(Elizabeth)
Llegamos a la habitación. Todo el camino habíamos ido riendo por comentarios normales.
-Iré a mis aposentos para cambiarme- le dije a Nick.
-Oh, no- dijo abrazándome por la cintura.
-Dormir con este vestido es incómodo.
-No dormirás con ese vestido.
Sus palabras se hicieron ambiguas para mí y me tensé. ¿Qué pensaba hacer?
-Nick... yo.. no...
-¡Elizabeth!, no puedo creer que hayas pensado de una manera tan sucia.
-¿Entonces....
-Mientras tú estabas afuera mandé a que trasladaran todas tus pertenencias a mi habitación. Por eso tu camisón está aquí.
No me había dado cuenta que había estado aguantando la respiración hasta que solté todo el aire.
-Pensé que... nada déjalo- sonreí.
Aunque me gustaría tener ese tipo con contacto con Nick, aún no me sentía digna para dar un paso tan grande.
Me fui al cambiador y vi que Catalina había dejado un bonito camisón blanco y al lado había una nota.
Aquí te dejo
un camisón para esta noche.
Al decirme que en la noche no me
necesitaba más, me ha extrañado.
No sé quién
te quitará todos esos
diminutos botones de tu vestido.
Aunque con Nick no sé lo que harás.
Si necesitas ayuda ya sabes
dónde encontrarme.
Te quiere: Catalina.
No había caído en lo botones.
Me gustaba mucho la relación que tenía con Catalina, me trataba como si fuera su hija, y eso me gustaba mucho.
Me miré en el espejo mientras intentaba quitarme esos botones.
-Mierda....- susurré, no llegaba. Me dolían algo las manos de intentarlo tanto.
Escuché una risa proveniente de la puerta.
Rápidamente giré mi cabeza para encontrarme con un Nick apoyado en el marco de la gran puerta con una sonrisa en su boca.
-¿No sabes que entrar en el vestidor de una mujer sin permiso no se debe de hacer?- dije mientras me quitaba los complementos del cuerpo... collar...anillos...pulseras...
-¿No sabes que yo sabía que no podrías quitarte esos botones de la espalda tu sola?
-No se contesta con una pregunta- dije levantando las cejas y sonriendo.
-Se pide ayuda cuando la necesitas- dijo acercándose a mí.
-Eres bueno con las contestaciones.
-¿Te ayudo?- vi por el espejo que tenía una sonrisa en su rostro. Una hermosa sonrisa.
-Por favor- le dije, haciéndole entender que sí.
Separó mi pelo a un lado de mis hombro. Ese simple contacto de sus dedos tocando mi pelo o mi cuello me encantó.
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Una vida contigo.
RomanceUn día como otro cualquiera, te dan una noticia que cambiara tu vida, pero...¿Y si no estas de acuerdo con ello? Pues Elizabeth Lemacks no está de acuerdo y hará lo que haga necesario para no cumplir las órdenes de su padre pero... y si esa noticia...