punto más sensible de todo mi cuerpo y yo escondo la cabeza en su cuello soltando un gritito de sorpresa y placer.
— ¡Alex!... —gimo y el acelera los movimientos llenando de besos húmedos mi cuello. Noto como su respiración se agita y sé que quiero que el también disfrute, así que retiro su mano muy a mi pesar cuando estoy a punto de tener lo que creo que es mi primer orgasmo.
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Déjame amarte.
DragosteUna chica difícil. Un secreto. Una desgracia. Un chico arrogante. Un secreto. Una casualidad. Obra registrada en Safe Creative con el código 1503293709500. Todos los derechos reservados.