El cap no está corregido. Disculpen si hay faltas o algo por el estilo.
(El miedo sólo sirve para perderlo todo)
No me giré en ningún momento. Corrí y corrí y corrí. Mi pecho quemaba. Mi garganta dolía. Mi cuerpo me pedía un descanso. Pero yo seguí corriendo. Ya no me seguían. Me paré. Miré a los lados y vi un cúmulo de rocas. Me aproximé y me agaché. No podía dejar que me cogiera de nuevo.
No había visto una noche más oscura como aquella. No había estrellas. No había luna.
Hacía frío. Sólo llevaba el fino camisón y estábamos en pleno diciembre.
Intentaba darme un poco de calor frotándome los brazos con las manos pero era inútil. Mis dientes castañeaban hasta el punto de llegar a dolerme la mandíbula. No sentía la mitad de mi cuerpo.
Sentí un dolor casi insoportable en mis pies, me incorporé y vi que estaban heridos llenos de sangre por la escapada y carrera que había hecho sin zapatos.
Me tendí en la fría hierba mojada por el relente de la noche y me hice una bolita. Tenía la esperanza de no perder el poco calor que tenía al haber corrido.
Me pude haber quedado dormida hasta que sentí un fuerte dolor en los lumbares. Sentí cómo mi barriga se contraía. Intenté no gritar del dolor. Al principio era un dolor soportable que casi no se notaba pero el dolor fue a más. No podía gritar si no me oiría. No quería que me cogiera de nuevo. Lloré en silencio. Me retorcía por el dolor. Intentaba agarrar las hierbas del suelo pero no eran de buen consuelo. Hiperventilé cuando noté algo húmedo bajándome las piernas. Cerré los ojos con fuerza.
Levanté la cabeza y toqué con mis manos el líquido que caía a mis piernas... me miré la mano y vi que era sangre.
-No...-lloré-no, no, no, no...
Hacía unas semanas que sospechaba que podría estar embarazada, sólo era una posibilidad, una pequeña esperanza que no creía que fuese cierta. Sin ganas de comer, náuseas en el desayuno, ganas de comer en la cena, periodo irregular...
Podía haber tenido un bebé... podría haber estado en casa para contárselo a Nick... podría haber nacido...
Me encogí en el suelo con las manos en el vientre, llorando por el dolor, por la pérdida de mi bebé no nacido, por la añoranza, por la impotencia, por las ganas de olvidar todo...
Mientras pasaban las horas el dolor iba a menos, ya casi no se notaba. Sólo era una pequeña incomodidad. Cuando eso sucedió ya algunos rayos de sol amenazaban con salir.
Con todo el esfuerzo, el dolor y las pocas ganas del mundo me puse en pie. Sentí como toda daba vueltas. Al ver mi propia sangre en el suelo no pude evitar vomitar. Tosí por el gran esfuerzo. Mi garganta picaba y escocía, necesitaba agua.
A pasos muy lentos y cortos intenté avanzar.
Anocheció. Amaneció. Anocheció. Y amaneció.
No podía moverme. Tenía hambre, sed. No podía más. Lloré de la impotencia. Del mal final de mi vida. Lloré por no poder decirle a mis padres que los quería. Lloré por no decirle a mi hermana cuanto me había ayudado a lo largo de nuestras vidas. Lloré al recordar los momentos que pasaba con ella de pequeña. Lloré al recordar cómo papá nos reñía por entrar en su despacho y empezar a imitarle aunque luego él corría a hacernos cosquillas. Lloré al recordar cómo buscaba a Grace las noches de tormenta. Lloré al no poder decirle adiós a Nick. Al recordar que nuestro último beso fue último beso fue uno tímido mientras todos nuestros familiares nos miraban. Al recordar cuánto lo quería y cuánto lo iba a querer.
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Una vida contigo.
RomanceUn día como otro cualquiera, te dan una noticia que cambiara tu vida, pero...¿Y si no estas de acuerdo con ello? Pues Elizabeth Lemacks no está de acuerdo y hará lo que haga necesario para no cumplir las órdenes de su padre pero... y si esa noticia...