Cartas.

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Me desperté, tenía un dolor de cabeza enorme. Me miré al espejo y vi que tenía los ojos muy hinchados, entonces lo recordé todo, el hombre, la pelea, toda aquella sangre, Nick, el carruaje y lágrimas.

Al momento me sentí muy avergonzada de mi actitud, había conocido a mi prometido junto con lágrimas, no le había dado una buena primera impresión.

Me puse las manos en la cara, no sabía como lo miraría ahora a la cara.

La vergüenza me invadía.

Me aproximé a mi cama y me acosté en ella, no tenía pensamiento de salir de mi habitación por un tiempo, cuando escuché un sonido de papel. Me incorporé y vi que había una pequeña carta en una parte de mi almohada.

La cogí y la leí en voz alta:

No era la mejor manera de conocernos, ni la mejor manera

de empezar, pero sé que nunca jamás

olvidaré la primera vez que te tuve en mis brazos.

Conmigo a mi lado nada malo te pasará,

las pesadillas desaparecerán, los hombre ni se acercarán

Sé que te llevará tiempo quererme, respetarme, incluso mirarme o besarme,

pero no me importa lo le tenga que esperar.

Tu prometido: Nick

Terminé de leer la carta y me sentí las mejillas rojas.

¿Un hombre como él, apuesto, mujeriego y joven, esperaría por mí? Lo dudaba mucho. Un ejemplo claro era mi hermano James, mientras estaba prometido, se acostaba con cualquiera que se le cruzase, él siempre decía que tenía que satisfacer sus necesidades si su futuras esposa no lo hacía. Yo siempre lo ignoraba.

No quería que nadie me hiciese daño.

Mi barriga hizo un sonido extraño, y supe que quedarme en mi aposentos por un tiempo tendría que esperar.

Me puse una bata y bajé en camisón hacia el comedor. No había venido ninguna doncella a despertarme, vestirme o ayudarme, era raro.

No me importaba bajar en camisón, no tenía ánimos para vestirme y mucho menos sola.

Hoy el día estaba nublado pero no hacía demasiado frío.

Abrí la puerta y me encontré a mi madre desayunando junto con mi hermana que también estaba en camisón.

-Buenos días- dije

-Buenos días hermana- y me aproximó para darme un gran abrazo.

-Veo que estas mejor- le dije sonriendo.

-¡Si!, el doctor dijo que solo era un leve malestar.

-Buenos días mi niña- dijo mi madre.

-Madre- y me hice una pequeña reverencia.

-¿Como me encuentras? Madre me lo ha contado todo, debiste de pasarlo mal- comentó mi hermana mientras me guiaba para que me sentara para desayunar.

-Estoy bien, lo pasé muy mal pero...- me callé

-¿Pero que?- preguntó interesada.

-Pero gracias a Nick- suspiré- no me pasó nada- sonreí.

Le tenía mucho que agradecer, y aunque me avergonzaba mirarle a la cara, había hecho algo muy grande por mi.

Una vida contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora