-Cállate. Viene alguien.

547 35 2
                                    

Todo estaba oscuro a excepción de una tenue luz procedente de una vela a punto de consumirse.

Sentí un hormigueo en mi brazo y vi que la tenía libre. Era el brazo en el que me había inyectado e líquido que hizo dormirme enseguida.

Después de unos minutos de espera a que mis ojos se acostumbraran a la poca luz. Vi a Daniell dormido en una silla enfrente de la cama. A pesar de las náuseas y los dolores que tenía intenté liberarme de aquella cadena de metal que había en mi otra mano y que supuse que había sido cambiada por la cuerda cuando me durmió. Era imposible quitarla.

Las lágrimas amenazaron con salir de nuevo. Tenía que ser fuerte. Si lloraba todo el tiempo sin hacer ni el mínimo esfuerzo no podría salir de aquí. Quería ver a Nick. Lo echaba de menos. ¿Me estaría buscando? ¿Sabría por dónde empezar a buscar? Solté un sollozo sin poder evitarlo. Daniell se removió de su asiento sin despertarse.

Busqué algo con la mirada. No sabía por qué ni qué pero tenía que encontrar algo puntiagudo.

Tenía que salir de aquí.

Y rápido.

En la mesita había un cuchillo. Con un cuchillo era imposible cortar el metal que ataba mi mano pero podía usarlo en defensa.

-¿Tan poco dura esa droga?- escuché hablar a Daniell. Paré de intentar coger el cuchillo y volví a mi posición inicial- Veo que quieres esto- dijo cogiendo el cuchillo sonriendo- Pero no. No creo que sea un artilugio para que una mujer lo coja ¿cierto?

Asentí repetitivamente rápidamente. No me convenía llevarle la contraria.

-Juliet me ha mandado una carta. Dice que está haciendo los preparativos para la boda- rió- No sé si podré aguantar hasta la noche de bodas ¿Podrías?

No respondí. Si afirmaba o negaba podría hacer algo monstruoso.  Así que no respondí.

-¿Tienes hambre?- dijo de repente después de unos minutos de silencio mientras se movía por toda la habitación.

Negué con la cabeza.

-¿Cómo que no? No comes desde hace días. Enfermarás y yo no quiero una mujer enferma. Las mujeres que enferman no sirven para nada. Sólo dan trabajo y pérdida de tiempo. Traeré algo- dijo para luego salir por la vieja y rota puerta.

Cerré los ojos dejando escapar un suspiro y lágrimas contenidas.

¿Dónde está Nick?

No creo que pueda aguantar mucho tiempo hasta que me derrumba.

Entró con un plato de madera magullado por los bordes sonriéndome.

-Puedo darte de comer.

Negué.

-Vas a comer- negué frenéticamente de nuevo con la cabeza.

-¡Comerás y punto! ¿Entendido?- gritó. Me quedé sin respiración durante unos segundos- ¡Come!- cerré los ojos. ¿Por qué a mí?

-¿M-me puedes s-soltar?- tartamudeé intentando que la voz no se me rompiera.

-¿Para qué?

-No puedo co-comer tendida c-con las manos a-atadas.

-No me fío- ten paciencia Elizabeth, tú puedes.

-Voy a ser tu esposa- hablaba mientras mi voz temblaba- tendrás que confiar en mí.

-No me fío- repitió.

-Vamos a casarnos. Formaremos una familia. Confía en mí.

-¿Una familia?

-S-sí claro.

Estaba aterrada. Si algo salí mal Daniell no me soltaría y toda posibilidad de salir sería nula.

Me miró muy serio. Sacó una llave plateada del bolsillo de su mugrienta chaqueta.

-No te vayas. Sólo come y volverás a tu sitio.

Asentí cuando me soltó. Me tendió la comida para que la cogiera que consistía en una sopa grisácea que hacía que me entrara arcadas con solo de olerla. Parecía agua sucia con trozos verdes.

-¿No te gusta? Lo ha hecho Julieta. No es muy buena cocinando pero es comestible.

-Da-Daniell ¿Dónde está Juliet ahora?

-Preparando la boda, claro está.

Estaba loco y lo había confirmado.

-¿Ha-habrá muchos invitados en la boda?- dije poniendo el plato en mi regazo. No comería de eso en la vida.

-No. Será una boda sencilla y discreta aunque mamá quiere que sea a lo grande que todo París se entere de que su hijo se casará.

-¿París?

-Sí en París. Juliet está allí organizando nuestra boda, me lo ha dicho en la carta.

-Sí... claro,

-Será una boda a lo grande. Todo el mundo de Londres sabrá de nuestro enlace. Mamá estará orgullosa.

¿Pero qué....? No lo entendía. Antes dijo que la boda sería pequeña ahora que sería a lo grande, París, Londres... Daniell estaba loco. Está loco y yo estoy en una habitación a solas con él.

Si intentaba escapar ahora a lo loco no podría llegar lejos, posiblemente ni a la puerta ya que estaba debilitada. Mis músculos y huesos dolían y sentía un extraño dolor en la parte de los ovarios.

-No hables-dijo de repente- No te muevas, no hagas ruido- miraba la puerta concentrado. De repente se levantó y cogió una escopeta de un armario.

Pequé un grito y corrió hacia mí tapando mi boca. Intenté gritar pero su mano me lo impedía, me tapaba toda vía de respiración. Intenté quitarle las manos con las mías pero era imposible. La fuerza y presión que ejercía sobre mí era mayor que la mía.

-Cállate. Viene alguien.

(El miedo es la emoción más difícil de manejar. El dolor lo lloras, la rabia la gritas pero el miedo se atraca silenciosamente en tu corazón)

.................

Por problemas familiares no he podido subir antes. Siento la espera.

Gracias a los que me siguen, votan y comentar la historia. Muchas Gracias. Os amo.

Gracias por sed pacientes y esperadme.

Vuelvo el.... ¿miércoles? o ¿jueves? No quiero hacer promesas. Pero os aseguro que será rápido. hasta entonces..... DDDUUUUIIIIIIIIIII

Una vida contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora