Dulce estaba preparada cuando el coche fue a buscarla, pero le sorprendió el cálido recibimiento de Christopher.
Fue a recibirla casi antes de que ella hubiera salido del vehículo.
Entonces, la abrazó como si aún fuera su esposa y hubiera pasado algún tiempo fuera.
Sin embargo, cuando intentó besarla, ella volvió la cabeza.
Era ir demasiado lejos.
Había pasado parte de la noche pensando que pasar el día con él iba a ser un grave error; ahora, sabía que sus temores eran justificados.
No obstante, le resultó imposible ignorar el cosquilleo de su piel y la tensión acumulada en su garganta.
¿Iba a pasarse así el resto de su vida? ¿No lo iba a olvidar nunca? ¿Tendría Ucker siempre el poder de despertar en ella sus más bajos instintos?
Chris lo había planeado todo, hasta el más mínimo detalle.
Ahora, ella le pertenecía.
Uckermann podía hacer con ella lo que quisiera. Iba a castigarla por haberse atrevido a dejarlo.
¡Quizá incluso le hiciera el amor!
Dulce se estremeció, quizá de miedo. Jamás se le había ocurrido que Ucker pudiera asustarla, pero estaba asustada.
Tenía miedo de las emociones que su ex marido despertaba en ella. Tenía miedo de perder el control y no ser capaz de resistirse a él.
Ocurriera lo que ocurriera entre los dos, Dulce sabía que no había posibilidad de un futuro juntos.
Jamás volvería con él. ¡Nunca! No quería para ella ese estilo de vida.
Cierto que Christopher se había tomado tiempo libre ahora, pero era porque quería algo de ella.
Chris la condujo hacia la casa.
Christopher: ¿Has desayunado?
Dulce: He tomado café. No tenía hambre.
Christopher: No me extraña que estés tan delgada —comentó— Vamos, le diré al cocinero que prepare algo.
Dulce: No, gracias —insistió.
Pero Chris no le hizo ningún caso.
Christopher: No voy a permitir que te desmayes —dijo mientras la conducía a un pequeño cuarto que se utilizaba para desayunar.
Era una estancia con una mesa para dos personas delante de una ventana con vistas al río, y Dul no pudo evitar preguntarse quién compartiría esa mesa con Chris.
Christopher: Ahora mismo vuelvo —dijo, disculpándose.
A solas, Dulce fue capaz de respirar con más calma.
No obstante, sentía sobre sus hombros el peso de tener que pasar el día en compañía de Christopher. Cuando regresó, ella quería pedirle que la llevara a su casa.
Por supuesto, no lo hizo.
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Bajo Su Hechizo
AcakQuería que fuera su secretaria durante el día... y su amante de noche. Cuando Dulce María volvió a ver a su marido tres años después de abandonarlo, su primer instinto fue huir. Christopher Uckermann no volvería a hacerla sufrir. Chris buscaba ven...