Capitulo 3

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Capitulo 3

—¡He aquí el ganador, sin duda!—exclamó Slughorn al examinar la poción de Harry—¡Excelente, Harry, excelente! ¡Evidentemente que has heredado el talento de Lily! Así pues,  aquí tienes: una botella de Felix Felicis

 Harry se guardó la botellita de líquido en el bolsillo de la túnica. Sentía una enorme satisfacción y culpa  al ver a los alumnos de Slytherin, que estaban rabiosos de la envidia. 

—¿Cómo lo has conseguido?—le preguntó Hermione cuando salieron de las mazmorras. 

—He tenido...suerte—contestó Harry al percatarse de que Malfoy estaba cerca de ellos. 

Pero a la hora de comer, cuando todos estaban sentados alrededor de las cuatro largas mesas, Harry sintió que los aumnos estaban lo suficientemente entretenidos como para que ahora él pudiera contarles la verdad a sus amigos. 

—Crees que he hecho trampas, ¿no, Hermione?—concluyó el muchacho, cansado de ver cómo le miraba ella. 

—No creo que lo hayas conseguido por ti mismo—sentenció ella con frialdad. 

—No le hagas caso, Harry—bufó Ron—, sólo está molesta porque tú lo has hecho mejor que ella. 

—Eso no es cierto—dijo Hermione. 

—Lo único que ha hecho Harry es seguir otras instrucciones, eso no es delito, ¿verdad?

—¿Es eso cierto, Harry?—inquirió Hermione arqueando las cejas—¿Has seguido las instrucciones anotadas por alguien en un libro?

Harry, algo harto de aquella situación, decidió no responder a más preguntas. Hermione, por lo contrario, seguía creyendo que aquel libro no era nada bueno y edtaba decidida a abrirle los ojos a su amigo. 

En las clases de Pociones de la siguiente semana, Harry siguió con el libro del Príncipe Mestizo, por lo que Harry se había convertido en el alumno predilecto de Slughorn.

Hermione sabía que no estaba bien sentirse mal por las notas de su amigo, pero no podía evitarlo.

Entre tanto, O'Conell y Hermione seguían con las clases de pociones, que se habían convertido en clases de Transformaciones y Encantamientos también.

—Creo que Slughorn está más satisfecho contigo —le dijo Hermione después de vaciar el líquido verde del caldero en una botellita.

—No lo sé. Últimamente Slughorn sólo tiene ojos para Potter —se lamentó O'Conell pasando las páginas del libro de Transformaciones —. Por cierto, ¿cómo se convierte un ladrillo en un conejo?

—Ve a la página cincuenta y dós, creo que el hechizo está allí... —murmuró Hermione, mirando la botellita con atención — Oye, ¿piensas probar la poción?

—¿No has dicho que estaba bien?

—Es que está muy verde... Creo que te has pasado con las hojas de sáuce —dijo Hermione amablemente.

—Provémoslo con Longbottom. 

Hermione le miró, enfadada. No le gustaba que nadie insultara a ninguno de sus amigos, y menos un Slytherin.

—Era broma, era broma —sonrió Zhor poniendo las manos en alto.

La muchacha sonrió y le miró. Se fijó en que su compañero no paraba de rascarse el brazo izquierdo y que de vez en cuando hacía una mueca de dolor.

—O'Conell, ¿te encuentras bien? —inquirió Hermione acercándose al chico para observar su brazo desde cerca.

Zhor vio que Hermione se acercaba, retrocedió unos pasos y se cayó al suelo de la biblioteca.

—¡Dios mío! —chilló Hermione dirigiéndose hacia el chico — ¿te has hecho daño?

—¡No te acerques a mí! —gritó O'Conell envolviendo su mano en su brazo — ¡Vete!

—Pero Zhor estás...

—¡No des un paso más asquerosa sangre sucia!

Hermione hizo el amago de arrodillarse junto a O'Conell, pero él la empujó y ella cayó hacia atrás, golpeándose la cabeza con la librería de detrás.

—¿Eres estúpido o qué? —escupió Hermione tocandose la cabeza.

Al mirar su mano, vio sus dedos manchados de sangre. Zhor se levantó y miró a su compañera de una forma extraña que Hermione no pudo descifrar.

O'Conell salió corriendo de la biblioteca, aún con la mano envuelta en su brazo y la frente cubierta de sudor.

**

—¿qué te has hecho en la cabeza? —le preguntó Ginny a Hermione cuando ésta entró por el hueco del retrato.

Hermione no pudo evitar volver a tocarse la cabeza, que estaba rodeada por una venda que le había puesto la señora Pomfrey cuando Peeves, el poltergeist, empezó a gritar por los pasillos que Hermione Granger estaba herida.

—No ha sido nada —sonrió la muchacha, tratando de parecer estar bien —. Es que me he tropezado en la biblioteca y me he dado con una librería, además la señora Pomfrey dice que mañana ya me podré quitar la venda.

Ginny pareció creérselo porque no objetó nada más. Hermione subió a la habitación de las chicas y guardó los libros que le había prestado a Zhor en su baúl.

Entonces aparició Crookshanks i se sentó en el regazo de su ama, que se sentía fatal. No por la herida, que no era nada del otro mundo, sino por haber creído que Zhor fue su amigo. Se sentía triste por las palabras que el muchacho le había gritado, pues ella creía que Zhor ya no la veía como aquella «asquerosa sangre sucia», sino que la veía como Hermione Granger, su amiga.

—Tú sí eres un amigo fiel, ¿verdad, Crookshanks?

El gato se acurrucó en el regazo de Hermione, esperando a que ésta le acariciara la barriga.

Pasaron un par de días y el enfado de Hermione por Harry había disminuido notablemente, pues ahora se limitaba a leer y deambular por los jardines del colegio.

—Dumbledore quiere que vaya a su despacho hoy, después de la cena —les dijo Harry a Ron y Hermione.

—¿sabes qué querrá? —le preguntó Ron cogiendo un muslo de pollo — Quijas quiega gue be ayujes cob algo.

Hermione rodó los ojos. Ron siempre hablando con la boca llena.

—Ni idea. Pero tengo ganas de ir —respondió Harry.

Después de cenar, Ron y Hermione le desearon buena suerte a su amigo, que salió del Gran Comedor y subió hasta la gárgola del despacho de Dumbledore.

—Píldoras ácidas.

La gárgola se movió y dejó ver unas escaleras de caracol. Harry subió por ellas, esperando ansiosamente ver al director.

Mientras, abajo, Hermione seguía cenando con Ron, Neville y Luna, que hablaban sobre los últimos artículos de El Profeta, sin embargo, la muchacha no prestaba atención. Aún pensaba en su discusión con Zhor. Miró hacia la mesa de Slytherin y, en vez de toparse con los ojos castaños de Zhor, se encontró con la mirada asesina de Draco Malfoy. Aquella mirada plateada que la dejó boquiabierta una vez.

Bewitched LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora