Lo que una carta puede hacer.

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Voten y comenten! :) 

(Elizabeth)

Seguimos tumbados durante un buen tiempo. Sentí la moderada respiración de Nick en mi cabeza.

Lo miré con cuidado de no tocar sus vendas y mis sospechas eran ciertas, estaba profundamente dormido.

Sonreí sin poder remediarlo. Lo tenía aquí. A mi lado. De nuevo.

Besé sus labios y salí de la habitación cerrando la puerta.

En la salita se encontraban mis padres, los padres de Nick, Paul y Dylan.

-¡Paul! ¡Dylan!- corrí hacia ellos y abracé primero a Dylan y luego a su compañero.

No me había acordado de ellos hasta ahora.

-¿E-estáis bien?

-Ni un rasguño- habló Paul.

Los miré sonriendo.

-Es todo un alivio- dijo padre.

-El alivio es que Nick sobreviviera- habló Paul.

Me tensé antes sus palabras.

-¿Por qué dices eso?- pregunté.

Me senté al lado de mi madre.

Dylan negó con la cabeza mientras se sentaba de nuevo. ¿No quería recordar? ¿No recordaba?

-¿Qué pasó?- nadie hablaba. Miré a todas las personas y nadie quería hacer contacto conmigo- ¿Qué paso?- dije con más impotencia- ¿Qué ocurrió?- exigí saber.

-Cálmate, cariño- dijo madre.

-¡No me calmaré hasta que me digan que ocurrió para que Nick casi muriera!

-Tras ganar decidimos no estar más tiempo en aquellas tierras. El rey se haría cargo de todo, ya no era nuestro problema- habló Dylan.

Tragué saliva intentando que mis lágrimas no salieran.

-De la nada aparecieron tres caballos en dirección opuestas. Nosotros éramos un grupo de unas 10 personas- dijo Paul.

-Pero lo que más extraño era que los jinetes iban directamente hacia Nick. No dudaron en atacarlo.

-Estábamos cansado, tal vez si nos hubiéramos quedado unos días mas...

-No habría sucedido esto. Pero la ansia de volver a casa nos cegó a todos.

-No tuvimos otra opción que matar a los desconocidos. No nos resultó fácil, ya que, como dijimos antes, estábamos cansado, era de noche y apenas se veía nada.

-Nos nos dimos cuenta que Nick sangraba hasta que llegamos una villa cerca de aquí. Éste estaba desmayado sobre su caballo, mucha sangre perdida...

-Decimos traerlo aquí. Este pequeño palacio es del rey, pero al decir quiénes éramos, nos dejaron pasar.

-El rey dejó órdenes para que alguien llamado Nicholas Lewis se instalara si quiera, no sabemos.

-El resto ya lo sabéis, solo quedaba avisar a ambas familias- terminó Paul.

Sentí toda mis mejillas mojadas. No había podido evitar llorar.

-¿Sabéis quiénes eran los desconocidos?- murmuré.

-Nada- dijo Dylan.

-Ni una marca, insignia o prueba que nos digan quiénes son.

Suspiré intentando calmarme.

Una vida contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora