Christopher volvió a sonreír; esa vez, era una sonrisa misteriosa que la puso muy nerviosa.
Pronto iban a salir de crucero por el río, pensó Dulce, y disfrutaría de no ser por el hombre que estaba a su lado.
Por mucho que lo intentara, no podía ignorar el poder de su sexualidad.
Había sido una equivocación aceptar ir en la motora con él, allí no había escapatoria posible.
Se vio obligada a beber la esencia de Ucker, a estar lo suficientemente cerca de él como para sentir su fuerza eléctrica.
¿Le ocurría a él lo mismo?, se preguntó Dul.
¿Le habían asaltado las vibraciones del pasado? ¿Tenía la intención de acostarse con ella en la cabina de la motora, donde nadie podía molestarlos?Dulce se estremeció.
Inmediatamente, Ucker mostró preocupación.
Christopher: ¿Tienes frío?
Dul sacudió la cabeza.
Dulce: Son los fantasmas.
Christopher: ¿Como el fantasma de un ex marido?
Sorprendida por la perspicacia de él, Dul apartó los ojos de Chris.
Christopher: ¿Te arrepientes de algo? —preguntó con voz queda.
Dulce: No, en absoluto —respondió en voz alta y clara. — Dejarte fue lo mejor que he hecho en la vida.
Y lo decía en serio. Seguir casada con él habría sido un infierno.
Chris apretó los labios y no respondió.
Dulce supuso que era porque había sido ella quien lo dejara y no al contrario.
Christopher se consideraba un hombre perfecto, pero no lo era y ella se lo había dicho repetidamente.
Si él no se había dado cuenta del daño que le había hecho era porque estaba ciego.A pesar de todo, cuando llegó la hora del almuerzo, ambos se encontraban relajados. A Dul le sorprendió descubrir que estaba disfrutando más de lo que había imaginado que sería posible.
Christopher no se le había insinuado; su comportamiento había sido amistoso y charlaba animadamente, aunque no de cosas personales.
En general, ella se alegraba de estar allí... ¡e incluso tenía hambre!
Ucker dejó la motora en el pequeño muelle de un restaurante y, una vez dentro, Dul se dio cuenta de que era el mismo al que Chris la había llevado en su primera cita.
¿Era una coincidencia o era intencionado?
No lo preguntó.
Sin embargo, le asaltaron los recuerdos del pasado, recuerdos de cuando era casi una adolescente totalmente enamorada de Chris.
El restaurante estaba muy concurrido; pero en el momento en que Uckermann entró, les proporcionaron una mesa.
Dulce: ¿Vienes aquí a comer con frecuencia?
Christopher: Son clientes míos —respondió sin darle importancia. — Es decir, la cadena a la que el restaurante pertenece.
Dulce: ¿Y por eso te dan un trato privilegiado?
El semblante de él se ensombreció.
Christopher: Hablas como si te molestara, Dulce. ¿Te molesta?
Dul se encogió de hombros.
Dulce: Estoy empezando a darme cuenta de lo mucho que has prosperado. Ser un hombre de éxito abre muchas puertas, ¿verdad?
Christopher: Supongo que sí —respondió con voz queda.
Dulce: ¿No lo aprecias? —le espetó ella.
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Bajo Su Hechizo
DiversosQuería que fuera su secretaria durante el día... y su amante de noche. Cuando Dulce María volvió a ver a su marido tres años después de abandonarlo, su primer instinto fue huir. Christopher Uckermann no volvería a hacerla sufrir. Chris buscaba ven...