(Elizabeth)
Pasó una semana cuando llegué a Down Date sin ningún peligro. No me habían dejado llevar una doncella conmigo, así que esperaba que alguien me ayudara con mis incomodidades en mi estancia en Down.
Me fijé de que Down Date estaba rodeado por una gruesa muralla, era raro en esta época ver mansiones de tal manera. Al entrar por la gruesa y pesada puerta de madera lo primero que me sorprendió fue el inmenso jardín con miles de diferentes flores. Sonreí ante mi vista, el jardín a pesar de tener muchas flores, tenía caminos donde podía camiar tranquilamente.
Down Date era de una estructura inmensa, era de color blanco, los vidrios exteriores parecían tener diferentes tonos de colores con la luz del sol. Había muchas puertas, las de madera eran exclusivas para las personas de casa, mientras que la de color canela era más para el servicio.
Durante e viaje, no paramos a descansar ni una sola vez, lo que hacía que no me encontrase bien, el mayordomo que me acompañó, Scruble, me dijo que el marqués había ordenado no parar durante el viaje, las tierras del sur seguían siendo algo violetas, aún faltaba territorios por conquistar.
El carruaje nos dejó justo en la puerta de Down Date, visto de cerca era aún más enorme.
En lo alto de la escalera se encontraba el marqués con una sonrisa que enseñaba sus blanqueados dientes, su vestimenta era de colores oscuros lo que le daba un aspecto interesante.
-Milay- hizo una reverencia.
-Milord- hice una reverencia, madre decía que para ser educada tienes que saber hacer las mejores reverencias, tuve un profesor particular que me enseñó las diferentes reverencias según las personas con las que converse.
El marqués bajó las escaleras y se pudo a mi altura.
-Me alegra saber que ha llegado sana y salva a nuestra estancia, ha debido de ser duro un viaje tan largo y sin descansos
-Tienes razón, milord, ha sido cansado y debo reconocer que aburrido, pero ya estoy aquí.
-Por supuesto, si me lo permites- puso una mana suya en la parte baja de mi espalda y me guió hacia la puerta para entrar- me gustaría enseñarte donde están sus aposentos, de aseguro que estarás agotada, Lady.
-A decir verdad, necesito un sueño ligero, en el carruaje no se duerme demasiado bien.
Cuando hablaba sus ojos no dejaban los míos, quería apartar la vista pero no podía, estaba atrapada.
Estaba nerviosa, por un momento había pensado que debía dormir en la misma habitación que él, pero cuando me guió hasta mis aposentos, estos estaban capacitamos para sólo una persona.
La habitación era preciosa. La cama dosel era de un color marfil, con una bonita cabecera madera, el tocador parecía haber mandado a fabricar de oro, los cepillos tenían diamantes incrustados. Todo era un lujo que hasta hoy no me lo podía permitir.
-La habitación es... preciosa, nunca antes había visto una así, me emociona mucho- dije riendo. Nick también rió. Tenía que tener ahora mismo una cara de niña pequeña, pero no lo pude evitar.
-Elizabeth- me llamó, yo lo miré y su cara era seria, a decir verdad daba un poco de miedo.
-¿Si, milord?
-Sé que esto es duro para ti, sé que no quieres estar aquí, viviendo conmigo aún, sé que aún no me quieres ni sientes algo por mí. Pero quiero decirte que esperaré lo que sea necesario, y haré lo que sea para que te sientas la mujer más feliz de toda Inglaterra- me acarició la mejilla con una de sus manos.

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Una vida contigo.
Storie d'amoreUn día como otro cualquiera, te dan una noticia que cambiara tu vida, pero...¿Y si no estas de acuerdo con ello? Pues Elizabeth Lemacks no está de acuerdo y hará lo que haga necesario para no cumplir las órdenes de su padre pero... y si esa noticia...