Capitulo 34

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Capitulo dedicado a Arii154, quien ha estado votando y comentado mucho últimamente y realmente aprecio los comentarios largos y alagadores, las amo :)


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¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Hermione—No entiendo nada.

Draco inspiró por la nariz y se pasó los dedos por el pelo. Estaba tan atractivo con esa chaqueta negra lisa y su camisa blanca debajo.... Pensó Hermione. Sus ojos azules la miraban con decepción y ferocidad, de un modo en el que a ella no le gustaba.

—Ayer estuviste con O'Connell. —dijo entre dientes mirando alrededor. Se alivió cuando no vio a nadie.

—¿Cómo? —articuló Hermione con la voz aguda. Estaba empezando a ponerse nerviosa sobre el rumbo que estaba tomando aquella conversación.

—Estuviste con él después de cenar. —la acusó sacudiendo la cabeza de un lado a otro con desaprobación.

—No del modo en el que piensas. —negó Hermione buscando sus ojos.

—Estuvisteis siguiendo a Pansy y a Zabini. —dijo para si mismo, asimilando la noticia —¿Por qué no me lo dijiste?

Hermione frunció el ceño.

—¿Qué?

—Necesitaste su ayuda cuando yo estaba aquí, dispuesto. —murmuró. Aún no tenía la decencia de mirarla.

—Draco, no es como piensas. —repitió la castaña, cautelosa—Yo iba a seguirlos de todas formas con o sin tu ayuda, pero Zhor me arrastró para detenerme y para advertirme de que Pansy y Blaise no eran trigo limpio. Tuvimos una charla, perdí tiempo y él dijo que sabía dónde solían reunirse las serpientes para hablar sin interrupciones. Yo no fui a por él, Draco.

Él vaciló.

—Pudiste contármelo de todos modos.—repuso, suspirando. Había suavizado el tono y se apoyó en la pared.

—Me habrías engatusado para no hacerlo. —balbuceó.

—¿Cómo puedes estar tan segura?

—Porque tal vez haya partes de ti que no quieres que sepa.—susurró Hermione mirando al suelo.

—Ya conoces los secretos más oscuros y no te has ido. ¿Por qué debería darme miedo que tú supieras de lo que estaban hablando Zabini y la otra?

Hermione intentó no esbozar una sonrisa al oír cómo había llamado a su prometida.

—Puede que haya más.

—No lo hay.

—¿Me habrías ayudado? A seguirles.

—Sí.

Hermione sonrió y le cogió las manos. Le acarició los dedos y él se relajó.

—Oí algo. —susurró él. Sus frentes estaban a centímetros de tocarse—Algo que me tuvo toda la noche en vela.

—¿Qué? —preguntó subiendo las manos por sus brazos, terminando el recorrido en su cuello.

—Lo haces a propósito. —sonrió el chico—No voy a poder estar enfadado contigo mucho tiempo si no dejas de tocarme.

—¿Estabas enfadado? —dijo, con un tinte de sorpresa en su voz.

—Molesto, más que nada. —respondió y Hermione absorbió su aliento, con tremendas ganas de besarle.

—Oh.

—Oh.

—¿Qué oíste?

—Él siente cosas por ti.  —suspiró.

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