Guardias, ataque, desconocido, cuidado ¿Juliet?

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(Nick)

No entendía nada de lo que estaba pasando hasta que unos guardias se pusieron delante de la gran puerta de madera de entrada al salón.

Estaban asaltando el castillo. ¿Era eso posible después de tanta guardia? ¿Qué estaba pasando últimamente?

Miré a Elizabeth, y vi que su mirada estaba fija en puerta, estaba paralizada. 

Los ruidos provenientes del exterior eran cada vez más fuertes.

-Ten- me dijeron, me volví y vi que era Ruffini, miré hacia su mano que sostenía una de las mejores espadas- Hay que ser precavidos.

Asentí con la cabeza y tomé la espada, era liguera pero fuerte. 

Miré hacia donde estaban las demás personas. Las damas juntos con algunos hombres estaban al fondo de la habitación, en la parte más lejana de la puerta. Algunos de los caballeros tenían en sus manos unas espadas. 

Me imaginaba lo que estaba pasando afuera pero... ¿Quiénes eran?

Escuché a alguien sollozar fuertemente, giré mi cabeza y vi que era Elizabeth.

La abracé rápidamente con cuidado de que la larga espada no la tocase.

-Sh...- enterró su cara en mi pecho- no pasará nada, sólo serán unos bandidos que querrán algo de dinero, no hay que de preocuparse.

-¿Cuándo pararan? Las cartas...mi hermana...y ahora esto... ¿cuándo parará todo?

La abracé más fuerte, no me gustaba verla así. Hace sólo unos minutos lo habíamos estado pasando tan bien... sonreía y al verla así yo la imitaba. 

No podía verla llorar, se me encogía el estómago.

Escuché un enorme ruido, fijé mi vista en la puerta y vi que estaban intentando derribarla.

-Vamos, Elizabeth- llamó la reina- alejémonos de la puerta.

-Nick...- me llamó, su voz temblaba.

-Ve con Catalina y ponte a salvo, si estas en peligro, grita. Ve corre. 

-No... tú... y... no...

-Yo estaré bien, mi vida se ha vasado principalmente en esto. Tengo experiencia. Estaré bien, te lo prometo. Ahora ve, y espérame. Llévatela Catalina.

-Vamos Elizabeth.

-¡No!- gritó llorando. Pero Catalina como pudo se la llevó con las demás personas, las mujeres se hallaban en grupitos, llorando entre sí, algunas estaban con sus respectivos esposos y me abrazaban intentando tranquilizarse los unos a los otros.

Por la puerta de atrás entraron más guardias. Uno de ellos fue directo al rey lo cual me acerqué. Quería saberlo todo.

-Señor... el castillo está todo invadido. Nuestros hombres están haciendo lo que pueden, van por buen camino.

-¿Reconocéis a los atacantes?- dije interviniendo en la conversación.

-No mi señor... pero hay algo que me llama mucho mi atención.

-¿De qué se trata?

-De su escudo o bandera no sé muy bien de que se trata.

Me tensé.

-¿Cómo es?

Se quedó pensando un poco.

-¡Rápido dilo!- grité

-Mujeres.... sí, mujeres con serpientes alrededor. Es escalofriante.

-Mierda- dije en un susurro- sin duda son las tropas del desconocido- le dije al rey- debo salir.

Una vida contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora