Hermanas, Fiesta,

856 45 0
                                        

VOTEN Y COMENTEEEN

(Elizabeth)

No tenía ganas de bañarme pero una doncella que me había asignado la reina me dijo que lo debía de hacer. No rechisté más. Un baño no me hacía daño.

Ahora estaba enrollada en una gruesa manta de seda, sentada en la cama de mi habitación.

A decir verdad tampoco tenía ganas de una velada hasta altas horas de la madrugada.

Echaba de menos a mi hermana, ¿qué estaría haciendo ahora? ¿estaría bien? ¿necesitaba mi ayuda? De repente alguien me llamó, era una de las doncellas.

-¿Sí?- dije mientras me levantaba y me agarraba con más fuerza la manta enrollada en mí.

-Hay un paquete de parte del señorito Nick, su prometido.

-¿De Nick?

La doncella asintió.

-Déjalo encima de la cama.

Y en unos instantes la puerta se abrió y apareció la reina, vestida con un traje color granate precioso a pesar de la gran abultada barriga de esa mujer estaba preciosa.

-¿Todavía así de retrasada?- dijo extendiéndome las manos para cogerla y levantarme- necesitas estar preciosa, y eso requiere su tiempo.

-El paquete...

-¿Qué paquete?

-Una doncella a venido y me ha entregado este paquete de parte de Nick- dije dirigiéndome hacia donde estaba la gran caja de color morado.

-¿A qué esperas...? ¡ábrelo!

¿Qué podría ser? Lo abrí muy despacio, estaba envuelto en una fina capa transparente. Lo destapé y lo que vi era precioso.

Era un vestido de un verde muy intenso con decorados en otros tonos de verde y amarillo. Toqué la tela y se notaba a simple tacto y vista que era de la mejor seda que existía en estos tiempos.

A vista el escote no era demasiado pronunciado, al rededor lo bordeaba una fina tela dorada.

-Es precioso- dijo la reina tocándolo.

-Es... más que eso.

La falda del vestido era simple, elegante y admirante, era de un verde oscuro con pequeñas perlas, tal vez diamantes, cosidos.

Sonreí mucho, hasta me dolían los cachetes de tanto sonreír, no podía parar.

¿Cómo lo había conseguido tan rápido?

-Veo que una persona quiere que te pongas hoy ese precioso vestido.

-Y lo haré- dije mientras dejaba cuidadosamente el vestido encima de la cama.

-Pues si quieres que te vea lo antes posible debes empezar ahora mismo a prepararte, traeré un vaso de leche para que entres en calor, seguro que tanto tiempo ahí con esa manta no te sentará bien en un futuro cercano, puedes tener un malestar o algo peor.

-Está bien.

-Ese muchacho te quiere mucho- dijo la reina sonriendo y desapareció por la puerta.

-Señorita.... ¿empezamos?- dijo una doncella bajita y rellenita.

-Eh... sí, claro.

¿He dicho que odiaba ponerme el corsé? Era algo incómodo, apretado y asfixiante... los hombres no debían pasar por esos momentos tan malos cada día.

-Sólo un poco más apretado, señorita- dijo la misma doncella.

-No se puede más- dije cogiendo aire una vez más. No podía respirar.

Una vida contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora