Jane.

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(Nick)

-Hijo, debes descansar, yo cuidare de ella- me mi madre, esa misma noche mandé a que le enviaran una carta con todo lo sucedido, al igual que a la madre de Elizabeth. La señora Lemarcks junto con su marido tardarían una semana en llegar a Down Date, pero mi madre vivía muy cerca y vino al día siguiente.

-No...hace falta- no había dormido desde que el médico se fue y sí, estaba cansado y agotado pero no la iba a dejar sola.

-Si hace falta, es mejor que cuando despierta estés lleno de energía. Va a necesitar apoyo.

Madre tenía razón.

-No la dejes sola en ningún momento, uno de mis mejores guardias estará en la puerta, ¿entendido?- dijo serio.

-Perfectamente, hijo.

Salí de mi habitación, mandaría a preparar una ducha, comería algo y volvería con Elizabeth.

-Scruble- llamé a mi mayordomo.

-¿Que desea, milord?

-Quiero que me preparen una ducha lo antes posible.

-Por supuesto señor, su ducha estará de inmediato- y se fue a dar la orden.

Yo me dirigí hacia el salón, donde estaban Dylan y Paul con muchos papeles esparcidos por la mesa.

-¿Quien maga te ha sacado de la habitación?- dijo Dylan.

-No tengo ganas de bromas, mi madre me ha sacado a rastras, sólo estaré unos minutos.

-Nick...el guardia de la puerta..., no era el mismo que nosotros pusimos.

-No entiendo.

-Lo hemos encontrado muerto en los jardines, lo encontramos gracias a la hilera de sangre que dejó por la enorme herida, el doctor dice que murió desangrado, era una herida de espada, limpia, es decir el causante de la muerte sabía muy bien de esgrima- dijo Paul.

-Eso no es todo...- intervino Dylan

-Contad- estaba impaciente.

-El hombre llevaba muerto más de un día.

Me quedé en blanco, eso no podía ser cierto.

-Lo que conlleva dos cosas, la primera puede ser que el hombre que esa noche estaba en la puerta de Elizabeth era el intentó llevársela, o la segunda es que era uno de sus cómplices- terminó Dylan.

Me senté, puse mis manos sobre mi cabeza, guardando mi cara.

-¿Sabe algo su doncella sobre ese hombre?- pregunté.

Paul negó con la cabeza.

-Según dice Catalina, entró cuando ella fue a por más leña, se había agotado y no quería que pasaran frío. Estuvo fuera sobre unos 10 minutos, intuimos que en ese tiempo, el hombre entró, le puse el somnífero e intentó llevársela- dijo Dylan.

-Fue ahí cuando el desconocido entabló una pequeña conversación en la que le decía que no gritara, que sólo se la llevaría porque era suya, porque le pertenecía. Ahora sólo queda preguntarle a Elizabeth si tiene a alguien con quien la estuviera persiguiendo o quien rechazó- dijo mi otro amigo.

-Pero entonces sabrá que hay alguien vigilándole- dijo Dylan.

-Eso dejádmelo a mi, yo le sonsacaré lo que pueda- dije con voz cansada.

-Hay otra cosa- dijo Paul.

Yo asentí para que lo contara.

-Hemos encontrado un frasco en su aposento, es un somnífero- dijo Paul.

Una vida contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora