No hay cartas, Islas del Norte, ¿Daniell?

738 36 0
                                    

(Nick)

Me daba miedo dejarla sola, tal vez sólo era yo y si me apartaba de ella nada le sucedería pero no quería correr el riesgo.

Pasamos la mañana en la villa. No podía creer como una persona tan pequeña y delgada pudiera comer tantos pastelitos. Me gustaba verla cuando hacía alguna acción, comer... pasear... dormir....

Desgraciadamente tuve que pasar la tarde en mi despacho. Aunque sabía por dónde se encontraba Daniell cuando todo estuviera más en calma, quería seguir conquistando territorios. Ideé junto con Paul y Dylan algunas estrategias de batallas y demás y arreglé algunos asuntos económicos. Cada hora venía un criado para decirme lo que estaba haciendo Elizabeth y dónde estaba, la última vez Daniell estaba muy cerca de nosotros.

Ahora me encontraba solo. Paul y Dylan se retiraron al ver que estaba todo en orden. Estaba haciendo algo de papeleo para pagar a mis guardias cuando llamaron a la puerta.

-Pase- alcé mi voz.

-Señor, soy yo de nuevo- era uno de los criados al que le ordené que me dijera dónde estaba Elizabeth- la señorita Elizabeth se encuentra en el jardín hablando con su madre y Lady Anna.

-¿Hay noticias del sargento Moor?

-No, señor.

-Está bien, gracias por su ayuda, puede retirarse- le dije amablemente.

Éste se fue con una reverencia.

¿Qué haría si no encontrábamos a Daniell? Lo encontraríamos ¿no? Lo tenemos que encontrar.

Estaba arto de ver tanto papel y tinta, después de unos minutos decidí dejarlo y seguir en otro momento. Fui a ver dónde se encontraba mi Elizabeth. Mi personita especial.

Me la encontré en el salón, con el ceño fruncido sentada, en el otro sillón estaban las madres y Grace.

Hablaban todas juntas y no se podía entender nada de lo que decían, al verme todas callaron y Elizabeth corrió tras mí y dijo:

-No me dejan.

La abracé y luego la volteé y la abracé por la espalda.

-¿Qué ocurre?- dije mirando a mi madre.

-No le parece bien la fecha de boda, y veo que es lo más adecuado- dijo mi madre-

-¡En verano! ¡Para verano falta aún mucho!- dijo Elizabeth histérica.

-No hables en ese tono, hija- dijo su madre. No podía verla pero de seguro que Elizabeth tenía en ceño más fruncido si aún se puede.

-¿Verano?- recapacité.

-Sí, verano, es la mejor época. Yo me casé en verano y puedo decir que fue lo mejor- dijo mi futura suegra.

-Madre, estamos en diciembre y para verano aún falta mucho- dijo Elizabeth.

-Estoy de acuerdo con Elizabeth. ¿Porqué tan tarde la boda?

-¡Los preparativos! ¡Las invitaciones! ¡Los arreglos! Todo, es todo lo que hay que preparar- dijo madre.

-No hace falta que sea una boda grande- susurró Elizabeth.

-Nos casaremos lo más pronto posible- dije convencido.

-¿Cómo de pronto?- preguntó mi futura esposa volviéndose y dándome una sonrisa pícara. Me encantaba esa cara, esos ojos, esa boca...

-Unas semanas.

-¿Semanas?- dijo mi madre más que sorprendida preocupada.

-Sí, lo antes posible, no podemos perder el tiempo.

Una vida contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora